Visto y Oído
Emperatriz
Elecciones generales 2019
A la hora de ir a votar en estas elecciones generales de 2019, los ciudadanos tenemos un amplio abanico de partidos políticos donde elegir. Pero si no se está conforme con ninguno de ellos o, incluso, no cree en el sistema electoral, las opciones son también variadas: votar en blanco, votar nulo o la abstención.
El voto en blanco es aquel en el que el sobre que se deposita en la urna está vacío. En este caso, evidentemente, no se le asigna a ningún partido político, pero sí se contabiliza en el recuento general de votos para el reparto de escaños.
¿Qué quiere decir esto? Pues que si tenemos en cuenta la Ley d'Hondt, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el tres por ciento de los votos válidos emitidos, por lo que al incluir los votos en blanco, una candidatura necesita más votos para lograr escaño.
Los votos en blanco provocarían que los partidos necesitaran contar con más votos para conseguir un escaño. Es decir, a mayor número de participaciones, más número de votos se necesitan para alcanzar un tanto por ciento suficiente para cada escaño.
Aunque en teoría esta opción perjudicaría a los partidos pequeños, que necesitarían más votos para ampliar su tanto por ciento, los expertos indican que la subida del porcentaje que provocan los votos en blanco es ínfimo, por lo que en realidad, poco afectan al resultado final.
En este caso, no es que vaya vacío, sino todo lo contrario, el sobre que el votante deposita en la urna tiene algo de más en su interior.
Puede ser que vayan papeletas de varios partidos (si son del mismo partido se considera un voto válido), que las papeletas vayan con pintadas o que el votante haya introducido elementos que no son papeletas oficiales (el papel higiénico es uno de los más comunes).
Estos votos se consideran como "voto emitido no válido" y no cuentan para realizar el reparto de escaños, por lo que no benefician ni perjudican a nadie. Se considera un simple acto 'gamberro', donde el ciudadano protesta de esa manera.
Y la última de las opciones es la de ni siquiera pasar por el colegio electoral. Como en el caso del voto nulo, en este caso la abstención no contabiliza, por lo que ni perjudica, ni beneficia a nadie en particular.
Aunque para el reparto de escaños no influya, un porcentaje más o menos alto de abstención puede ser una buena medida del descontento del ciudadano.
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