La versión de la UMA con el Málaga Ciudad Redonda: "No podemos pagar lo que no nos corresponde”

Susana Cabrera, Vicerrectora de Proyectos Estratégicos, Relaciones Institucionales y Bienestar Universitario argumenta que "no eran trabajadores de la universidad"

"La UMA nos adeuda 800.000 euros"

El UMA Antequera celebra el título de Copa en 2022. / Efe

A finales de 2023, la Universidad de Málaga decidió “suspender las actividades del Club Deportivo por numerosas deficiencias en la modificación estatuaria no subsanadas”, se comunicó en su momento. El club comenzó los trámites para poder modificar sus estatutos, adaptándolos al nuevo decreto del 8 de marzo de 2022 que regulaba el registro de entidades deportivas en Andalucía. A mediados de marzo, la Junta de Andalucía aprobó dichos estatutos y el CD UMA pasa a cumplir los requisitos para seguir siendo un club deportivo, pero se mantuvo la decisión de prescindir de él. El club que apenas dos años antes había ganado la Copa del Rey y había ascendido a Primera División pasaba a otro estado, del que intenta recuperarse.

A raíz de las declaraciones de José Carlos Rodríguez, presidente del Málaga Ciudad Redonda, nombre actual del club aunque siga siendo la misma entidad, este periódico consultó a la UMA cuál es su versión de lo que ocurre y de las demandas de la entidad de fútbol sala. Susana Cabrera, Vicerrectora de Proyectos Estratégicos, Relaciones Institucionales y Bienestar Universitario, atendía a Málaga Hoy y explicaba que “en ningún momento sabíamos que había una deuda de 800.000 euros. Esos trabajadores eran de ellos, del club, no de la UMA. Intentar decir que somos nosotros los que teníamos que pagar a esos trabajadores es un disparate. Le encargábamos actividades y ellos nos proporcionaban monitores, que no trabajaban para la universidad. La cuantía de los importes que recibían se decidía anualmente. El fútbol sala era una de la cosas que tenía el club y otras eran también las actividades federadas y de los alumnos. Nuestro encargos hacia el club eran proporcionar una serie actividades deportivas, como monitores para pilates o ese estilo, y llevar los equipos federados de la universaidad. Se hacía un encargo anual, no eran trabajadores nuestros, ni los futbolistas ni esos trabajdores que ellos buscaban. No entendemos lo que piden. Es un encargo que se hacía como a otras empresas”.

“Independientemente de que la situación económica de la universidad no sea la ideal, pero no podemos pagar algo que no nos corresponde pagar”, respondía Susana Cabrera sobre si había alguna vía de arreglo para solventar la situación: “El club era independiente, tenían sus estatutos y funcionaron como un medio propio pero no cumplían con los requisitos de los medios propios, en ese caso tendríamos que haberlo sacado a concurso. Es por ello por lo que se decidió, como ya se explicó en su momento cuando se tomó la decisión de no continuar”. Así está una situación que se vislumbra que se decidirá en los juzgados.

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