Visto y Oído
Carmen Machi
La draghización del consejo de gobierno del BCE, como lo denomina ya la prensa alemana, en detrimento del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, no cuenta con el beneplácito de los alemanes. Los últimos sondeos reflejan que éstos no sólo han perdido la confianza en el presidente del BCE, sino que empiezan a temer que la crisis les pase factura.
El miedo y la desconfianza son el germen de cultivo del euroescepticismo, una tendencia cada vez más en alza en el país de Angela Merkel. En el sondeo elaborado por el instituto demoscópico YouGov para Dpa, un 54% de los consultados desean que el Tribunal Constitucional alemán decida el próximo 12 de septiembre a favor de las demandas presentadas contra el pacto fiscal y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede).
Un dictamen a favor de los demandantes supondría la paralización de los dos instrumentos y, en consecuencia, del polémico programa de compra de bonos soberanos, ya que el BCE condiciona su propio plan a que los países acudan antes a los fondos de rescate.
El nerviosismo recorría ayer los principales diarios alemanes, que se preguntaban si se ha establecido el precepto del "todo vale". Esta inquietud en la prensa obligó al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, a salir en defensa de la política del BCE. "El mandato del BCE se limita claramente a la política monetaria y las decisiones que fueron tomadas ayer se engloban dentro de esta esfera", explicó durante una comparecencia en Estocolmo. "No es el principio de una financiación estatal. Eso sería inaceptable".
Por su parte, el ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, dijo respetar la independencia del BCE y sus decisiones, y afirmó que por primera vez en meses ve "una pequeña luz en el horizonte".
Desde Berlín no se cansan de repetir las palabras de la canciller alemana durante su visita el jueves a Madrid en el sentido de que el BCE actúa de forma independiente y en el marco de su mandato. La propia Merkel reiteró ayer que la actuación del BCE estará sometida a "controles" y "garantías". "Garantía y control, ayuda y control y condiciones, van de la mano. Ése es justo el camino que siempre hemos tomado", afirmó la canciller durante su visita de ayer a Austria.
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