Los encantos serranos de Cuevas del Becerro
Perteneciente a la comarca de Ronda, el municipio de Cuevas del Becerro dista 20 kilómetros de la Ciudad del Tajo y 105 de Málaga capital. A pesar de su reducida extensión -tan sólo 16 kilómetros cuadrados-, presenta unas características muy definidas que lo diferencian de las cercanas tierras de Antequera e incluso de las rondeñas en las que se enmarca.
El núcleo urbano se levanta sobre una pequeña loma vigilada de cerca por los relieves calizos de la sierra de Vijan y del cerro de los Tercios que forman un pequeño corredor natural por donde discurre el río de las Cuevas, que después de recoger numerosos arroyos del norte del municipio de Ronda, en la zona de Serrato, forma el río Guadalteba.
El municipio ( con más de 1.800 habitantes) se extiende al norte de la Sierra Espartosa, prolongación de la Sierra de los Merinos, y tiene la configuración de una pequeña cubeta, cuya altitud media es de 780 metros aproximadamente, rodeada de relieves calizos de altitud media y con laderas de fuertes pendientes.
Además, el pequeño valle de Cuevas del Becerro está rodeado por otros cerros como el del Castillón, las Palomas y el Pilón del Zorro que con sus afloramientos rocosos salpicados de algunas encinas y matorrales ofrecen un atractivo contraste con los terrenos suaves del valle cubiertos de olivar y campos de cereal.
Dentro del término municipal se han hallado restos prehistóricos en el entorno del Cerro del Castillón, en la zona nororiental del Cerro de las Palomas -éste es el yacimiento más notable- y también junto a la Fuente del Zorro. Pero fueron los romanos los que dejaron los más interesantes testimonios de su estancia en estas tierras, concretamente en las Casas de las Villas, un yacimiento que se halla junto al campo de fútbol y en el que se han encontrado estucos, teselas y monedas de la época imperial. El hallazgo más destacado de este periodo corresponde a una villa aceitera, dedicada también a la alfarería. De esta actividad se conservan dos hornos y parte de un tercero. También ha aparecido material cerámico, teselas, estucos y monedas que apuntan a un hábitat de época imperial.
A escasos metros del casco urbano, se encuentra el Nacimiento del río de las Cuevas. Allí, suele brotar con fuerza un manantial que recorre buena parte del término municipal y posteriormente abastece al Guadalteba y que ha sido acondicionado en los últimos años para el disfrute de vecinos y visitantes.
Al sur de la localidad, sobre un altozano se halla una estructura castral que domina el pueblo. Se trata de una fortaleza de pequeñas dimensiones que cierra un espacio irregular, de planta ovalada. Toda la cumbre de ese cerro se protegía mediante una muralla de la que apenas quedan los cimientos.
El trazado mozárabe y algunas perspectivas urbanas entroncan perfectamente en la tipología de los caseríos serranos. El visitante y el cueveño descubrirán en su recorrido por el pueblo el castillo medieval del Cerro del Castillón, la iglesia de San Antonio Abad, (de principios del siglo XX con una sola nave y en su exterior sobresale la espadaña), y los hornos de alfarería de origen romano y la Cueva del Moro, especialmente llamativa para los espeleólogos.
La historia detalla la fecha de su conquista por Alfonso XI de Castilla en 1330, en la segunda campaña de dicho rey contra los musulmanes, apoderándose también de las plazas de Teba, Ardales, Cañete, Priego y Ortejícar.
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