Fernando Faces
Donald Trump y las megatendencias globales
La banca cree que el nuevo impuesto extraordinario anunciado por el Gobierno dificulta la capacidad del sector de generar o atraer capital, lo que puede contribuir al deterioro de la economía española y encarecer el crédito en un momento en el que ya suben los tipos de interés.
Aunque las entidades están a la espera de conocer los detalles sobre la creación de un impuesto para recaudar unos 1.500 millones anuales durante dos ejercicios, algunas fuentes financieras consultadas coinciden en la arbitrariedad de una medida de estas características y la inseguridad jurídica.
Por una parte, lamentan que los impuestos se usen para luchar contra causas sobrevenidas como la invasión de Ucrania y el aumento de la inflación. Creen que aviva los miedos entre los inversores a invertir en el sector, lo que se traduce en un encarecimiento del coste de capital.
Además, esta nueva tasa penaliza a los bancos españoles frente a los competidores europeos, lo que profundiza en la fragmentación bancaria europea y hace que la mayor inestabilidad en el sector acabe repercutiendo en las finanzas públicas.
También consideran que la medida aumenta la inseguridad jurídica y daña la credibilidad de España, lo que explicaría, según esa visión, que los cincos bancos que forman parte del Íbex 35 perdieran 4.800 millones de capitalización en el primer día del anuncio.
De esa cantidad, 320 millones corresponden al Estado por su participación en Caixabank.
Distintas fuentes financieras coinciden en que este tipo de anuncios por sorpresa ponen en peligro la credibilidad de la política fiscal del Gobierno, lo que puede acabar traduciéndose en un encarecimiento del propio coste de financiación del Estado.
El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, justificó la creación del impuesto por la mejora de los ingresos que en teoría tendría la banca con el alza de los tipos de interés, pero en el sector financiero preocupa que esta justificación siente un precedente y reste capacidad a la política monetaria, la herramienta de los bancos centrales para mantener la estabilidad de precios.
Los bancos son los encargados de trasladar esa política monetaria por lo que insinuar que una subida de tipos conlleva un enriquecimiento injustificado para los bancos es poner en serio cuestionamiento el buen funcionamiento a largo plazo de esta correa de transmisión, apuntan desde una de las grandes entidades.
Algo en lo que varios coinciden es que la financiación se encarecerá porque el precio del crédito se calcula para cubrir los costes y lograr un retorno del capital utilizado en la operación. Si aumentan los impuestos, aumenta el coste del capital y eso se traduce en un encarecimiento de los préstamos.
Encarecer los préstamos y reducir al mismo tiempo la capacidad crediticia de la economía es doblemente negativo porque se produce cuando la economía se está desacelerando y cuando se necesita un mayor esfuerzo inversor para modernizar el país y competir con el resto de economías.
Por último, casi todas las fuentes consultadas consideran excesivo que el Gobierno pretenda recaudar 1.500 millones al año con un impuesto de este tipo porque supondría el 10% de los beneficios antes de impuestos obtenidos por la banca en España en 2021, o un 18 % si se coge la media de los últimos siete años.
Recuerdan asimismo que la banca ha sido parte de la solución durante la pandemia y ya soporta un elevado volumen de impuestos pues se le aplica un tipo nominal más alto en el Impuesto de Sociedades, además de recargos vía contribuciones al Fondo de Garantía de Depósitos, al Fondo Único de Resolución europeo y a los depósitos.
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