Roger Senserrich: "Si gana Trump, veremos si volvemos a tener elecciones"

Roger Senserrich.
Roger Senserrich. / D.C.

GUIA AL OTRO LADO DEL ESPEJO. “La sociedad estadounidense –advierte Roger Senserrich– puede parecer muy similar a la europea, sobre todo, por lo que nos llega de las series y demás. Pero no lo es: son tremendamente clasistas, por ejemplo, y niegan serlo”. Para entender en clave política ese puzzle de superficie similar y distinto encaje, Senserrich ha escrito Por qué se rompió Estados Unidos (Debate). A semanas de las elecciones que enfrentarán a Trump y a Harris, el título nos desvela muchos de los engranajes del escenario político americano.

–Analizando Por qué se rompió Estados Unidos, señala un pecado original: haber cerrado en falso la cuestión de la segregación racial. 

–Sí, de hecho, la Guerra de Secesión fue el primer intento (violento) de cerrar ese tema. Lo cierto es que los estados del norte no tuvieron ni la energía ni la voluntad de imponer la igualdad racial de forma duradera: la fórmula se basaba en un norte tolerante con un régimen de segregación racial relativamente controlado en el sur, a cambio de un control republicano en el norte, y el mando económico. El vuelco de la Gran Depresión permitió una coalición alternativa. 

–Pero, durante décadas, se permitió un doble sistema enmascarado. 

–Para los norteamericanos, el Tribunal Supremo es la institución que interpreta la Constitución:pero claro, las ideologías existen, y vemos cómo perfectamente interpretan unas líneas de una forma y de la contraria. 

–Sorprende ver que, durante mucho tiempo, el Partido Demócrata fue el partido segregacionista en el sur.  

–Fue la casualidad histórica la que hizo que fuera el Partido Demócrata el que pasara las leyes de derechos civiles. Muy probablemente, también las hubiera pasado Nixon. El primero, de hecho, en hacer algo al respecto fue Eisenhower (republicano). 

–El núcleo del discurso de Trump, ese ellos y nosotros frente a la élite que no entiende los problemas reales de la gente... Apunta que el primero que lo utilizó fue precisamente Nixon. 

–Él es quien descubre la estrategia del resentimiento. El genio de Nixon fue empaquetarla de forma no ofensiva para los votantes moderados, conservando la efectividad entre su público, sin ser nunca explícitamente racista de cara a la galería, con esa retórica de las élites de las dos costas que nos cuentan lo que les conviene, que nos miran por encima del hombro pero no saben nada de la vida... 

–Y, ¿Trump ha tomado nota o ha sido olfato natural?

–Es perfectamente consciente de esta estrategia. Y es la estrategia de base del Partido Republicano, actualizándose según el momento. 

Fue Nixon quien descubrió la estrategia del resentimiento que ahora usa Donald Trump"

–Pero lo cierto es que gran parte de esa “mayoría silenciosa” a la que se dirigen tiene peores estándares socioeconómicos y, sí, es tratada con desprecio.

–Y aun así, viven en estados impenitentemente republicanos, históricamente estancados. Pero fíjate, dos de las mayores leyes de Biden, la de cambio climático y la de infraestructuras, tenían su mayor campo de acción e inversión en estas zonas. Les da igual. El voto aquí no se deriva de situaciones económicas: tan es así, que los demócratas ni siquiera presentan candidato al Senado en algunos de estos estados.

–Veo que funcionan mucho las etiquetas, pero una que no suele salir al discurso es la de clase trabajadora. 

–Y cuando sale, se piensa en hombre blanco sin estudios, que no hay nada más lejos de la realidad. De hecho, se calcula que unos dos tercios del electorado forma parte de esta clase, que sería clase media en cuanto a ingresos, y que es muy diversa. 

–Sorprende, en el fenómeno de Trump, la persistencia: hasta la candidatura de Kamala, parecía ‘El Renacido’.

–Esto se debe a una combinación de factores:por un lado, para un sector importante del electorado hemos visto que es esencial la identificación: eso procura un suelo republicano en torno al 40%, inamovible. Entre los votantes de Trump, por otro lado, existe una parte importante que no se cree ciertas cosas que dice.

–Con y sin salidas de tiesto, Trump tampoco es un candidato al uso... 

–De hecho, él sólo tiene dos temas en los que se mantiene firme, y en los que es en esencia republicano, y son comercio e inmigración. En el resto, varía según el momento o está a la izquierda de otros candidatos republicanos. Eso ya puede servir para darte un 45-46% que te baste para ganar las elecciones: es posible incluso si Harris tiene una ventaja de dos o tres puntos, por el sistema de votación.  

–Kamala no tiene la mochila de Hillary Clinton pero...

–Sigue siendo una mujer, y afrocamericana, aunque también vicepresidenta de una administración que ha sido muy efectiva. 

–¿Qué le conviene más a Europa, Trump o Harris?

–Harris, sin duda. Trump, básicamente, quiere amasar poder y se metería en una guerra comercial con todo el mundo. Todas sus propuestas costarían un dineral, aumentarían deuda pública y déficit. Habría un dólar más débil. Y, respecto a política exterior, tiende a confundir alianzas con debilidad. 

–Y, ¿después de Trump, qué futuro aguarda al Partido Republicano?

–Si Trump gana, veremos si volvemos a tener elecciones. Si pierde, el Partido Republicano va a salir muy cambiado, porque ya lo está haciendo:su retórica ha dejado de ser ultraliberal. Ese discurso anti estado del bienestar seguro que ha desaparecido ya, igual que la línea de libre comercio, y es el partido más proinmigración de los dos, desde hace tiempo.

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