Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
EL 8 de abril, en terminología oficial, es la fecha en la que el Congreso de los Diputados debatirá la propuesta aprobada por el Parlamento de Cataluña el pasado enero por la que se solicita la cesión de competencias para celebrar un referéndum. En términos políticos, el 8 de abril marca el final del primer capítulo de la lucha de Artur Mas por lograr la independencia de Cataluña y se inicia a continuación una etapa más complicada para el presidente de la Generalitat en la que, además de decidir si lleva adelante su calendario independentista, es capaz de mantener la unión del "bloque soberanista" en el que basa su fortaleza política, porque a dos días del 8 de abril lo que advierten los ciudadanos de Cataluña es que cada se hace más visible la brecha entre Artur Mas y su principal socio, Oriol Junqueras.
Si en las semanas últimas las discrepancias han sido evidentes en decisiones de tanto impacto social como el empeño de Mas por el proyecto Barcelona World que le ha hecho buscar apoyos en el PSC ante el profundo malestar de ERC, así como sus políticas de privatización y despidos de TV3, se suma en los últimos días las discrepancias de Junqueras con la nueva política sanitaria de Mas.
Artur Mas no se moja
Se celebra por tanto el que puede ser el debate parlamentario de mayor calado político de la legislatura, con un Mas en baja, y no ayuda en nada a una mejora de su imagen el hecho de haber decidido no participar en el debate, lo que multitud de analistas y adversarios han calificado abiertamente de cobardía. Desde su entorno se alega, tras pedir secreto de confesión, que la causa de no intervenir en el debate hay que buscarla en el caso Ibarretxe: el ex lehendakari salió tan vapuleado de su comparecencia en el Congreso para defender su plan soberanista que nunca pudo recomponerse del mal trago y desde entonces quedó acabada su carrera política.
Por tanto, la defensa de la propuesta del Parlament será defendida en el Congreso de los Diputados por Joan Herrera, Jordi Turrull y Marta Rovira, portavoces en el parlamento catalán de IC-LV, CiU y ERC. Existen dudas sobre quienes serán los portavoces de los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados porque el PP todavía no ha recibido confirmación de Mariano Rajoy y Rubalcaba lo decidirá este fin de semana con sus colaboradores. El presidente del Gobierno, en caso de que actúe como portavoz, defenderá su oposición ya conocida, que frente al derecho de los catalanes a decidir existe el derecho a decidir de todos los españoles y que en ningún caso se celebrará un referéndum ilegal. Rubalcaba también se mostrará contrario al referéndum por ser ilegal pero recordará, él o Soraya Rodríguez, que la mejor salida para solucionar los problemas de los nacionalistas sería una reforma constitucional que propugne un Estado federal.
Sin embargo, por encima de la incógnita respecto a los portavoces de los dos grupos mayoritarios, quien despierta más expectación es Josep Antoni Duran Lleida, como portavoz de CiU en el Congreso y presidente de Unió.
Duran, incluso en estas últimas fechas, ha reiterado que su posición nunca ha sido independentista, sino que propugna que se profundice en el soberanismo, que exista más diálogo entre el Gobierno central y el autonómico, y que se aborden cuestiones fiscales que con fundamentales para Cataluña. Y siempre ha dicho que no participaría en un referéndum ilegal. Una postura muy complicada con un frente soberanista cada vez más independentista, y un Mas que insiste en la independencia.
El martes, además de despejarse la incógnita respecto quienes serán portavoces del Gobierno y del PSOE, las miradas estarán clavadas en la tribuna de invitados. La ausencia de Artur Mas, que critican incluso los suyos, CiU va a intentar paliarla con la presencia de la plana mayor de la formación, encabezada por el ideólogo de Convergència, Francesc Homs. Sin embargo no podrá acudir la vicepresidenta de la Generalitat, Joanna Ortega, en representación de Unió, ya que el mismo día debe pasar por el quirófano. Pero en esa tribuna se encontrarán los máximos dirigentes del frente independentista y del frente españolista, incluido el líder del PSC, Pere Navarro, que si al principio fue tibio respecto al referéndum después se posicionó en contra gracias a la intervención de Rubalcaba, y hoy se encuentra con su partido dividido, escindido y en declive.
Encuestas a conveniencia
No es el único bajo mínimos. La imagen de Mas se encuentra en plena decadencia, algunos de sus afines no dudan en calificar su situación como agónica y empiezan a decir que querían referéndum y va a ser consulta, y que a medida que se acerca noviembre se temen que ni siquiera va a ser consulta sino encuesta, que la Generalitat se conformará con encargar al CEO -el CIS catalán- una encuesta que pueda esgrimir donde convenga para demostrar que un porcentaje alto de catalanes está por la independencia.
Esa posición no resultaría creíble. Como no lo son algunas de las actuaciones últimas de la Generalitat.
Por ejemplo, presentó hace dos semanas, con gran alarde, una encuesta del CIS que decía que el 60% de los catalanes eran independentista. No era cierto: lo que decía el Centro de Estados de Opinión era que el 60% de los encuestados respondían afirmativamente a la pregunta de si querían que Cataluña fuera "un nuevo Estado de Europa", que no es lo mismo. En la pregunta ni siquiera se mencionaba la palabra independencia.
Pero no es la única manipulación respecto a los sentimientos independentistas. En los últimos meses, varios empresarios catalanes muy destacados, se sumaron a lo que en principio sólo defendió José Manuel Lara, una Cataluña formando parte de España. La reacción de la Generalitat a esos empresarios de primera fila fue decir, a través de Homs, que en Cataluña un hombre es un voto, dando a entender que por muy poderosos que fueran, que lo son, su opinión no tenía tanta relevancia, aunque entre ellos se encontrara el presidente de la CEOE y el presidente de Fomento del Trabajo, la patronal catalana. Sin embargo, cuando el presidente de la multinacional Grifols -con el 92% de sus beneficios procedentes de fuera de España- le dijo a Mas que "no se arrugue", desde la Generalitat lanzaron las campanas al vuelo por la relevancia de que un empresario conocido se situara al lado del presidente.
El martes marcará un hito en la carrera de Artur Mas hacia la independencia, aunque Rajoy dice a quien le quiere oír que no se celebrará el referéndum, pero no concreta si su afirmación significa que está seguro de que Mas no va a convocarla, o que va a aceptar algunas de sus pretensiones fiscales para detener su trayectoria, que enviará al Ejército o la Guardia Civil para impedir que los ciudadanos se acerquen a las urnas para participar en un acto ilegal… o que se aplicará el artículo de la Constitución que autoriza la suspensión de la autonomía.
Todo está abierto. Algunas de las incógnitas sobre las que hoy se hacen todo tipo de especulaciones pueden desvelarse en el debate del martes. Debate clave para el futuro político de Mas… y en el que no quiere intervenir.
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