Se va con un ascenso y dos permanencias

El gijonés cumplió con sus objetivos, pero estaba divorciado de la mayoría de la afición · Ayer vivió su primera destitución

J. L. M. / Málaga

17 de junio 2010 - 05:02

Por cuarta temporada consecutiva, Muñiz abandona el banquillo en el que se sentaba, pero por primera vez fue a través de un despido. Marbella, en la 06/07, Málaga (07/08) y Racing (08/09) facilitaron su salida (con más palos en las ruedas desde Cantabria). Ayer conoció una nueva cara del fútbol, la cruda realidad del entrenador. Fernando Sanz lo trajo un día y, un año y tres días después, Fernando Sanz le dijo adiós en nombre del jeque, a quien no ha conocido. Sí a su brazo legal en Málaga, a quien ayer le presentaron fugazmente y con quien ya no podrá intimar.

El gijonés se marcha tras cumplir su tercera temporada como primer entrenador, selladas con un ascenso a la élite (07/08) y dos permanencias, una con sabor a supervivencia de la entidad (06/07, con el estallido de la Ley Concursal y el flirteo con el descenso a Segunda B), la otra con poso de divorcio. En números son 112 partidos dirigidos al Málaga, con 37 victorias, 40 empates y 35 derrotas (149 goles a favor y nueve menos en contra).

Su destitución es irónica. Muchos de los que le conocían querían echarlo pero no pudieron cumplir su deseo; el que no lo conoce ha decidido darle la baja sin ni siquiera tener un contacto personal con él. Semanas antes de que el jeque tomara la decisión de prescindir de él, Fernando Sanz le había ratificado públicamente pese al enfado de un amplio sector de la afición, que durante varios partidos de la temporada pidió a gritos en La Rosaleda su marcha. Agradeció ese refuerzo pero con el caparazón puesto. Así es Muñiz ante las críticas y los halagos. Sólo su mujer sabe cómo encajó de verdad los continuos cánticos de "Muñiz vete ya".

El asturiano ya había empezado a preparar la campaña venidera. De hecho, a excepción de unos días sueltos para estar con las tres mujeres de su vida (su esposa y sus dos hijas), no había dejado de ir a La Rosaleda a configurar el trabajo de pretemporada. Allí dejó de personarse cuando Fernando Sanz le comunicó que había un cambio en ciernes. Ya antes de eso, cuando madrileño hizo su viaje fantasma a Oriente Medio, Muñiz empezó a barruntar lo peor. Aun así, nunca dejó de lado su teléfono. Sus llamadas habían dejados varios fichajes apalabrados. Nadie queda indiferente ante su salida. Ni para los que querían su continuidad y ni para los que lo querían fuera.

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