el poliedro
Tacho Rufino
¡Regale usted inteligencia!
ALBERTO Núñez Feijóo no se incorporará del todo a su despacho de Génova hasta dentro de dos semanas. Tres como máximo. Mientras, pasa dos o tres días a la semana en Madrid para poner en marcha el nuevo PP. El calendario lo marca Miguel Santalices, presidente del Parlamento gallego. A él corresponde convocar la ronda de consultas, proponer un candidato a la Xunta, que será Alfonso Rueda, fijar la fecha de la investidura y la votación. Cuando Rueda tome posesión, Feijóo se instalará ya en Madrid, aunque de momento serán frecuentes sus viajes a Galicia por razones familiares.
El nuevo equipo de dirección se reúne los lunes, aunque con las variaciones que exijan los compromisos del presidente. En la primera cita se procedió al reparto de competencias, además de analizar la situación política general, con especial atención a las elecciones andaluzas, en las que se va a volcar todo el aparato nacional para apoyar a Juanma Moreno.
Un presidente regional que tiene a dos de sus consejeros en la dirección del PP, Juan Bravo en la vicesecretaría de Economía y Elías Bendodo en la de Coordinación. El primero redactó el documento económico al que Feijóo quería dar prioridad, pues deseaba enviarlo a Moncloa para que sirviera de base a posibles negociaciones con el Gobierno de cara al decreto sobre medidas económicas que se debatiría el pasado jueves. No hubo una reacción interesada de Moncloa. Bravo envió una carta que no tuvo respuesta y finalmente recibió una llamada de la ministra de Hacienda, que sólo quería pedir el apoyo al real decreto que el PP estaba dispuesto a que se aprobara, con su abstención, siempre que el Gobierno se aviniera a convertirlo en proyecto de ley y negociar sobre cuatro puntos, entre ellos la rebaja impositiva para las rentas más bajas, y rebaja del IVA energético. Montero pretendía que primero se produjera el apoyo del PP y, después, se hablara sobre las condiciones. Posteriormente Montero escribió una carta a Juan Bravo diciéndole que había que negociar sobre los once puntos que Sánchez le había indicado a Feijóo en el encuentro de Moncloa.
La respuesta, o más bien la no respuesta al documento económico, ha sido la primera señal al PP de Feijóo de que Sánchez no se va a volcar en mantener una relación fluida, de diálogo, con el principal partido de la oposición. En el reparto de funciones que se concretaron en la primera reunión del equipo de dirección, se determinó que Feijóo y Cuca Gamarra, la nueva secretaria general, serán las dos personas determinantes del partido, las que tengan la última palabra. Bendodo, como coordinador, y Miguel Tellado, el hombre de la máxima confianza de Feijóo en Galicia y hoy vicesecretario Territorial del PP, tendrá un papel clave en la organización interna del PP.
Ellos dos, junto al vicesecretario de coordinación autonómica y Local, Pedro Rollán, tendrán a su cargo la organización de los congresos regionales y provinciales, relaciones entre las diferencias regiones, y la intervención en caso de tensiones o conflictos. Feijóo quiere dar el máximo protagonismo y capacidad de decisión a las direcciones regionales, por lo que Bendodo tendrá que esforzarse para que esa coordinación satisfaga los intereses de la organización en las distintas regiones pero al mismo tiempo exista una política común en las cuestiones esenciales.
Tanto Bendodo como Bravo han pasado muchas horas en el AVE estas semanas para atender sus obligaciones en la Junta y en el PP nacional, y ninguno serán consejeros en el caso de que Moreno siga en San Telmo. Tellado ha estado viajando a Galicia, lo que seguirá haciendo hasta que se celebre el congreso regional los días 21 y 22 de mayo. Fecha que coincide con el congreso de Madrid, que se celebra el 20 y 21 y que Feijóo y Ayuso convinieron en no retrasarlo.
También Esteban González Pons, vicesecretario de Relaciones Institucionales, es hombre con la maleta constantemente preparada. En su caso, entre Bruselas, Estrasburgo y Madrid, para cumplir con sus compromisos de eurodiputado. Ha hablado con Feijóo sobre su situación, pero de momento los dos consideran conveniente mantener el escaño europeo. Su papel en Bruselas es importante, no sólo por su propia actividad sino porque también es una oportunidad para mantener los contactos internacionales con dirigentes europeos y con los que a través de comisiones y delegaciones de la UE se establecen con gobernantes y políticos de países de todos los continentes.
También se ocupará de las relaciones institucionales y, de momento, se ocupará de la renovación del Consejo General del Poder Judicial, caballo de batalla del Gobierno con Pablo Casado. Su interlocutor será Félix Bolaños, ministro de la Presidencia. Cuca Gamarra y Pons han decidido que antes de que se produzca un encuentro formal con Bolaños es necesario reunirse con las asociaciones profesionales, escuchar sus sugerencias y propuestas.
Sí ha mantenido contactos Pons con Margarita Robles, ya que entre sus funciones estará también la de Defensa. Han hablado brevemente, nada formal. Es muy probable que la ministra y el responsable del PP puedan entenderse en asuntos de Estado.
Alguien importante en el nuevo equipo, aunque más desconocida, es Carmen Navarro, vicesecretaria de Asuntos Sociales, con temas tan relevantes como educación y pensiones. Es una diputada joven, poco conocida, que en Génova consideran que tendrá pronto gran protagonismo.
Un capítulo de la máxima relevancia es el de la Comunicación, que lleva ya Mar Sánchez; trabaja desde hace veinte años codo con codo con Feijóo, desde los tiempos en que era director de Insalud. Conoce bien el sector, tanto el gallego como el nacional, sabe de estrategia política y Feijóo tiene una confianza plena en ella. Se conocen tanto que la relación discurre con la máxima fluidez. Feijóo también se lleva a Madrid la jefa de gabinete, Marta Vafrela, una institución en la Xunta, que trabaja estrechamente con el presidente en sus discurso institucionales y es una experta en preparando informes.
Feijóo tiene como prioridad que el PP se encuentre en la mejor de las situaciones, perfectamente unido y preparado, para las elecciones generales, cuando las convoque Pedro Sánchez. Tanto que, incluso si se adelantaran y se celebraran en el transcurso de este año, el PP estuviera en condiciones óptimas para afrontarlas.
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