Álex Grijelmo, periodista: "De los ciberdelitos denunciados en España, solo se resuelve el 0,8%"

'La perversión del anonimato'

El también escritor presenta su último libro en Málaga este martes en el Centro Cultural La Malagueta

Eduardo Noriega, Álex Grijelmo y José F. Peláez, protagonistas de la semana en La Malagueta

El periodista Álex Grijelmo en una foto promocional.
El periodista Álex Grijelmo en una foto promocional. / M. H.

Málaga/El periodista Álex Grijelmo (Burgos, 1956) vuelve a las librerías con La perversión del anonimato, un ensayo que aborda uno de los grandes dilemas de la actualidad: ¿cómo proteger el anonimato como un derecho sin permitir que se convierta en una herramienta de impunidad? Desde 1983 está vinculado a El País, de cuyo Libro de estilo es responsable, también dirigió la agencia EFE (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Grijelmo despliega en esta obra un recorrido por los usos y abusos del anonimato en la historia, la cultura y el debate público actual. El libro se presenta este martes 8 de abril en el Centro Cultural La Malagueta a las 19:00 con aforo limitado y entrada gratuita.

Pregunta.¿Qué pueden encontrar los lectores en La perversión del anonimato?

Respuesta.Un tratado sobre el anonimato, empezando por una historia sobre el nombre propio y de su aparición en la cultura humana, para terminar, de la mitad para atrás del libro, en los problemas que acarrea el anonimato hoy, sobre todo en Internet, en las redes sociales, incluidos los comentarios que deja la gente sobre los hoteles y los restaurantes. Es un libro que abarca todos los aspectos posibles del anonimato, también los aspectos positivos. Es un tratado completo sobre el nombre y su ocultación.

P.¿Cómo se le ocurrió la idea de abordar este tema?

R.Trabajando en el periódico y leyendo tantas noticias que iba conectando yo mismo con un hilo común. El suicidio de una joven en Canadá acosada y extorsionada por unas fotos sexuales, el suicidio de una joven en Italia por un vídeo de igual motivo, de igual índole. Las estadísticas sobre la falta de concentración, de autoestima de muchos jóvenes y cómo van aumentando esos fenómenos por causa de las redes sociales. Las suplantaciones de identidad... Es que hasta el fiscal general del Estado en España fue suplantado en una cuenta de Twitter. Vas viendo todas esas noticias y piensas que esto tiene un hilo común. Hay un problema con el anonimato. Me animé a abordar ese problema aún a riesgo de sufrir ataques, como los que son esperables cuando alguien ataca los intereses de muchas personas, porque hay muchas plataformas y negocios basados en la explotación del anonimato.

P.¿Algún caso que le impactase más?

R.Lo que más me ha impactado son los casos de suicidio entre adolescentes por ataques producidos desde cuentas anónimas o por gente que se hace pasar por otros. Hay que saber que, como no sabemos, como desconocemos la identidad de quien está detrás de una cuenta, también desconocemos su edad. Y puede ocurrir que un menor de edad entre en casinos virtuales o en páginas de porno duro, o que un adulto se haga pasar por un joven. Es decir, que un joven se haga pasar por un adulto y que un adulto se haga pasar por un joven y engañe así a adolescentes con fines de prácticas pederastas y a veces de extorsión. Cuento algunos casos de suicidio. Suicidio con nombres y apellidos de jóvenes que se han conocido, no lo revelo yo, se han publicado y se han conocido. De jóvenes que se suicidaron por sufrir extorsiones con la publicación de fotografías que habían dado a otro usuario de una red pensando que era alguien de la misma edad y que resultó ser un adulto extorsionador que pretendía otros fines. Hay casos realmente espeluznantes.

P.¿Las redes sociales son un peligro?

R.Las redes sociales en sí mismas no, el anonimato en las redes sociales sí. Los acosos, el esparcimiento del odio en mensajes de extrema derecha, la xenofobia... Y todo eso con la ocultación de los responsables. Favorece las extorsiones, las estafas, incluso las campañas contra restaurantes y hoteles a través de plataformas que acogen comentarios sobre sus servicios. Muestro ahí cómo hay organizaciones que se dedican a escribir comentarios favorables o desfavorables en función de los hoteles y restaurantes. Es un libro omnicomprensivo. Las ventajas en algunos casos y, sobre todo, los problemas del anonimato y de la suplantación.

P.Ya que hemos hablado de la parte oscura, ¿qué hay de bueno en el anonimato?

R.El anónimo de los órganos. Cuando alguien recibe un trasplante, son anónimas las donaciones de semen para la reproducción asistida. Puedes ser anónimo el comportamiento terrorista o en una red de narcotraficantes. Y ahí toda la sociedad estaremos de acuerdo en que hay que proteger la identidad auténtica de esa persona que se infiltra. Podemos proteger el anónimo, el anonimato de quien se expresa, de quien es activista político en un país totalitario o con una democracia no garantizada. Hay casos en los que el anonimato es protegible, como pasa también en las organizaciones de alcohólicos anónimos. También todo esto implica responsabilidad siempre en el ejercicio. No se puede utilizar el anonimato para fines perversos, ni como ha pasado con casos verificados. Por ejemplo, las donaciones de semen, que son anónimas y entendemos que eso se puede proteger, resulta que en el Reino Unido hay un hombre que es padre de 800 hijos. Por meced a donaciones anónimas de semen en Países Bajos, hay otro hombre que es padre de 170 hijos en un país de 17 millones de habitantes. Con lo cual, el riesgo de que en un futuro esos hijos puedan tener relaciones sexuales entre sí no es insignificante. El anonimato es protegible en unos casos, pero siempre controlando sus efectos perversos.

P.Como periodista, el anonimato tiene un papel muy importante.

R.Sí, hay muchas páginas dedicadas a las fuentes anónimas y a las denuncias anónimas, que bien manejadas son beneficiosas para la sociedad, pero mal manejadas pueden ser perniciosas. Explico muchos casos de mal uso de fuentes anónimas y otros de buen uso de fuentes anónimas. Por eso es un libro concebido con pincel, no con brocha. Es muy poliédrica, en la que hay que expresarse con sutileza y con cuidado, porque hay que distinguir el grano de la paja.

P.Con su amplia experiencia en la profesión, ¿hasta qué punto considera que se debe defender el anonimato de una fuente?

R.El anonimato de la fuente debe defenderse siempre, pero en el caso de que el periodista conozca a la fuente. No se trata tanto del anonimato como de la confidencialidad de la fuente. No es lo mismo una fuente confidencial, alguien que tú conoces y que te cuenta algo, que un anónimo que te llega, por ejemplo, en un papel al periódico con un mensaje y cuyo autor tú desconoces. De todas formas, son dos cosas anónimas y otra cosa es una fuente confidencial. Pero en cualquiera de los dos casos, el periodista avala lo que va a contar y pone su nombre por delante. O sea que, al final, la información no es anónima, aunque la fuente sí lo sea. El periodista se hace responsable de lo que cuenta y que le ha transmitido esa fuente. Y, por tanto, como se hace responsable, debe verificar lo que esa fuente anónima o confidencial le ha transmitido. Ahora, supongamos que es la declaración de un político, una persona del ámbito público que te hace una declaración. Ahí ya no estás tan obligado a confirmar lo que te están contando porque ya esa persona se está haciendo responsable. Pero si ocultas el nombre de la fuente, tú tienes que verificar y hacerte responsable de lo que has contado.

P.Antes ha mencionado la extrema derecha. A menudo, ellos mismos dentro de perfiles falsos se escudan dentro del anonimato y le exigen al periodista saber qué fuente tiene.

R.Es el colmo de la hipocresía y del cinismo. Que alguien anónimo te exija a ti que reveles todos los datos de algo, alguien que se escuda en el anonimato, alguien que oculta su nombre, no tiene derecho a exigir nada a alguien que está dando la cara en todo aquello que hace, que escribe, que manifiesta, en todo aquello en lo que trabaja. Uno de los problemas que se están dando es que existen cantidad de cuentas, no solamente anónimas, sino que son en realidad robots. Ni siquiera hay una persona detrás, sino programadores que consiguen que esas personalidades falsas a veces hasta discutan entre sí para dar apariencia de humanidad. Hay gente que está en las redes y tiene percepciones de opiniones mayores que no responden a cuentas robots.

P.Lo de las cuentas robots también da para un debate aparte, bastante profundo.

R.Por supuesto, porque lo desconocemos todo sobre ellas. A veces leemos millones de perfiles. ¿Cuántos de ellos son personas? ¿Cuántos robots hay? ¿Cuántos puede haber comprado para dar la apariencia de que tiene muchos seguidores? Esto las personas normales y corrientes no lo hacen, pero sí lo pueden hacer empresas o personas dedicadas al mundo del espectáculo, que compran cuentas falsas para dar la apariencia de tener muchos seguidores. Esto es posible hoy en día.

P.¿Cómo cree que se podría regularizar?

R.En el libro planteo las últimas 60 páginas con conclusiones y propuestas. Todo se puede arreglar. El ser humano ha sido capaz de ponerse de acuerdo internacionalmente para organizar los Juegos Olímpicos, la navegación aérea y la Organización Mundial de la Salud y otras muchas entidades e instituciones. Somos capaces de organizarnos para las cosas importantes y también para las menos importantes. La humanidad debe ser capaz de organizarse para la delincuencia en las redes. El anonimato que no solo ampara los ataques, las injurias, las calumnias, sino también las estafas, suplantaciones. Muchas de ellas que conducen a estafas, como hemos visto en las cuentas bancarias falsas. Y es muy difícil perseguir esos delitos. De los ciberdelitos denunciados en España, solo se resuelve el 0,8%, que es un escándalo. Imagínate que solo se resolviera el 0,8% de los asesinatos o de los atracos, sería insoportable. Pues esto es lo que está ocurriendo. Todos los delitos que se cometen en las redes. Y por eso yo como periodista, un oficio privilegiado que nos permite conocer la actualidad, me extrañaba que no se le diera importancia a este problema y pensé en escribir yo este libro porque nadie lo ha hecho, nadie ha escrito un libro sobre el anonimato.

P.Habla de muchos casos de suicidio y de ciberacoso. ¿Es mayormente el problema que supone el anonimato en redes sociales?

R.Para mí es el mayor problema, pero no el único. Hay problemas como que tú puedes abrir un restaurante y encontrarte con que alguien se dedica a denigrarlo y a escribir mentiras sobre su mal funcionamiento, por ejemplo, y no puedes hacer nada. Y a lo mejor te ves obligado a pagar a alguien para que escriba elogios de ese mismo restaurante y contrarreste las críticas. Hay empresas que se dedican a vender buenos o malos comentarios en función del interés de quien le pague. El restaurante de enfrente puede estar contratando a alguien para que escriba mal sobre el tuyo y tú contratar a alguien para que escriba bien y contrarreste. Son cuentas anónimas porque se puede expresar anónimamente, nadie se hace responsable de nada.

P.El anonimato es algo que sobre todo afecta e involucra a los jóvenes, que son los que han nacido en la era de lo digital.

R.Yo creo que son los más afectados y los más involucrados por este problema, pero no los únicos. Hay un mayor uso de las redes por jóvenes, luego todo lo que ocurre allí les afecta en una medida proporcional. En proporción les afecta más, pero cualquiera puede sufrir estos ataques y estas malas consecuencias. Hay que abordarlo con pinceladas, no con brocha, porque es un problema en el que debemos deslindar los efectos positivos del anonimato, que los hay, y los efectos negativos.

P.¿Ha dado con algún tipo de perfil de la gente que se esconde detrás del anonimato?

R.Ojalá, pero claro, no podemos hacerlo porque no sabemos quién está detrás. Si no sabemos quién está detrás, no podemos trazar un perfil. Podemos imaginar, por un lado, que son personas cobardes que atacan a otros sin dar la cara, que son personas interesadas que obtienen algún beneficio al ocultarse y criticar a otros, a veces, insisto, simplemente por defender su negocio. Y pueden ser, lógicamente, muy escoradas hacia los extremos, que esparcen ideas de odio y de intolerancia. Podríamos imaginar ese perfil, pero será difícil trazarlo científicamente porque no sabemos. Es que puede no haber ni una persona. Puede ser un elemento de inteligencia. Es una inteligencia artificial que está opinando, programado para emitir determinadas opiniones y saltar enseguida que surge un debate o una idea favorable a algo, lanzarse de inmediato a expresar ideas contrarias.

P.¿Qué reflexión quiere dejar con este libro?

R.Que nos tenemos que tomar en serio este problema y que los padres deben involucrarse en conocer qué están haciendo sus hijos en las redes. No por chismorreo, no por intromisión en su intimidad, por supuesto que de eso no se trata, sino por estar al tanto de las posibles consecuencias que puede tener todo esto. Porque muchos casos desastrosos de jóvenes que han perdido la autoestima, que han fracasado en ir a la escuela o que han llegado a medidas extremas como el suicidio, se deben a ataques y acosos anónimos. Aquí obviamente tengo que resumir mucho todo lo que explico, pero en el libro están todos los detalles y todos los ángulos para comprender bien el problema y para que aprendamos a defendernos de esta realidad, que a mí me parece mucho más preocupante de lo que nos parece. Pienso que debe infundir una preocupación mayor de la que estamos sintiendo como sociedad.

P.No sé si ha visto la serie Adolescencia de Netflix.

R.La acabo de ver, pero el libro es anterior (risas). La serie, precisamente, ahonda en los problemas que se cuentan en el libro, que es anterior a la serie. Pero viene bien que se produzcan estas aportaciones para que nos demos cuenta de lo que puede pasar.

P.El libro se escribió mucho antes de que saliera la serie, pero también aborda el ciberacoso, las redes sociales, el animato...

R.Sí, sí. Y el acoso sexual que además padecen mucho más las adolescentes que los adolescentes. O sea, hay un estudio que se ha mostrado que el resultado de los delitos de acoso y odio puede perjudicar todavía más a las mujeres.

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