Dani Rovira hace reír a La Malagueta
El cómico pregonó un decálogo de recomendaciones "saludables" que abrió el cielo de fuegos artificiales.
La mejor receta para convencer a un público pasa por acercarle el discurso a sus lugares comunes. Esto debió pensar Dani Rovira cuando se enfrentó al vértigo de la página en blanco. No debe de ser fácil escribir tu primer pregón habiendo vivido la Feria de Málaga en primera persona, "desde pequeño" y "muy intensamente". El cómico malagueño ejerció anoche de eficaz pregonero de sus fiestas echando mano de sus mejores armas: ese sentido del humor que ha convertido sus monólogos en fuente de descargas habituales en Youtube. Diez minutos antes de que el cielo rompiera en un festival de 5.000 fuegos artificiales con la carretera de acceso al puerto como nuevo punto de salida, La Malagueta esbozaba ya una inmensa sonrisa dirigida al protagonista de la noche. Recuerdos, anécdotas y hasta un decálogo de consejos "saludables" dieron forma al mensaje de un joven "agradecido" de poder llevar "una responsabilidad "muy grande".
Tras los correspondientes agradecimientos a su gente, a la que se refirió como esas "más de 300.000 obras de arte en la calle" el humorista regresó al tiempo de la felicidad, la infancia, para llenarlo de melancolía. "Ojalá pudiéramos volver a vivir las cosas como las vivíamos por primera vez. Esos cacharritos, esa foto en el patio andaluz con el caballo de cartón piedra, ese olor a algodón dulce, el látigo, la noria, Camela...", rememoró.
Las risas como aplausos privilegiados y la añoranza como musa inspiradora. "Hace más de 12 años que salí de Málaga a estudiar y a ganarme la vida. Granada, Oporto y Madrid han sido las ciudades que me han acogido", explicó el emigrante con la perspectiva que da la distancia, y con más humor autóctono. "Sólo cuando sales de Málaga te das cuenta de que el malagueño es un idioma propio. Porque yo los agujeros en la pared los hago con el guarrito y yo no me canso, yo me quedo guarnío", bromeó.
Puestos a rescatar del pasado motivos para engordar el orgullo patrio, Rovira recurrió a su curriculum vitae. "Vecino de la barriada de La Paz, fui estudiante del Colegio Rosario Moreno y del Instituto Litoral. He jugado al fútbol en El Conejitos, he jugado al GoriGori en la Plaza, he hecho alguna que otra piarda para ir a La Misericordia a bañarme, y yo también me iba a los bancos del final del parque del Oeste a pelar la pava", enumeró el pregonero como méritos con los que demostrar -por si quedaba alguna duda- su origen.
El actor reservó en su pregón momentos para la esperanza y la confianza en un futuro mejor, con la crisis como sustantivo aberrante, aunque de inevitable pronunciación. "Mando toda mi fuerza a las familias que van remando contracorriente, a los jóvenes, a nuestros ancianos. El malagueño es solidario y no dejará caer jamás al que tiene a su lado", opinó.
Cuando alcanzó la recta final de su discurso, el ponente se vio, "en la obligación" de ofrecer unos "consejos saludables", a modo de decálogo. En primer lugar, "la máquina de dar puñetazos está trucada. Las puntuaciones las maneja el hombre del tabaco, que monta una torre de cartones de tabaco de metros y metros, allí han anidado cigüeñas", aseguró. En segundo lugar, puestos a pasar por la tómbola, mejor esperarse al final del recorrido. "He visto gente llevando un piolín de 16 kilos durante seis horas", continuó. El monologuista tampoco se olvidó de la otra mascota de la Feria, el vino, y su pañuelo de regalo. "Traeros un pañuelo de casa y así disfrutáis del Cartojal de manera moderada". El cuarto consejo lo dedicó a los progenitores y su paciencia. "No le deis el tambor al niño. Y si le vais a comprar una trompeta, pensad que esa trompeta luego acaba en casa", subrayó. Por si alguien sale desorientado, conviene saber que "El Pimpi tiene doble salida y doble entrada, que no es el efecto del vino"; que Mocito Feliz "ha hecho franquicia" y por eso se le puede ver " en hay que atreverse a "bailar sevillanas con la chica que os lo pida. Es una oportunidad única de arrimar folclore y risas". Por último, Rovira advirtió de los efectos del alcohol en la exaltación del amor, porque "si te dicen te quiero" a lo largo del día, mejor "no saques conclusiones, espera que pase la Feria". Como novena recomendación, mejor citar a los feriantes "al principio de Larios", es "un sitio discreto y estratégico donde no queda nadie". Y como epílogo, una sugerencia para el decoro y un aviso a navegantes: "chavales, ¡poneos la camiseta!".
La madrugada despidió a Dani Rovira con un cielo pintado de cien luces de color que rompieron en doscientas con fachadas de volcanes, de candelas, fuentes de perlas multicolor, secuencias de abanicos y otras formas similares de conquistar las alturas con los pinceles del artificio. Fueron 4.000 efectos pirotécnicos menos que el año anterior pero el ruido se encargó de disimularlo. Trescientos disparos en menos de diez segundos como traca final al castillo multicolor y de vuelta a la tierra. Con la mirada al frente, los cientos de malagueños que rodeaban el escenario, vecinos, turistas y algún que otro fan recibieron con aplausos a otros malagueños, los de Efecto Mariposa, elegidos para el primer concierto de las fiestas. Tras casi un año alejados de los escenarios, la banda reapareció con los temas de su último disco y sus grandes éxitos. Cumplido el protocolo, tocaba ya despedir a los artistas ceder el protagonismo al vulgo, el mismo que durante ocho días pregonará su propia Feria.
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