Del Alcázar a la Maroma
La ruta que une estos dos enclaves discurre entre unos parajes naturales en los que la fauna y la vegetación son muy variadas. Las águilas y las encinas son protagonistas habituales de una zona en la que también se observan cabras montesas y pinos
La primavera es sin duda la mejor época del año para realizar senderos a pie por la montaña. A continuación, les ofrecemos un sedero que va del Alcázar a La Maroma , justo en el límite que separa la provincia de Málaga y la de Granada. Comenzamos el paseo en la Sierra Gorda de Loja, un macizo montañoso que deja a sus pies el Poljé de Zafarraya. Desde aquí se observa un paisaje con una intensa actividad agrícola durante todo el año, que genera constantes cambios y contrastes de color y geometría.
El embalse de La Viñuela y el Parque Natural Sierra de las Nieves, al oeste, se funden en el paisaje con las Sierras de Camarolos y de Alhama, más al norte. A medida que vamos subiendo nos vamos encontrando con la vegetación típica de la zona, como el pino salgareño, procedente de anteriores repoblaciones. Los quejigos, la encina y el enebro completan un paisaje con olor a salvia de montaña y a romero.
En media hora de camino la pendiente se suaviza temporalmente en las Ananás de Alcaucín, donde el paisaje cambia sensiblemente para adaptarse a climas más fríos.
Desde esta mayor altitud se pueden localizar en el horizonte, al norte, otras sierras lejanas como la Horconera, en el Parque Natural Sierras Subbéticas, con el pico de La Tiñosa, la mayor altitud en la provincia de Córdoba.
En la misma dirección que marca el sendero se levanta imponente la Peña del Águila. A sus pies, el camino deja de ser tal para convertirse en piedras y matorrales.
Los grupos de cabras montesas son habituales en esta zona, en la que por estas fechas la eclosión de las flores hace especialmente atractivo el paisaje.
Una vez pasado el barranco, la pendiente se suaviza, abriéndose las márgenes del barranco y formando una zona amplia y relativamente llana en la que son muy frecuentes las aves de montaña. También las grandes águilas pueden verse con cierta facilidad, las más frecuentes son el águila real y el águila perdicera.
La chova piquirroja llevará ya gran parte del trayecto junto a nosotros.
Se continúa la subida llegando a una estructura metálica. Son los restos de un pluviómetro totalizador ya en desuso. Los montones de piedras que se ven en esta zona sindican la separación entre los municipios de Alcaucín y Alhama de Granada y a su vez sirven de límite entre provincias. Desde este punto, si la visibilidad es buena, se aprecian los perfiles de la mayor parte de las otras Sierras Béticas. Hacia Levante tenemos Sierra Nevada. A su izquierda se dibujan los perfiles de la Sierra Arana, Baza e incluso Castril y Cazorla-Segura.
Transcurridas tres o cuatro horas desd e el inicio llegamos hasta la cumbre, reconocible por el punto geodésico instalado en la misma. El nombre de Maroma viene dado precisamente por el uso que se hacía de la nieve en este lugar. A poca distancia de la cumbre existe una sima que se utilizaba como pozo de nieve natural dado que su conservación aquí era más fácil. Como esta sima tiene unos treinta metros de caída libre en su primer tramo, se utilizaba una maroma para facilitar la entrada y salida de la misma por parte de los operarios. La cuerda o maroma quedaba fija en el lugar conociéndose por tanto como la sima de La Maroma y por derivación la cumbre recibe el mismo nombre.
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