Aún hay sitio para más gloria

El Málaga echa el telón a la temporada en el Camp Nou mirando la sexta plaza, que ahorraría una ronda europea y sería la segunda mejor clasificación histórica

Manuel Pellegrini, en un entrenamiento reciente en el Ciudad de Málaga.
Manuel Pellegrini, en un entrenamiento reciente en el Ciudad de Málaga.
José L. Malo Málaga

01 de junio 2013 - 05:02

No se antoja muy complicada la carambola que dejaría al Málaga sexto al cierre de la Liga. Puntuando o no ganando el Betis lo lograría. Sería la segunda mejor clasificación de la historia, que llegaría también con el puño y la letra de Manuel Pellegrini tras haber puesto el listón en la cuarta posición el año pasado. El chileno ya dijo adiós en casa, como tenía que ser, pero hasta en su última hoja de servicio puede volver a hacer historia. Hace ya meses que se fue anímicamente, pero en ningún momento permitió que su equipo descarrilara de la senda del éxito. Hoy no tendrá casi 30.000 almas coreando su nombre, sí un escenario de lujo mundial para certificar su obra maestra de dos años y medio en Málaga. Él desterró los imposibles de La Rosaleda, así que el 1 fijo en la quiniela puede ser una temeridad.

Sexto. Es historia, es descanso, es tregua para que la dirección deportiva se acerque al mercado con mejor disposición y acierto. Suena a chino antes de que el TAS decida y a aperitivo después de haber sido semifinalista de Champions durante 182 minutos. Sin embargo, acabar en sexta posición tras jugar nueve meses con resaca es un mérito tan fácil de identificar como echar un vistazo al peaje de los Betis, Celta, Real Sociedad o Villarreal cuando llevaron su modestia a la máxima competición.

Pero claro, hace ya semanas que los jugadores del Málaga pasan más tiempo en el andén que en el campo. Y las pocas rayas de energía parecieron agotarse en el adiós celebrado el domingo pasado contra el Deportivo. Mal asunto antes de arrostrar al ejército de los 100 puntos. La centena obsesiona. No es una meta simbólica, es borrar el último resto de mourinhismo entre los azulgrana. Ya se ha ido el luso, pero si tiene que aparecer en los anales de la historia, los de Vilanova quieren que sea con el mismo mérito que el del barcelonismo. El síndrome de Estocolmo es tal que Sandro Rosell no dudó en ofrecer un millón de euros a repartir entre la plantilla para asegurarse de que no faltará una pizca de motivación esta tarde. Así que, entre el bonus y el desprecio de la Liga de Fútbol Profesional al Málaga anticipando el horario, parece que es el conjunto local el que se juega más que los blanquiazules.

No acude con sus mejores galas el Málaga, aunque sí bastante armado teniendo en cuenta la poca gasolina que lleva en el depósito y los rigores de la temporada. Demichelis e Iturra no podrán despedirse en el Camp Nou, bien sea un hasta luego o un hasta siempre. Todos los demás sí llegan a la cita. Lo bueno del estadio azulgrana es que se parece a ir a una cena de gala, te obliga a sacar lo mejor del armario aunque no tengas ganas de acudir a la cita. Isco y Joaquín, en su último tango juntos, serán los que tengan que poner guapo al Málaga. Saviola, en su semana feliz, gol, asistencia, paternidad y regreso al Camp Nou, es el delantero con mejores biorritmos en la actualidad. Sin Messi lloverá menos; por si acaso, por ahí campará Toulalan, no hay mejor quitanieves que el francés.

En cualquier caso, será difícil predecir el rendimiento de los blanquiazules. Con la duda de si será Lugano o Sergio Sánchez quien ocupe el puesto de Demichelis, esta temporada el Málaga ha demostrado ser capaz de ganar al Madrid 3-2 para luego caer 6-2. De caer rendido a los pies de Messi a obligar al Barcelona a rendir por encima del cien por cien para eliminarle en la Copa del Rey. De hecho, el 2-2 de la ida de los cuartos de final es un serio aviso a navegantes. Desde luego, puntuar en el Camp Nou o repetir la gesta de Joaquín Peiró en el 98 sería el digno broche para la obra de Pellegrini.

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