La sevillana Proinsener adapta contenedores marítimos para hacer agricultura sin tierra ni luz solar
La empresa, con sede en Aznalcollar, está especializada en exportar instalaciones eléctricas en contenedores y pretende duplicar su producción con almacenamiento energético, centros de datos y agricultura vertical
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Sevilla/La sevillana Proinsener, con sede en Aznalcóllar, es un ejemplo de cómo una crisis, la de 2008, que acabó con buena parte del tejido productivo, puede convertirse en una oportunidad. Cuatro empleados de una empresa mediana distribuidora de material eléctrico se quedaron en paro al quebrar la firma y decidieron aprovechar su 'know how' para fundar Proinsener. “El mercado estaba muerto en España por el hundimiento de la fotovoltaica y la única opción era ir fuera pero los edificios de hormigón que se hacían entonces, y que albergaban los equipos eléctricos, tenían un coste elevado de transporte, tanto por camión como en barco. Así que nosotros ideamos que un contenedor marítimo pudiera reconvertirse en sala eléctrica”, explica José María Molina, fundador de la empresa. Ramón Ortiz, José Amador Ballestero y José Carlos Pérez son sus socios, con un 25% de la empresa cada uno.
El 'modus operandi' es sencillo: un contenedor fabricado en China y cargado de mercancías llega a España. Proinsener se queda con el contenedor una vez vacío y lo adapta como sala eléctrica con puertas, rejillas, refuerzos térmicos o aire acondicionado. Esta fórmula se ha convertido en la principal fuente de negocio de Proinsener, que también trabaja fabricando ellos mismos los contenedores, con los tradicionales edificios de hormigón o con skids parar equipos al aire libre.
Desde 2012, año de fundación, ha vendido en más de 50 países 2.000 salas eléctricas, y cada semana salen de cuatro a seis contenedores al exterior desde Aznalcóllar, un emplazamiento ideal por su cercanía tanto con el puerto de Algeciras como con el de Sevilla. En países como Australia tiene 200 salas instaladas y en Chile 150, país donde creó una filial, ya que fue adjudicataria del mantenimiento de una planta solar durante dos años. “El 80% de nuestra facturación viene de empresas internacionales. No hemos hecho un esfuerzo grande por dar a conocer la empresa en España y Andalucía, porque nuestro cliente está en otro lado”, dice Molina. A pesar de ello, fue galardonada con el premio Pyme Sevilla 2023 por la Cámara de Comercio de Sevilla.
Con una facturación media de entre 9 y 10 millones de euros en los últimos años (en 2023 fueron 13) y una plantilla estable de 60 trabajadores (que llegan a 80 en los picos de producción) Proinsener tiene la ambición de crecer con nuevas líneas de negocio. Tiene proyectado modernizar y duplicar la superficie de las instalaciones productivas, actualmente de 8.000 metros cuadrados, para doblar la producción. Molina calcula que eso requerirá de una inversión de entre tres y cuatro millones de euros y ya se ha solicitado una ayuda a la Junta de Andalucía.
¿Cuáles son las nuevas líneas de negocio? La primera es la de almacenamiento de energía con la 'contenerización' de baterías eléctricas, con lo que se lleva trabajando desde 2018. En ese caso sí se pone el foco en el mercado español, en una solución integrada para la industria, ya que el coste de las baterías se está reduciendo en un contexto de precios eléctricos estables. Aun así, en 2021 Proinsener logró el hito de vender en Reino Unido soluciones de almacenamiento para dos parques de 50 MW. El segundo modelo de negocio es el de los Centros de Procesamiento de Datos (CPD) portátiles, que “puedan ser fácilmente transportables por una necesidad de información puntual en un evento”. Hasta ahora, Proinsener ha fabricado tres proyectos.
Y la tercera línea, y quizás la más novedosa, es la agricultura vertical, un concepto poco desarrollado en España pero que en países como Estados Unidos, Japón y Holanda ya tiene una cierta pujanza. “Está más presente en países que necesitan aplicar esta tecnología a la agricultura para tener productos frescos y de buena calidad. Aquí hay sol y tierra, por lo que se ha desarrollado menos”. Aun así, Molina avisa: “O aplicamos el conocimiento agrario que tenemos en esta tecnología o otros lo harán y nos comerán la tostada”.
Así explica Molina el concepto: “Se basa en que la planta no necesita tierra, sino los nutrientes únicamente; no es necesaria ni la luz solar, solo determinados espectros de esa luz solar y para cada uno de sus desarrollos vegetativos. Sin tierra ni sol también se pueden producir plantas”. Proinsener trabaja, junto con el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (Ifapa) de la Consejería de Agricultura, en el desarrollo de Agricube, una planta modelo modular para producción vertical de fresas en entornos controlados en el centro experimental Finca El Cebollar de Huelva.
Se trata de un contenedor marítimo de unos 40 pies de largo (algo más de 12 metros) con dos habitáculos, uno para la zona de germinación y otro para el desarrollo vegetativo, con equipos de análisis bromatológico y métricas de producto. Gracias a su sistema de fertirriego y al uso de agua reciclada el ahorro en el uso del líquido elemento es del 90%. La capacidad productiva de 5 contenedores equivalen a una hectárea en suelo, dependiendo del cultivo y el número de ciclos
Proinsener solo trabaja en elaborar una receta digital para fresas, sino también de brotes verdes para la alta cocina y restauración, alimentación para ganado, cáñamo o azafrán.
Los resultados determinarán la receta más óptima y rentable desde el punto de vista nutricional y económico, y se diseñará una sala de dimensiones superiores, previsiblemente en un año, para presentarla al sector agrícola e industrial. Proinsener solo se ocupa de la adaptación de los contenedores Para la comercialización del producto, está abierto a que cualquier empresa agrícola, incluidas cooperativas, puedan participar.
Molina imagina un futuro en el que se puedan producir fresas de Huelva junto a un supermercado de Munich. En el que se pueda recoger el producto en su punto de maduración (que puede ser en cualquier época del año, incluso fuera de temporada, ya que tendría varias rotaciones) y entregarla al cliente de inmediato. “Supone una transformación total de la cadena de valor”, dice Molina, que asegura que el 5% de las fresas que vende el supermercado Lidl en Alemania tienen su origen ya en la agricultura vertical.
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