“Azerbaiyán es como la Alemania de los nazis”
Sos Avetisyan | Embajador de Armenia en España
El máximo representante de Armenia en España, licenciado en Literatura Española con una tesis sobre el 'Romancero gitano' de Lorca, denuncia el "bloqueo" al que está sometida Nagorno Karabaj
El Ejército azerbaiyano entra en el corredor que une Armenia con el territorio de Karabaj
Nacido en Ararat en 1989, Sos Avetisyan es ahora mismo el embajador más joven en España, un país que para él siempre ha sido una referencia. Licenciado en Literatura Española por la Universidad de Ereván, hizo su tesis sobre el ‘Romancero gitano’ de Federico García Lorca. “El ‘Romance de la luna, luna’ es muy especial para mí”, reconoce. Esta semana ha estado en Andalucía en el marco de una visita institucional a “la región más grande y más poblada de España”, pero antes ya la conoció como turista, “con sombrero y con ropa más cómoda para el calor”.
–¿Qué objetivos tiene su visita a Andalucía?
–El primero es dar visibilidad a mi país y buscar campos de colaboración. Andalucía tiene el privilegio de una agricultura muy desarrollada, se pueden traer estos conocimientos a Armenia. Armenia también puede servir de puente comercial entre España y Eurasia y los países árabes. Nuestro régimen económico es muy bueno y la gente habla diferentes idiomas. No es casualidad que yo hable español.
–Andalucía y Armenia comparten otra cosa: hay muchísimas iglesias.
–Estamos en la ciudad de la Macarena, no se puede decir más... En Armenia hay iglesias antiquísimas y monasterios impresionantes, puede haber intercambio de turistas interesados en la religión. Somos el primer país que adaptó el cristianismo. En Jerusalén hay tres iglesias: la romana católica, la griega apostólica y la de los armenios.
–¿Qué está pasando en Nagorno Karabaj?
–Hay un conflicto que no está resuelto y cuando no se resuelve un conflicto, siempre hay peligro de guerra. Nuestros vecinos tienen más apetito y además de hacer una limpieza étnica de los armenios que viven en Nagorno Karabaj, a los que han cortado la única ruta que los une con Armenia, han ocupado 150 kilómetros de nuestro territorio. Un país autocrático encabezado por la misma familia desde hace 40 años, desde los tiempos de la URSS, amenaza a una democracia frágil que había aguantado el covid y la guerra y que lidera la región en índices de protección de derechos humanos o libertad de prensa.
–¿Qué siente un armenio cuando oye que llaman “tumor” a su país?
–Es inaceptable, aunque lo hemos escuchado tantas veces... Azerbaiyán nunca ha escondido sus intenciones de atacar y matar a los armenios. Es como la Alemania de los nazis.
–Ustedes admitieron su derrota en 2020. ¿Por qué Azerbaiyán hace ahora lo que está haciendo?
–Porque esto nunca fue sobre Nagorno Karabaj. No sólo querían echar a la gente de la región, también querían atacar a Armenia. Han ganado la guerra y quieren repetirlo para tomar más territorios. El discurso de Bakú es muy peligroso. El presidente, de manera peyorativa, dice que esta gente debe vivir bajo Azerbaiyán o irse de donde han vivido durante siglos. Y la crisis es muy grave. En la región viven 120.000 personas y 30.000 son niños. La alimentación no les llega bien, no hay medicamentos ni trenes y hacen colas para el racionamiento. Necesitamos que la comunidad internacional actúe.
–¿No lo está haciendo?
–El corredor de Lachín está bloqueado por unos falsos ecoactivistas y la Corte Internacional de Justicia les dijo el 22 de febrero que tenían que desbloquearlo. Nuestros vecinos no hacen caso a nadie, por eso es importante que haya presión internacional.
–¿Declaraciones como la del Congreso de los Diputados, en diciembre pasado, valen de algo?
–Valen mucho, hacen que se preste atención al país y se lo agradezco a todos los partidos, pero es necesario dar pasos concretos para que Azerbaiyán se porte bien. Hablamos de un país democrático y otro autocrático. En Armenia cambian los apellidos de los líderes. En Azerbaiyán no.
–¿Es posible que se libre una tercera guerra entre los dos países?
–Sí. No sólo lo creo yo, hay centros de pensamiento que lo ponen como uno de los peligros más altos en el mundo. El discurso del líder de Azerbaiyán es de revanchismo, de machismo, de “nuestro ejército va a atacar si no hacen esto”. Podrías no tomarlo en serio, pero no se tomaron en serio a Hitler y mire qué ocurrió. Ellos no quieren la paz, sólo una excusa para lanzar más ataques.
–¿Azerbaiyán quiere que Armenia desaparezca?
–Puede ser uno de sus objetivos a largo plazo. Ahora han inaugurado algo ridículo, Azerbaiyán Occidental, que viene a ser todo el territorio de Armenia. En Azerbaiyán no hay sociedad civil, todo es del Gobierno y está pagado y controlado. Estoy seguro de que no van a parar hasta que la comunidad internacional les diga que paren.
–¿El mundo no ve más allá de Ucrania ahora mismo?
–Lo que está ocurriendo en Ucrania merece toda la atención porque es una tragedia, pero es importante seguir vigilando el sur del Cáucaso. Con la globalización no puedes decir que este conflicto está lejos; siempre está al lado.
–¿La paz en el Cáucaso Sur es una utopía?
–A medio plazo o en el futuro que veo es poco probable. Mi Gobierno ganó las elecciones con un programa de paz, pero una cosa es llegar a un acuerdo y otra es tener la paz. No quiero imaginarme que a largo plazo sea una utopía, quiero creer que es posible tener paz en la región porque eso la haría más integradora, más segura, más interesante para las inversiones... Pero esto también lo debe entender Bakú.
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