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Este nuevo revés a la institución monárquica se suma a los de la cacería de Botsuana, las relaciones con la princesa Corinna y la 'herencia suiza' del Rey

Antonio Del Rey (Efe) Madrid

04 de abril 2013 - 05:03

La imputación de la infanta Cristina en el caso Nóos, algo inédito en la Familia Real, coloca a la hija menor del jefe del Estado en una delicada situación, inédita en la historia reciente de España, y que a partir de ahora deberá afrontar la Casa del Rey, inmersa en un proceso para mejorar su comunicación pública y avanzar en la transparencia.

La infanta Cristina Federica de Borbón y Grecia se casó el 4 de octubre de 1997 con Iñaki Urdangarín, quien fue imputado el 29 de diciembre de 2011 por su implicación en la supuesta trama de corrupción orquestada a través de la Fundación Nóos que presidía, una organización supuestamente sin ánimo de lucro.

Fue el 7 de noviembre 2011 cuando saltaron todas las alarmas, después de que la Policía Judicial registrara la sede de Nóos y otras sociedades mercantiles vinculadas al duque de Palma.

Desde Washington, Urdangarín envió un escueto comunicado asegurando que defendería su "honorabilidad e inocencia" en relación a su gestión en el Instituto Nóos "desde la convicción" de que su actuación profesional fue "siempre la correcta".

Sólo unos días antes de que el juez Castro decidiera imputar a Urdangarín, el 29 de diciembre de 2011, el rey Juan Carlos subrayó, en su discurso tradicional de Nochebuena, el "comportamiento ejemplar" que deben tener todos los responsables públicos y recordó que "la justicia es igual para todos".

También antes de conocerse la imputación, el 12 diciembre de 2011, Zarzuela anunció que el duque de Palma dejaría de participar en actividades oficiales de la Casa del Rey. Entonces, el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, calificó de "no ejemplar" su comportamiento.

Hasta ese momento, Urdangarin siempre había asistido a actos oficiales como acompañante de la Infanta, nunca en solitario. La última vez que lo hizo fue el desfile por el 12 de octubre de 2011, el último acto oficial en el que apareció la Familia Real al completo. Precisamente, fue otro 12 de octubre, el último en 2012, el que marcaría otro cambio importante para la Casa Real. En esta ocasión, presidieron los actos los Reyes y los Príncipes de Asturias y la infanta Elena fue desplazada a la tribuna de invitados.

Tras prestar declaración Urdangarín en dos ocasiones ante el juez Castro, el instructor finalmente decidió imponerle una fianza millonaria junto a su ex socio Diego Torres, igualmente imputado.

Al margen del éxito que tenga el recurso de la Fiscalía a la imputación, en principio el siguiente paso de trascendencia judicial será su declaración en el juzgado de instrucción número 3 de Palma, el próximo 27 de abril, al que doña Cristina podrá acudir acompañada de su abogado.

Este es el panorama que se le presenta a la Casa Real para las próximas semanas, mientras se mantiene la agenda oficial de trabajo del resto de la Familia Real, con excepción de don Juan Carlos, en fase de recuperación tras su operación de hernia discal del 3 de marzo.

Lejos quedan los tiempos en los que el mayor problema de la casa real española era que la nunca reconocida novia del príncipe Felipe, la modelo noruega Eva Sannum, desfilara sobre la pasarela en ropa interior.

Aquellos eran unos tiempos en los que se destacaba que la Familia Real jamás había dado un escándalo como otras monarquías europeas, como la británica. De un tiempo acá, todo ha cambiado.

A la imputación de Urdangarín se han sumado hechos como la famosa y lujosa cacería de elefantes en Bostuana, a la que el rey Juan Carlos se marchó en plena crisis económica y por la que acabó pidiendo perdón a los españoles.

O el asunto de su "amiga entrañable", la princesa germano-danesa Corinna zu Sayn-Wittgestein, cuyo nombre saltó a la prensa española cuando se supo que acompañaba al rey en Botsuana.

Por si fuera poco, el domingo se conoció que el Monarca recibió en herencia, hace 20 años, 375 millones de pesetas de cuentas (unos 2,89 millones de dólares al cambio de entonces) que su padre tenía en el paraíso fiscal de Suiza.

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