Rafael Prado: “Debemos salir a la calle con elegancia y convertir nuestra Feria de Málaga en escaparate”
Abanderado de la feria de málaga 2022
El que fuera dueño de mítico Café Central, elegido como abanderado este año por una vida de ‘malagueñismo’, aboga por unas fiestas unificadas y escoge el Centro como lugar
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Málaga/Rafael Prado Salas, el defensor de causas imposibles y representante de los hosteleros durante una época. El mismo que desarrolla una aplicación para el turismo, que da vida a una tuna y ha visto miles de amaneceres y otros tantos anocheceres en la Plaza de la Constitución como guía permanente del Café Central –hasta que cerró sus puertas a principios de año tras más de un centenar de historia– ha sido seleccionado este año como abanderado de la Feria en reconocimiento a una vida de malagueñismo, así como en homenaje a su mítico negocio de café.
–¿Qué significa para usted ser abanderado de Málaga?
–Es un orgullo y un honor que me está costando un poco asimilar, porque francamente no me lo esperaba. La verdad es que estoy atravesando un momento delicado y esto me ha dado vida. Cierto es que me tiene bastante nervioso el pequeño discurso que tengo que dar porque quiero medir mucho las palabras sin alejarme de mi persona. Pero, en resumen , estoy encantado
–¿Qué quiere transmitir con su mensaje? ¿De qué no se quiere olvidar?
–No quiero adelantar mucho, pero es evidente que lo que voy a ensalzar es parte de mi vida y voy a hablar de lo que representa ser abanderado, así como de la Feria. Además, les voy a pedir cosas a los malagueños porque tenemos la obligación de devolverle a nuestra tierra lo que tanto nos da, que es pura alegría. Se la debemos devolver saliendo a la calle con elegancia y con buen gusto y convertir así la Feria de Málaga es un escaparate singular.
–¿Quiere decir con eso que apelará a la prudencia?
–Exacto, sobre todo prudencia. Los excesos nunca son buenos. Lo mejor es divertirse y saber divertirse, no sobrepasar esos límites que al final no agradan a nadie. Por ello, pediré a los jóvenes la moderación justa.
–¿Usted es más de la Feria del Centro o de la del Real?
–Es evidente que yo me decanto por la del Centro. Me he considerado siempre un gran defensor de ella, aunque no denosto al Cortijo de Torres. Lo que no concibo es una feria separada, yo tengo en mi mente otra feria. A mí no me gustan las que están separadas, pese a que comprendo que hay que dejar espacios y tener un cierto control.
–¿Cómo se imagina una feria unificada?
–A mí me gustan las ferias urbanas y creo que no hay que gastarse tanto en diferentes recintos. Hay que gastarse en engalanar, provocar a los vecinos para que formen parte de la feria adornando los balcones. Es que es muy fácil una cosa aquí, otra allí y esto prohibido. ¿Un horario de feria? ¿En qué ciudad de España ocurre eso? No lo entiendo. Los horarios los marcan los propios festejos. Tenemos un puerto maravilloso que podemos ofrecer al mundo en estas fechas y yo creo que hay muchísimas cosas que hacer, pero no con tanta norma.
–Por su pasión hablando de esta celebración denoto que siempre ha sido feriante.
–Siempre. Yo soy un feriante que ha conocido varios lugares de los recintos de feria. El que más me ha gustado fue el del Parque. Era un niño, pero aquello me daba alegría. Era una sensación de estar cómodo y a gusto. El resto de los sitios siempre me parecieron lugares de demasiado impacto. Sin embargo, voy a defender siempre la Feria de Málaga esté como esté y sea donde sea.
–¿Qué anécdotas guarda de la feria en las distintas etapas de su vida?
–Cuando era niño me llamaba muchísimo la atención esa feria del parque, las casetas que había y lo bonitas que quedaban en ese entorno. Cuando fui mayor y empecé a trabajar en el Central muchas veces estaba hasta las tres de la tarde y a esa hora cogía la guitarra, salía corriendo y me metía en el Patio del Niño Jesús con mi grupo de amigos y allí estábamos hasta las seis o siete de la tarde sin parar de tocar sevillanas, rumbas o lo que fuera. Esa era una feria maravillosa.
–¿De quién se acordará cuando ice la bandera?
–Me voy a acordar muchísimo de mi padre y de mi madre porque si por algo yo estoy aquí este año como abanderado es por ellos. Si estuvieran aquí estarían disfrutando muchísimo con etso porque eran Málaga 100% los dos. Es lo que me enseñaron y estarán conmigo. Evidentemente también me acordaré de mi familia más allegada, como son mi mujer, mis hijos, mi familia política y mis nietos, que los adoro y son las ganas de vivir de mi casa en estos momentos.
–Va a ser el primer año que el Central esté cerrado en feria. ¿Dónde recmendaría ir a tomar un buen café tanto a los malagueños como a los visitantes?
–En el Café Central de La Malagueta que es de mi hijo, lo tengo clarísimo. Está en un sitio excelente, al lado de la Plaza de Toros, en la calle Cervantes. Allí se toma muy buen café, un magnifico desayuno y se come de lujo. También hay muchos sitios muy buenos. Mis compañeros hosteleros son magníficos. Hay algunos que son de una excelencia extraordinaria, dentro te puedes encontrar lo que quieras, pero hay que buscar esa oferta genuinamente malagueña. Eso es lo que hay que buscar y proteger, ese sello distintivo que tiene que concuerda con nuestra forma de trabajar, nuestra forma de hacer las cosas y nuestros platos. No podemos olvidar que aquí en feria es cuando se consumen más callos, puchero y pringá. Es muy curioso que en agosto que eso se ponga tan de moda, pero es así.
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