Eduardo Castro | Periodista
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Entrevista a Manuel Lozano Leyva
“Pasármelo bien y después intentar ayudar”, ese es el leiv motiv de Manuel Lozano Leyva (Sevilla, 1949) en su día a día y cuando vierte sus conocimientos en una de sus obras. Desde De Arquímedes a Einstein: Los diez experimentos más bellos de la historia de la física hasta La hechicera, el gato y el demonio: De Zenón a Stephen Hawking: 12 experimentos imaginados pasan 20 años. Dos décadas en las que ha logrado dar a conocer de forma sencilla la ciencia, alejando los demonios asociados a ella durante años.
–De Los diez experimentos más bellos a Los doce experimentos imaginados han pasado veinte años.
–La editora me comunicó que el primero estaba entre los más publicados y ha tenido mucho éxito en las aulas. Con el segundo lo que pretendo es explicar las grandes teorías de la física con las cuatro reglas (sumar, restar, multiplicar y dividir) y el teorema de Pitágoras, que también espero que se debatan igual.
–Todo un reto didáctico.
–Cada uno de los temas se los pasé a catedráticos especialistas y los hemos discutido muchísimo. El libro puede servir para cualquier persona curiosa, pero sobre todo espero que suponga una ayuda para los profesores de física de Secundaria y que los alumnos se lo pasen bien. Lo que hago es fundir la ciencia con la historia, la filosofía y la literatura, algo que se aprecia mucho.
–Para un científico escribir sobre temas imaginados, que no son empíricos, ¿no es una contradicción?
–No. Niels Bohr, padre de la física cuántica, decía que los profesores no pueden explicarla sin usar metáforas, que no es otra cosa que una comparación y de alguna manera eso es un experimento imaginado. Después, en la ciencia, hay que hacer una comprobación, si no es pura especulación. Con el único que he tenido cierto atrevimiento es con la carrera entre Aquiles y la tortuga. Aunque se sabe que Aquiles gana la carrera, se puede considerar experimento imaginado porque de él surge la diferencia entre el cero y lo muy pequeño, el no cero, que se sigue utilizando en los cálculos de las estructuras más complejas, como puentes, aviones, etc. Todos los grandes científicos han hecho experimentos imaginados.
–¿Por qué La hechicera, el gato y el demonio?
–Son tres de los doce. El título, de todos modos, no lo puse yo, sino la editora. La hechicera era la madre del astrónomo Kepler que, por miedo a la caza de brujas, imaginó que el protagonista del sistema solar se situaba en la luna. Como lo retrató en una novela, sabía que no le iban a atacar de ese modo al expresar sus ideas. El gato es el famoso gato de Schrödinger y el demonio es el de Maxwell.
–Explíquese...
–Erwin Schrödinger era uno de los grandes padres de la mecánica cuántica pero decía que era una teoría incompleta y se inventó un experimento diabólico: un gato encerrado en una caja hermética con un mecanismo en el que una fuente radioactiva tiene un 50% de probabilidad de desintegrarse en una hora. De ocurrir, un martillo se liberaría y rompería un matraz con un gas venenoso que mataría al gato. Si no es así, el gato seguiría vivo. Schrödinger decía que la única posibilidad de saberlo era abriendo la caja, luego es una teoría incompleta, porque lo único que dice sobre la naturaleza es la probabilidad de encontrar un cierto resultado. Esta idea formó un lío que todavía dura, porque la interpretación de Copenhague dice que el gato está a la vez vivo y muerto, por lo que lo único que puedes hacer es observar, y al observar obtienes el resultado. Es la teoría del multiverso. El gato está vivo y muerto, y cuando lo observas el universo se desdobla. Si muere en uno, hay otro en el que vive, y que es compatible con las leyes de la física.
–¿Alguno de los casos que retrata en el libro se han llegado a poner en práctica?
–Los resultados sí se han demostrado empíricamente.
–¿Falta debatir en esta sociedad?
–Sí, por eso en mis libros lo que procuro es fusionar las humanidades porque no se puede ejercer la democracia bien si no se tiene una curiosidad y cierta formación científica, y no me refiero solo a la académica. Digo entender las cosas.
–¿Qué quiere decir?
–Tanto la Inteligencia Artificial como lo que se dice sobre energía nuclear se maneja alegremente por parte de los políticos. La gente normal debe tener curiosidad y perder el miedo que se está fomentando. Ejercer la democracia debe hacerse con conocimiento.
–Ponga un ejemplo.
–Hay dos movimientos como el ecologismo y la ultraderecha que son un buen ejemplo. Respecto al ecologismo, se han hecho experimentos que muchos científicos, entre ellos premios Nobel, han considerado crímenes contra la humanidad. No puede ser que apoyemos eso y que la gente normal lo desconozca. Y por parte de la extrema derecha, negar el cambio climático es el mejor ejemplo.
–¿La ciencia sigue siendo la gran desconocida?
–Creo que no y me parece que es gracias más a los periodistas que a los científicos. Ha habido un cambio radical, hay mucho divulgador de gran calidad.
–¿Acercarse a la ciencia es cuestión de lenguaje?
–Con un poco de esfuerzo es posible entender todo. Explicar las cosas sin necesidad de matemáticas es fundamental.
–¿Qué hecha en falta en la educación actual?
–Soy muy optimista, pero si no se cambiaran tanto las leyes sería mejor.
–¿Hay malos alumnos o malos profesores?
–Hay mucho interés por parte de los alumnos, los profesores de matemáticas son cada vez mejores y las redes sociales e internet están ayudando mucho, pero sin abusar, para que no lleguen a atontar.
–¿Qué piensa del latiguillo gente de ciencia o de letras?
–La ciencia forma parte de la cultura igual que la literatura, la historia o la filosofía.
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