El parqué
Jaime Sicilia
Jornada de caídas
Sondeo de Metroscopia
El verano le ha sentado bien al Gobierno de Pedro Sánchez. A pesar de la dimisión de su ministra de Sanidad por el caso del máster y de la polémica generada en torno a la tesis doctoral de Sánchez, el PSOE mejora de modo notable su estimación de voto, hasta el punto de que le saca una ventaja de 4,9 puntos al siguiente partido, que es el PP de Pablo Casado.
Este diario publica hoy un sondeo de Metroscopia realizado entre el 17 y el 19 de septiembre, mediante la realización de 1.635 entrevistas telefónicas. Al día de hoy, no hay elecciones convocadas, por lo que los datos no deben ser tomados como opciones consolidadas, pero el contraste con el sondeo que esta misma empresa realizó en julio permite obtener una buena impresión sobre un electorado que, no obstante, da muestras de una gran volatilidad.
A Pedro Sánchez le van bien estos primeros meses de Gobierno. El PSOE tiene una intención de voto del 27,7%, frente al PP, con 22,8%, y Ciudadanos, del 20,8%. Unidos Podemos se queda en el 15,1%. La participación estimada es del 63%.
El PSOE se beneficia porque consolida su primer puesto entre los votantes de izquierda y, además, va ganando el centro. Es una estrategia bien concebida desde Moncloa. Asuntos como el Aquarius y la exhumación de Franco le reconcilian con su electorado tradicional, pero a la vez toma posiciones en el centro. Es la fuerza preferida entre los jubilados y pensionistas, estudiantes, parados y trabajadores domésticos. Los socialistas tienen el mejor dato en recuerdo de voto, del 62%.
Hay un factor más: a sus competidores le van mal las cosas.
Pasado el momento de la elección en primarias de Pablo Casado, el PP pierde 1,6 puntos respecto al barómetro de julio y se queda muy lejos del 33% que obtuvo Mariano Rajoy en las pasadas elecciones generales. El PP tuvo un primer momento de mieles con Casado, pero ha durado muy poco. Su problema es que pierde por sus dos flancos, hacia Ciudadanos, donde se le van un 18% de los votantes, y hacia Vox, un 6%. Este desplazamiento hacia la extrema derecha aparece por primera vez en estos sondeos. El fenómeno se da, de modo especial, entre los votantes populares de más de 65 años.
El otro gran beneficiado es Ciudadanos, aunque no logra rentabilizarlo del todo porque su electorado anda disperso. Hay votantes naranjas que también se van al PSOE y al PP.
El partido de Albert Rivera gana siete décimas en estos dos meses. Su posición apenas ha cambiado respecto a julio, su electorado sigue sumido en el desconcierto generado tras la moción de censura contra Mariano Rajoy. Una prueba de ello es que sigue siendo el partido con un mayor porcentaje de votantes desmovilizados, uno de cada cuatro se declaran indecisos.
Unidos Podemos cae un punto, hasta el 15,1%. El equilibrio de fuerzas que se da en la derecha no existe en la izquierda, la formación de Pablo Iglesias se queda como subsidiaria de los socialistas, en un papel similar al de IU en muchos territorios del país. Además, Unidos Podemos ha perdido su vocación de trasversalidad en el electorado español, que está instalado en el eje izquierda-derecha, más que en lo nuevo-viejo.
PSOE y Unidos Podemos se muestran, así, como vasos comunicantes, de tal modo que la consolidación del liderazgo de Pedro Sánchez termina afectando a sus nuevos aliados parlamentarios.
El escenario parlamentario que dibuja este sondeo es similar al nacido en las anteriores generales. Hay un partido destacado, pero sin mayoría suficiente (ahora el PSOE, antes el PP), seguido de otros dos con una intención mayor del 20% y un cuarto descolgado. El resultado de las elecciones generales de 2016 es que se necesitan tres formaciones para alcanzar la mayoría, no bastan con dos, lo que está en el origen de la desestabilización que vive el Congreso desde 2016.
El bloque de la derecha (PP más Ciudadanos) es mayor que el de la izquierda (PSOE más Unidos Podemos), con un 43,6% frente a un 42,8%), pero las diferencias se acortan respecto a las últimas elecciones. Por otra parte, aunque el bipartidismo se rompió con este esquema de cuatro partidos nacionales, lo cierto es que PP y PSOE suman el 50,5% de la intención de voto, frente a la adición de las nuevas formaciones.
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