Una noche para no dejar de brillar

Málaga/Miradas alzadas, ojos brillantes y corazones expectantes. Las ganas de Feria corrían por el ambiente y por el rostro de cientos de personas que se reunieron en Cortijo de Torres para ver de cerca el encendido del alumbrado. Un año más la portada del Palacio de la Aduana recibió a los feriantes con sus miles de bombillas parpadeantes.

El gentío empezó a llegar tiempo antes para asegurarse las mejores vistas. Y de un momento a otro, las manos inocentes de varios niños rompieron la espera. Un chasquido mágico del botón y voilà...se hizo la luz.

Solo bastó unos segundos para que los casi 2,5 millones de bombillas del Real comenzaran a brillar al unísono y dejaran ensimismados a a quienes contemplaban la escena, incluso a los más desprevenidos. El Palacio de la Aduana se convirtió en el gran punto de luz de lo que ahora se ha convertido en una pequeña y engalanada ciudad, donde la iluminación también corre a cargo de los farolillos, arcos y farolas, en su mayoría de bajo consumo y con energía de origen renovable.

Nadie quiso perder la oportunidad de inmortalizar el momento con sus teléfonos móviles, cuyas pantallas también se convirtieron en pequeños puntos de luz que preludiaban entre la oscuridad el momento que estaban a punto de vivir: el inicio de la fiesta en mayúsculas de la ciudad.

La música tampoco faltó para amenizar y poner banda sonora al evento que inaugura el Cortijo de Torres, donde muchos ponen el broche final a la fiesta que ya comenzó en el Centro.

Con toda la maquinaria ya puesta en marcha, los feriantes comenzaron a inundar las calles y el centenar de casetas que se disponen a lo largo de los 120.000 metros cuadrados del recinto ferial. Un espacio pensado para hacer disfrutar a todo el mundo con un gran abanico de actividades: cacharritos, conciertos, espectáculos infantiles...

Los caballos tendrán especial protagonismo en el Real, que acogerá por primera vez el XXXVIII Concurso Exhibición de Enganches. Inaugurada la Feria, solo queda seguir disfrutándola los días venideros con las mismas ganas del primer día.