El año que viene, más y mejor

La Feria pone punto y final tras ocho días de fiesta que han disfrutado tanto malagueños como foráneos

Mujeres disfrutando de la música de una charanga en la calle Larios.
Lorena Avilés

25 de agosto 2013 - 01:00

Sí, es cierto, es el día en el que todo acaba. La jornada de hoy marca el fin de los cantes improvisados por las calles de Málaga, de los movimientos de volantes, del arte del abanico bajo "treinta y tantos" grados de calor, del Cartojal fresquito a la sombra, de los platos de jamón, gambas y paella mientras suena de fondo Paquito el chocolatero. Esto no significa que a partir del lunes, de merecida resaca, no se pueda echar esa tarde de rememorar con los amigos anécdotas y compartir vivencias. Pero tal vez, para los que no quieren encerrar en el armario sus trajes de lunares y sus ganas de más, les sepa a poco, les falte algo. Seguro que les resultará difícil despedirse de la ciudad vestida de gala, pero ya sabían que su Feria tiene fecha de caducidad.

Estas últimas horas se traducen en un "hasta el año que viene, mientras para otros, este día significa un balance en el que su Pepito Grillo le reclama un análisis de cómo han pasado la semana: gastos improvisados, derroche nocturno, nuevas amistades, qué queda prohibido y qué queda pendiente para la próxima...

Todo feriante que se precie habrá vivido durante los festejos encuentros por la ciudad con familias al completo disfrutando entre carcajadas, grupos de amigos que hacía años que no se reencontraban, parejas de dueño y mascota preparados a la perfección para la fiesta, ambos con trajes de faralaes.

Y tras realizar un balance de cómo ha ido este año y qué debe mejorarse para el que viene, se ponen sobre la mesa diferentes vivencias. Antonio y Marisa, una pareja de Córdoba que viene cada año a veranear a Fuengirola, manifiestan que ésta ha sido "la mejor Feria que han vivido en años". Entre sonrisas confirman que han podido disfrutar de la visita de toda la familia desde varios puntos de Europa, desde Francia a Irlanda, y "absolutamente todos han quedado fascinados con la decoración de las calles, las actividades programadas durante el día, sobre todo las dedicadas a los más pequeños". Sus esperanzas para la próxima Feria son "recibir más visitas y tener más diversión".

Rosa, vecina de la calle Carretería, afirma que su deseo de cara al año que viene es que "se controle algo más el tema del alcohol en los jóvenes". Confiesa que al vivir en el centro, ha visto "barbaridades" pero aun así, la seguridad en comparación a otros años ha crecido en un "cien por cien".

Mientras la charanga de turno en la principal calle de la ciudad, Marqués de Larios, tocaba la mítica canción de la banda sonora de Grease, Loli y Charo, vaso de mojito en mano, gritaban "¡hay que aprovechar que esto ya mismo se acaba!". Una vez concluida la muestra de danza, intentando apaciguar el calor con los abanicos a juego con sus vestidos, se declaran devotas de la Feria de Málaga. "Hemos venido desde Vélez-Málaga todos y cada uno de los días que han durado las fiestas, y con mucha pena tenemos que despedirnos". Con un guiño y un apretón de manos confiesan que "el final va a ser lo mejor" y que para el año que viene "nos alquilaremos una habitación, aunque sea para dormir unos encima de otros, para aprovechar cada minuto".

No hay vuelta atrás. Ya no sonará más el móvil para alertar de una quedada en la Plaza de la Constitución. Tampoco habrá tiempo para esperar la cola del autobús que lleva al Real. Se acabaron los momentos de búsqueda de un hueco de sombra, aunque sea ínfimo. Pero nada de tristezas, porque esto no es un adiós. Todo lo contrario. Un hasta luego y un "espérame Málaga, porque el año que viene, seguro, habrá más y mejor".

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