Teatinos-Universidad: Un presente en construcción
El ruido en El Romeral, los accesos, el tráfico y las caballerizas, son algunas demandas vecinales que se repiten desde hace dos décadas
En un distrito en constante crecimiento y aún por hacer, se necesita de la planificación oportuna para evitar el fracaso
Málaga/Como amenazantes brazos de gigantes a ojos de Don Quijote, las grúas de las decenas de promociones que se construyen simultáneamente han vuelto a ser elemento protagonista del paisaje del distrito Teatinos-Universidad, el número 11, el último y más nuevo, una realidad aún en construcción. Las parcelas que durante los años más duros de la crisis quedaron convertidas en solares yermos, muchos de ellos destinados a aparcamientos en las zonas de restauración más concurridas, han cobrado vida casi de la noche a la mañana. Las grandes avenidas se pueblan de esqueletos de hormigón que se van vistiendo de ladrillo de manera ágil mientras quedan sin solución demandas ciudadanas de hace 20 años.
La popularmente conocida como Fuente de los Colores, en la plaza de Sandro Botticelli, lleva siete años sin funcionar y esa desidia, quizás, sea una buena metáfora de algunos asuntos enquistados que no encuentran respuesta municipal.
Para los vecinos de la zona más al este del distrito, las caballerizas son su principal preocupación. “En 2009 Francisco de la Torre ya llevaba en su programa electoral la retirada de los caballos y en un consejo de Urbanismo se aprobó hace tres años su traslado y sigue sin hacerse nada, a pesar de que también pusimos una denuncia en 2016”, explica Miguel Millán, presidente de la Asociación de Vecinos Parque de Teatinos.
“Olores, caballos muertos, cubas de estiércol que se quedan allí durante semanas, además de las malas condiciones en las que están los animales, no es lugar para esto, no pueden estar a menos de 30 metros de las viviendas y ahí siguen después de toda esta lucha”, protesta Millán. Para este vecino también fue un golpe bajo “el que nos quitaran dos accesos y una salida al barrio desde la autovía de la noche a la mañana, nos dejaron atrapados”, apunta y señala los problemas de tráfico a ciertas horas en la zona. “Necesitamos recuperar estas conexiones, es una necesidad imperiosa que tenemos”, indica Millán.
Junto a la Ciudad de la Justicia, una plancha y unos pilares abandonados suponen la promesa nunca cumplida de un centro deportivo para el distrito en una parcela de uso social, actualmente vallada y tomada por el matorral. También llevan esperando dos décadas a que conviertan en zona verde un solar en la calle Frank Capra y a que el que está junto al Centro de Salud de la Colonia de Santa-Inés sea destinado a un mercado de abastos, infraestructura de la que el distrito carece. Eso sí, se está levantando una residencia de estudiantes privada en la calle Mesonero Romanos cuando se había anunciado un centro social.
“Los accesos son nuestro principal problema, está el polígono, la Universidad, los juzgados y el Hospital Clínico, todo esto sumado a las viviendas nuevas que se están levantando”, comenta Francisco Olmedo, presidente de la asociación de vecinos Teatinos Ciudad de la Justicia. Y subraya que está en obras un nuevo ramal de salida desde la autovía en sentido Almería hacia el barrio. La falta de servicios ha sido un problema endémico en un distrito tan nuevo. Sobre todo, por la falta de planificación, como subraya Olmedo.
En el terreno educativo se demandaron durante años colegios, faltaban cientos de plazas escolares mientras que el Ayuntamiento cedía los terrenos y la Junta construía. Después, la principal demanda ha pasado a ser la Enseñanza Secundaria y aún se está en la lucha de conseguir un segundo centro para el distrito. “Se debería de mirar más a medio plazo, hacer un estudio de necesidades de servicios por anticipado, sabiendo que se va a saturar la zona se tiene que tener un plan preventivo”, estima Olmedo.
En la zona con más puestos de estudio de la ciudad se encuentra, sin embargo, la biblioteca pública más pequeña. La de la Colonia de Santa Inés es el único espacio municipal para fomentar el hábito lector de los escolares más pequeños. “Y en épocas de exámenes también está copada por los universitarios”, comentan desde las asociaciones de vecinos. Si bien adolece de este tipo de infraestructuras, no se puede decir lo mismo si se habla de restauración. En El Romeral, la proliferación de bares de copas está siendo un suplicio para sus vecinos.
“Las cosas siguen igual que al principio, la declaración de zona acústicamente saturada la han dejado paralizada con la excusa del periodo electoral”, explica Virginia Martín, presidenta de la asociación de vecinos Romeral contra el Ruido. Esta situación no sólo les afecta por el ruido que les quita horas de sueño, concentración para los estudios y calidad del descanso, también “por el problema de la doble fila que dificulta la circulación, por el aparcamiento en las rotondas, la ocupación de la vía pública tanto por la terraza como por clientes de pie y la seguridad ciudadana”, agrega Martín.
“Se cierran unos y siguen abriéndose locales, todo del mismo estilo, con terraza y hasta las 2:00 de mañana los días laborables y fines de semana vísperas de festivo hasta las 3:00”, apunta la presidenta de la entidad. Esto provoca que haya gente que se esté marchando de la zona. “Así es tristemente, cuando se podría poner remedio, lo que no se entiende es que un bar cierre de madrugada cuando al día siguiente hay que levantarse temprano para trabajar e ir al colegio”, agrega. “Además, la gente acaba borracha, desfasa mucho, ha habido peleas, en Nochevieja tuvo que venir la Policía Nacional”, señala.
La falta de limpieza en algunas zonas y de poda de árboles en otras son también demandas ciudadanas que se unen a un clásico, el soterramiento de la subestación eléctrica de Los Ramos, que ya se vendía como una realidad a los compradores ilusos hace más de 17 años.
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