Feria Taurina de Málaga | Simón Andreu, debut de primera

Chicharro, cornada en el muslo izquierdo de pronóstico leve que le impidió continuar lidia

El cartel de la Feria Taurina de Málaga 2024

Simón Andreu cortó dos orejas en su debut con picadores. / Carlos guerrero

Simón Andreu es ya el primer nombre propio de la Feria Taurina de Málaga 2024. Con dos orejas en su debut con picadores, una en el cuarto de la tarde y otra en el último de la tarde, logró dar luz a una novillada de poco contenido y largo recorrido que empezó de mala forma con la cogida de Alejandro Chicharro en el primero. 

Pesaba el terral en el tendido y en el ruedo donde los dos primeros novillos coparon la primera hora del festejo. Ni el peligroso primero, ni el noble segundo, ni el descastado tercero pudieron levantar los ánimos hasta que en la segunda parte del festejo cambió el aire y llegó un soplo de aire fresco. Fue Simón Andreu, el debutante, quien puso todo de su parte y recibió al cuarto con un afarolado de rodillas. Comenzó la faena de muleta también de hinojos y le ganó la partida al novillo de embestida rebrincada y poca entrega. Gracias a esta labor asomaron los primeros pañuelos de la Feria

Podría decirse que tras el primer pinchazo la faena no era de oreja, y más en plaza de primera, pero acogiéndonos al reglamento hubo petición mayoritaria tras la estocada al segundo intento y por ello fue correctamente concedida.

Más merecida y mejor faena fue la del último novillo de la tarde, el de mejor condición, con el que Andreu se animó a poner banderillas, nuevamente conquistando al público y siendo el último par de banderillas cortas. Tras una faena entonada, volvió a pinchar con la espada y se le concedió otra oreja. 

Poco pudimos ver de Alejandro Chicharro. El primero de la tarde apretó hacia dentro ya en el capote y cuando el novillero se dispuso a empezar por estatuarios nos temimos lo peor. No era animal para fiarse y fue cogido. Aunque en esa primera ocasión se libró, la cornada llegó en la siguiente tanda al natural. Quiso volver a la cara del novillo y lo intentó, hasta que le venció el dolor. Tuvo que hacerse cargo de la lidia Alejandro Cano quien no se dilató y lo pasaportó pronto. 

Quedando el festejo en mano a mano, el marbellí Alejandro Cano no tuvo la mayor de las suertes. Con el tercero, descastado y despegado del suelo, poco pudo lucirse, como tampoco pudo hacerlo con el quinto, cuando empezó a molestar el viento añadiéndole complicaciones a las que ya tenía el novillo. La falta de oficio, en ocasiones así, cobra protagonismo de más y dificulta la labor de quien viene con toda la ilusión a dar lo mejor de sí. 

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