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"Beberé manzanilla el resto de mi vida"

Andre Jaume | Editor y traductor

Andreu Jaume, editor y traductor. / Juan Carlos Vázquez
Juan de la Huerga

06 de octubre 2024 - 05:20

UN INTELECTUAL SIN PELOS EN LA LENGUA. Andreu Jaume (Palma, 1977) es un intelectual con todas las letras y sin pelos en la lengua. Afincado en Barcelona, se moja, defiende el sentido crítico y arrea a quienes desde la cultura se arriman al poder. Editor de Random House, traductor, crítico literario, poeta, articulista... ha pasado unas semanas en Sevilla mientras moldea un libro sobre Ortega y Gasset, “uno de los mejores filósofos de Europa”.

–"No es una figura muy pública, pero sí un gran editor, el mejor crítico de España y una de las mejores cabezas del país", me dicen de usted. ¿Cuándo lo nombran ministro de Cultura?

–Precisamente por lo que ha dicho sería imposible que fuera ministro de Cultura...

–¿Para qué sirve la cultura? ¿Qué opina del adocenado mundo-de-la-cultura?

–Se ha convertido en una forma de anestesiar al público y al electorado en la democracia, una tragedia. Tras la dictadura se extendió una idea de cultura ornamental, de distracción, que paradójicamente ha redundado en un empobrecimiento de la democracia. La cultura sirve para acusar, para poner en evidencia aquello que se quiere ocultar desde el poder. Nada que ver con lo que entiendo por cultura.

–¿Por qué Fernando Savater o Félix de Azúa son fascistas peligrosos?

–Son dos intelectuales potentísimos. Estuvieron en la fundación de la democracia y, como la política ha derivado en un blanqueamiento o enaltecimiento de esas posturas ideológicas que ellos criticaban y se han convertido en el poder, hoy son apestados. Pero, cuidado, Savater, Azúa, Juaristi, José Luis Pardo... tienen intelectualmente trayectorias dispares y eso ha redundado en un empobrecimiento de su recepción como tales. El nacionalismo, sacralizado por la izquierda, ha adulterado la política. Ellos se opusieron al defender una idea de modernidad política traicionada por la izquierda.

–Jordi Llovet, su maestro, escribió un libro demoledor sobre la decadencia del conocimiento, sustituido por las majaderías pedagogas. ¿Taylor Swift ha matado a Platón?

–Es el viejo problema heredado del siglo XX, la cultura de masas ha destruido la popular, que no era lo mismo, y el prestigio del conocimiento. Él advirtió de esta transformación brutal y ni siquiera sabemos dónde vamos. Como dice Azúa: "Somos primitivos de nuestra era".

–¿Fue una jugada maestra de su editorial poner de moda la palabra random entre los jóvenes?

–Ojalá, significaría que leen muchísimo; será algo de TikTok...

–Rescató Viaje al Sur de Juan Marsé y Albert Ripoll, pero al andaluz le deja cierto tufillo paternalista: dos señores civilizados enamorados del Tercer Mundo.

–Fue una aventura personal inmensa al ser el último libro de Marsé. No me lo había planteado desde el prisma andaluz, pero puede ser.

Sánchez es el peor presidente de la democracia; Rufián, un gañán, y Armengol, una estrella de la estupidez"

–Con lo tranquilo que se vivirá traduciendo a Shakespeare, ¿para qué se mete en tantos fregaos políticos?

–Es una obligación y más si uno se dedica a la cultura. No entiendo a los escritores que no lo hacen. La grandeza de la democracia es ésa, sobre todo si pasan cosas tan graves como las vividas en Barcelona estos años.

–Diada con escasa afluencia, el sentimiento indepe se desinfla... ¿Pesan más las condenas del Supremo o las concesiones de Pedro Sánchez?

–El procés terminó por el 155 y el Estado de derecho. Las medidas de Sánchez rinden pleitesía a aquello que derrotó el Estado de derecho. Estamos en una operación muy peligrosa de Illa, que no se sabe cómo acabará.

–¿Cómo recordará la Historia a Sánchez?

–Como el peor presidente de la democracia, un hombre sin ideología ni principios ni proyecto; una especie de improvisación egópata guiado por resentimientos personales, sin ningún fondo, basta ver la amnistía o el cupo catalán. Así no se puede mantener un país. Con esta frivolidad y falta de escrúpulos seguirá en el poder, pero no trabaja ni para la convivencia ni para el fortalecimiento de la democracia. Ni para combatir a la ultraderecha. El fascismo se aprovecha del debilitamiento de la democracia causado por los que debían fortalecerla. Pasó en la República de Weimar, en la II República española...

–¿Mas, Puigdemont o Torra son monigotes de Pujol?

–Son herederos de su moral. Pujol es el artífice del procés y el político más nefasto que dio la Transición.

–Elija: ¿Illa o Aragonès?

–Aragonès no tiene sustancia e Illa no me entusiasma, pero al menos es educado.

–Rufián en el fondo es más andaluz que yo...

–Es una farsa absoluta. Ha tomado un prestigio que no entiendo. Es un gañán. Dijo que estaría una legislatura y lleva allí toda la vida. A los independentistas los envían al Congreso y se enamoran de Madrid. Quieren vivir de la queja porque es su negocio pero están fascinados.

–Un colega guasón propone que Cataluña se queda con el Levante y Baleares, y Portugal se une a España...

–Sería mucho más fácil lo de Portugal que lo de Baleares, donde son reacios al paternalismo catalán y a la idea de Países Catalanes. Hay grupos animados por Francina Armengol, una estrella de la estupidez, pero la mayoría de baleares no tienen nada que ver.

–El Congreso gasta 10.000 euros al día en traducción simultánea.

–Es una prueba de que Armengol no es socialista, sino una nacionalista al servicio de Puigdemont.

–Andreu de nombre y Enseñat con Ñ de segundo apellido. ¡El bilingüismo existe!

–Mi familia es estrictamente bilingüe. La lengua española es tan de Baleares como el catalán, lo que se habla en mi tierra con matices dialectales. El catalán tiene una tradición fortísima literaria, pero circunscrita a un territorio, y el castellano te une a una potentísima y vastísima de medio mundo. Negarles eso a los niños es un crimen.

–Natural de Palma. Puesto a ser colonizado, ¿prefiere una metrópoli con capital en Barcelona o en Berlín?

–Berlín. Bueno, prefiero sociedades y ciudadanos autónomos y críticos para no ser colonizado por nadie y, a la vez, aprender las culturas que nos rodean. Es la grandeza de ser español, mallorquín, catalán, europeo.

–El insigne Alberto González Troyano le hizo de cicerone por Sanlúcar de Barrameda. ¿Prefiere los monumentales langostinos a la escuálida gamba roja del Mediterráneo?

–No sabría elegir, pero Alberto me descubrió algo que le agradeceré siempre: el ajo caliente de Los Aparceros, una especie de gazpacho cremoso. Fabuloso.

–Está usted bebiendo manzanilla. ¿Traía la afición o se debe a don Alberto?

–Me obligó a ir a las bodegas Barbadillo, descubrí la Soleá y los distintos matices, y me quedé fascinado. Ahora es mi bebida. Beberé manzanilla el resto de mi vida, no da resaca, es fantástica.

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