Bernardo Crespo, de boina verde a formar parte de la lista del PP de Ronda

Política

Tras acceder a la BOEL y participar en la misión de la OTAN en la antigua Yugoslavia, un accidente en un entrenamiento acabó con su carrera y le llevó hasta la política

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Bernardo Crespo durante su etapa como sargento de la BOEL.
Bernardo Crespo durante su etapa como sargento de la BOEL. / M.H.

La guerra de los Balcanes fue uno de los acontecimientos históricos más trágicos de la historia reciente de Europa, un conflicto armado en el se vio inmersa la antigua Yugoslavia y que provocó miles de muertos en las luchas internas entre croatas, bosnios y serbios. Un conflicto especialmente sangrienta con un numerosos escenarios en los que fueron asesinados miles de civiles por el mero hecho de tener una ideología o religión diferente.

Los intentos por pacificar la zona llevaron a la comunidad internacional a realizar una intervención militar primero bajo bandera de la ONU y, posteriormente, de la OTAN. Era la primera gran misión del Ejército español en el exterior aunque anteriormente había participado en actuaciones en el Kurdistán iraquí o enviando observadores, pero nada parecido.

Una de las ciudades en las que se desplegaron los soldados españoles fue Mostar, una de las poblaciones más afectadas por la guerra en Bosnia-Herzegovina, y en la que primero lucharon musulmanes y católicos contra los serbios y posteriormente terminaron enfrentándose entre ellos mismos.

En ese escenario se encontraba Bernardo Crespo, un joven sargento primero natural del Bierzo que por aquella época forma parte de una de las unidades de la Bandera de Operaciones Especiales de la Legión (Boel) con sede en Ronda, la élite del Ejército, los conocidos como boinas verdes.

Su misión, ya bajo paraguas de la OTAN, era tratar de implementar la paz y evitar los asesinatos, venganzas y acabar con cualquier tipo de enfrentamiento que pudiese producirse. Aunque nunca llegaron a entrar en combate, sí que vivieron muchas situaciones de alta tensión al interponerse entre los dos bandos enfrentados.

“Todavía recuerdo con nitidez un día que estábamos en Mostar comiendo tras una misión que había sido relativamente tranquila cuando nos avisaron de que había un tiroteo y que había matado a una persona, tras acudir a la zona la situación era muy tensa, le habían dado once a doce disparos y tuvimos que actuar”, recuerda Crespo.

“Todavía recuerdo que uno de mis compañeros me preguntó si teníamos permiso para disparar, a lo que respondí rápidamente que sí, estábamos preparados para aquello, sabíamos lo que teníamos que hacer y las consecuencias, aunque finalmente no hizo falta hacerlo”, dice Crespo, sin dar muchos más detalles de aquella intervención y tampoco de las otras muchas que realizaron durante su estancia en el país.

Era el culmen de una carrera que había empezado bastantes años antes tras decidirse alistarse a la Legión como voluntario al dejar sus estudios para evitar el servicio militar obligatorio no le interrumpiese posteriormente al incorporarse al mundo laborar. Fue cuando estando en el antiguo Campamento Benítez de Málaga pasaron miembros de la Boel captando aspirantes y decidió apuntarse pese a las advertencias de algunos que conocían la dureza del curso de acceso. “Yo no tenía herencia militar en mi familia, soy hijo de una familia de agricultores humilde, pero sentí que era lo que quería ser”, dice Crespo.

Y cuando mejor se encontraba, tras participar en la misión internacional y tras superar numerosos cursos de especialización dentro de su unidad, poco le hacía pensar que un accidente durante un salto en los pantanos de Ardales acabaría con su carrera militar y la vida le llevaría a la política, aunque nunca había pensado dedicarse a ella.

Un accidente que cambió su vida

“Fue muy duro, con treinta y pocos años, fuerte como un toro, se me paró la vida tras la lesión que sufrí en las vértebras y que me dejó secuelas que todavía padezco”, dice Crespo, que tras superar aquel golpe inicial decidió prepararse para poder acceder a la universidad y fue cuando tuvo contacto con un profesor, Francisco Ruiz, que le dejó huella y que le hizo despertar el interés por la política. Tras ello y ya iniciados los estudios de Ciencias Políticas, decidió con un compañero que si querían ayudar a cambiar algo tendrían que hacerlo desde dentro de un partido. “Junto a una chimenea en el Bierzo decidimos que nos teníamos que afiliar a un partido, en aquella época descartamos a IU, Zapatero andaba en el PSOE y decidimos hacerlo en el PP, así que cuando regresé a Ronda me acerqué a la sede y me afilie”, afirma.

Tras años de colaboración como simple militante en 2011 formó parte de la candidatura del Partido Popular siendo elegido como concejal y llegando al Gobierno tras un acuerdo en el PA, asumiendo la delegación municipal de Deportes, aunque la experiencia no fue nada parecida a lo que había aprendido en la política teórica.

“La gestión municipal no tiene nada que ver con la política teórica, eso queda para los del Congreso, aquí nos encontramos un ayuntamiento en la ruina y no teníamos ni pagar las nóminas”, explica. Asegura que fueron momentos muy duros, con más de cuarenta familias que conformaban la plantilla a su cargo. “No se hablaba de Deportes, era solo dinero, teníamos que ir con la recaudación en metálico al banco para poder pagarles”, dice Crespo, que no duda en asegurar que prefiere” mil veces el trabajo en Bosnia que lo que nos tocó vivir en el Ayuntamiento de Ronda en 2011, para lo primero estaba preparado, sabía lo que tenía que hacer y cómo hacerlo, para lo segundo no”, concluye.

Tras salir del Gobierno tuvo que dejar el Partido Popular al tener un incidente en redes sociales con varias personas que le obligaron a presentar su dimisión. “Fui un ingenuo, no pensé que hay personas que su trabajo es tirarte de la lengua y yo caí en la trampa, me arrepiento de aquello y hoy no me volvería a pasar”, señala. Aquella salida abrupta pesó que era su final en la política, aunque tras el nacimiento de Ciudadanos creyó que había encontrado un partido que le representaba, ya que se define de “centro”, aunque la experiencia no terminó bien y tras participar en la conformación de la candidatura para las elecciones municipales de Ronda se fue alejando de la formación naranja hasta abandonarla.

La llamada de la alcaldesa de Ronda

Entonces sí creyó que su etapa política había llegado definitivamente a su final y se dedicó a su gran pasión, la montaña, y a cuidar de su familia, ya que uno de sus integrantes pasaba por unos momentos de salud muy delicados. Fue entonces cuando llegó la llamada de la alcaldesa rondeña y candidata del PP, María de la Paz Fernández, para pedirle que volviese al partido, que quería contar con él, tras lo que decidió retornar a su formación. “En el primer momento todo el mundo de mi entorno me decía que no me fuese, que no necesitaba pasar por aquello, ahora han sido ellos los que me han animado a volver”, señala Crespo, que asegura que ahora su forma de trabajar sería diferente tras la experiencia acumulada.

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