“Con los niños no funciona prohibir ni premiar con la comida”

María Luisa Ferrerós | Psicóloga infantil

Maria Luisa Ferrerós
Maria Luisa Ferrerós / Javier Ocaña
Fátima Sigüenza

06 de septiembre 2024 - 09:29

María Luisa Ferrerós es licenciada en Psicología y especialista en Neuropsicología. Siempre vinculada al mundo de la infancia, alterna su actividad profesional de psicóloga en el centro Psicocare BCN con el doctorado en la Universidad Ramon Llull. Presencia habitual en los medios de comunicación cuando abordan temas de educación, en su último libro, Dime qué comes y te diré cómo se porta (Planeta), aborda cómo fomentar hábitos saludables y corregir conductas inadecuadas en niños y adolescentes.

-¿Somos conscientes de las implicaciones de la alimentación en el comportamiento infantil?

-Creo que no. Somos muy conscientes de las implicaciones en la salud física, pero no en la salud mental, sobre todo de cómo afecta a los niños. Muchas veces nos ayuda a entender cambios de comportamiento que nos parecen inexplicables.

-¿Cuál es el impacto de las deficiencias alimentarias en la conducta?

-Es muy fuerte. Nos afecta a todos, pero a los niños muchísimo más porque están en desarrollo, su sistema neurológico no está completado aún. Un déficit de macronutrientes, minerales, vitaminas... influye mucho porque son los ladrillos con los que se construye.

-¿Cómo se puede saber si un problema de comportamiento está vinculado a la alimentación?

-Es un procedimiento que no puede ser improvisado ni aleatorio. Si detectamos un cambio en el comportamiento del niño, de repente está raro o más apático, primero hemos de mirar si hay algún detonante en la esfera afectiva, en la social, en el colegio... Una vez descartado eso, hemos de pensar que puede ser un problema de alimentación y de sueño: observar qué pasa, qué está comiendo, si hemos cambiado los horarios... En verano, por ejemplo, las rutinas se nos descontrolan, estamos más relajados. A lo mejor el niño está empezando a desayunar sólo leche o galletas, o no merienda, y esos cambios descompensan la alimentación . Ahí puede estar la causa.

-El excesivo consumo de azúcar, ¿es el mayor perjuicio que le hacemos a nuestros pequeños?

-El problema es que el mayor consumo de ultraprocesados azucarados hace que no consuman suficientes verduras y frutas: aumenta el consumo de unos alimentos que no tienen macronutrientes, porque el azúcar es la gasolina, energía que no nos alimenta, en detrimento de otros grupos que sí alimentan, como frutas, verduras o lácteos.

-¿Cuál es el mayor error que cometemos con la alimentación? ¿Y el mayor mito?

-El mayor mito es que tenemos muy interiorizado que las grasas son malas: miramos que no haya grasa, pero hemos de mirar que no haya grasas saturadas. Las grasas saludables, como el aceite de oliva virgen, los aguacates, los frutos secos o el pescado azul, son súper necesarias y es muy importante que los niños las consuman. Y el mayor error es no darle demasiada importancia a la alimentación de los niños, pensar que si no le gusta la verdura, ya le gustará de mayor. Lo más peligroso son las bebidas: un vaso de bebida carbonatada lleva unos 8-10 terrones de azúcar más cafeína, colorantes, conservantes... Es una bomba terrible de estimulantes que se consumen enseguida. 

Tenemos muy interiorizado que las grasas son malas; lo que hemos de mirar es que no haya grasas saturadas”

-Los productos catalogados como infantiles, como yogures, galletas..., ¿hasta qué punto son necesarios?

-Los yogures son muy buenos, llevan de forma natural probióticos fermentados que son imprescindibles para la microbiota intestinal. Siempre que no sean azucarados ni de sabores: hemos de comprar el yogur natural y añadirle fruta, un poco de chocolate negro, incluso cereales integrales, y haces un súper desayuno. Los alimentos de 0 a 3 años suelen estar muy cuidados y, aunque hemos de mirar las etiquetas, no suelen llevar aditivos ni azúcares excesivos.

-¿Cómo hacer que coman más frutas y verduras?

-Hay que introducirlas desde muy chiquitines y hacer que sea algo deseado por el niño. Me parece muy importante que los mayores demos ejemplo para que los niños imiten esa conducta y, si es posible, implicarles en las elaboraciones.

-¿Cómo afectan los horarios españoles?

-Los horarios españales son realmente malos. Nos vamos muy tarde a cenar y a dormir, y normalmente los niños no aguantan. Yo aconsejo hacer una merienda más consistente, como un bocadillo de tortilla o de atún con aceite de oliva. Aparte, es mejor para el organismo cenar pronto. Es una costumbre que va a costar mucho cambiar, pero cuando tienes niños pequeñitos has de priorizar su interés y darles de cenar antes.

-¿Es sano para un niño llevar una dieta restrictiva?

-Los niños han de comer de todo lo más variado posible. Ahora está de moda el tema de las dietas veganas y vegetarianas, pero los profesionales no las podemos recomendar para niños porque no hay estudios científicos que expliquen qué pasa a largo plazo si un niño se pasa toda su infancia sin comer carne, pescado ni huevos. Es un riesgo muy elevado. La gente que hace dietas veganas o vegetarianas tiene que suplementar porque les falta hierro, magnesio, zinc... y es muy difícil que los complementos se absorban al 100%. Hay muchas variables a controlar. 

-¿Funciona la prohibición?

-No. Siempre hago mucho hincapié porque con los niños no funciona ni prohibir ni premiar con la comida. Ésta no tiene que tener un valor emocional. Si le damos ese valor, los niños se dan cuenta de que pueden hacer chantaje emocional a sus padres y les enseñamos que comer no es sólo para alimentarse, si no es también para castigar a tus padres. Es la puerta de entrada a conductas un poco tóxicas que generan problemas de relación con la comida.

-¿Qué debe incluir el plato ideal?

-Cuando hablamos de comidas no es sólo almuerzo y cena, sino de las cinco diarias, incluyendo desayuno, medio desayuno y merienda. Las cinco tienen que tener un tercio de hidratos de carbono no refinado (donde se incluye la fruta) , un tercio de proteínas y un tercio de grasas saludables. Suele pasar que en el desayuno y la merienda sólo ponemos hidratos de carbono. Hay que intentar que tengan de todo: si llevas fruta, añadirle queso y frutos secos para que sea equilibrada.

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