Las bodegas de Jerez barajan adelantar los envíos como "mal menor" ante la amenaza de aranceles de Trump
El sector del vino y el brandy de Jerez hacen un llamamiento a la UE para "rebajar tensiones" y sentarse a negociar
"El adelanto sería una medida limitada y temporal; frente a un arancel del 200% hay poco que hacer, te saca del mercado"
Las exportaciones andaluzas caen un 6% en enero por el desplome de Sevilla, pero crecen en EEUU ante la amenaza de aranceles

Jerez/El pulso que mantienen EE.UU y la UE en la escalada de la guerra comercial desatada por la Administración Trump hace un flaco favor a la industria del vino y las bebidas espirituosas, que muestra su hartazgo ante una nueva disputa ajena al sector, pero que le salpica una vez más de lleno.
Las bodegas del Marco de Jerez, entre las víctimas colaterales del conflicto comercial iniciado con los gravámenes a las importaciones de acero y aluminio en EE.UU., ya en vigor, y las sucesivas réplicas de aranceles a productos agrícolas, entre otros, por parte de Washington y Bruselas, la última de ellas la amenaza de aplicar un 200% a los vinos y demás bebidas alcohólicas europeas lanzada por Donald Trump, comparten la preocupación del sector ante esta espiral imparable, frente a la que reclaman a las autoridades europeas "rebajar la tensión" para favorecer la negociación.
En este contexto, algunas bodegas jerezanas están considerando la posibilidad de adelantar sus envíos a EE.UU. para eludir estos aranceles medida que, en cualquier caso, tendría un "efecto limitado y cortoplacista", sería un "mal menor" frente a un conflicto que podría prolongarse en tiempo, señala el presidente del Consejo Regulador del vino de Jerez, César Saldaña, quien desliza que "frente a un arancel del 200% hay poco o nada que hacer, porque te saca del mercado, ya que una botella de vino que se venda a 17 euros pasaría a 45 euros”.
“Las bodegas están evaluando esta posibilidad con sus distribuidores en EE.UU., pero no nos consta que haya una avalancha de envíos para anticiparse a una medida que está aun sin concretar”, indica Saldaña, quien al igual que Ricardo Rebuelta, su homólogo en el Brandy de Jerez, confirma que “las empresas no han entrado en pánico aún, aunque hay mucha incertidumbre y preocupación”.
Mercado de valor más que de volumen
EE.UU. es el quinto y el séptimo mercado de las exportaciones del vino y el brandy de Jerez, respectivamente, con volúmenes de más de 800.000 y 200.000 botellas en los últimos años, del orden de entre el 2% y el 3% de sus totales, según las estadísticas de los consejos reguladores, cuyos presidentes subrayan, sin embargo, que el país norteamericano "no es tanto un mercado de volumen como de valor", que en el caso del vino de Jerez, supera en casi un 50% al precio medio de las exportaciones.
Los últimos datos elaborados por el sindicato de técnicos de aduanas Gestha cifra en unos 18 millones de euros el valor de las exportaciones andaluzas del sector a EE.UU, de los que más de 11 millones corresponden a la provincia de Cádiz, 8,6 millones de vinos y 2,7 millones de las demás bebidas alcohólicas. Y el grueso de esta facturación corresponde al vino y al brandy de Jerez, así como a otras bebidas espirituosas similares al brandy que se salieron de la Denominación de Origen del destilado jerezano, pero que también elaboran las bodegas jerezanas.
Estados Unidos ilustra el camino emprendido por las denominaciones de origen jerezanas en busca de mayor valor añadido para paliar la caída en volumen que arrastran los productos amparados desde hace años, motivo por el que las bodegas se mantienen a la espera de acontecimientos, aunque con la esperanza de que la amenaza de Trump no llegue a materializarse.
“Confiamos en que se quede en una amenaza, que sea sólo una estrategia para tener una posición fuerte de cara a una posible negociación, por lo que pedimos a la UE que no conteste a los aranceles con más aranceles, que evite esa espiral que no beneficia a nadie en favor del diálogo”, señala el presidente del Brandy de Jerez.
Rehenes de conflictos comerciales ajenos al sector
Para ello, los consejos reguladores del vino y el brandy de Jerez están en contacto con las patronales españolas y europeas del sector, cuyos llamamientos a las autoridades comunitarias para no entrar en el “y yo más” no han surtido efecto hasta la fecha.
“Las patronales europeas y americanas llevamos meses, desde antes de las elecciones y posterior investidura de Trump, alertando a Bruselas y Washington de la necesidad de unas reglas comerciales transparentes para favorecer la creación de valor y de empleo en lugar de fomentar una guerra que no lleva a nada”, comenta Bosco Torremocha, director general de Espirituosos España (FEBE).
El responsable del sector de las bebidas espirituosas y ex director general de la patronal bodeguera del Marco de Jerez (Fedejerez) se hace eco del "hartazgo" que hay en el sector por una situación que es un calco de lo que se vivió en el anterior mandato de Donald Trump, cuando se puso fin al acuerdo de ‘cero por cero aranceles’, en vigor entre 1997 y 2018, periodo durante el que el comercio de vinos y los destilados entre ambos lados del Atlántico registró un incremento del 450%.
A partir de entonces, la industria del vino y los destilados sufrió las consecuencias de los aranceles al acero y al aluminio, a los que posteriormente se unió el conflicto comercial entre Boeing y Airbus, “sectores que nada tienen que ver con nosotros, por lo que le pedimos a Bruselas que se busque otro rehén, que saque al bourbon y al whiskey de la lista de productos americanos que se verían afectados por los aranceles en Europa, solicitud que respaldan otros Estados miembros", para propiciar así la salida también de los vinos y espirituosos europeos en la réplica de Estados Unidos.
"En aquella ocasión se aplicaron 'aranceles carrusel' -así denominados al contemplarse una rotación periódica de los bienes afectados para repartir el impacto-, y si se cumple la amenaza de Trump, ahora no nos toca", señala Torremocha, quien advierte de que, en el vino y los espirituosos, un arancel del 200% “te puede sacar del mercado para siempre”, ya que tienen el problema añadido de ser productos que están asociados a un origen, por lo que no pueden trasladar su producción a Estados Unidos como recomienda su presidente para evitar los gravámenes.
En palabras de Torremocha, "ni siquiera empresas que tienen distribución propia en EE.UU., como González Byass, se librarían de estos aranceles, porque el vino nunca podría producirse allí; es un damero maldito en el que se mueve la ficha en un lado y luego en el otro, pero al final siempre pierden los productores, que nada tienen que ver con el acero y el aluminio ni con la fabricación de aviones".
El director general de FEBE considera que pese a la escalada, “aún hay margen para la negociación”, por lo que apela a las autoridades europeas y norteamericanas a escuchar a los sectores afectados, que en su día lanzaron una campaña conjunta a ambos lados del Atlántico bajo el lema ‘EEUU-UE: un brindis por la unidad’ a través de la que reclaman poner fin a unos aranceles que consideran “discriminatorios”.
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