Mayores en la Feria de Málaga: "Tenemos muchas ganas de disfrutar de la vida"

En la Feria de Málaga todos los públicos tienen cabida, sobre todo los mayores. Junto a la portada, que adorna el inicio de la calle Larios, están Paqui Rueda (81 años) y Rosa Fernández (63) junto a otras cinco amigas. El grupo exprime la Feria al máximo. “Venimos por el día al centro, bailamos unos malagueñas, paseamos, tomamos algo fresquito, comemos y al Cortijo de Torres por la noche, a seguir disfrutando”, asegura Paqui.

Con la flor en la cabeza, andan decididas por la Plaza de la Marina, Toñi Reyes (73) y su amiga. Ambas también disfrutan del centro por la mañana “tomando alguna cervecita” y viendo las actuaciones y por la noche van al Cortijo de Torres a asistir a algún evento, como el de las misses. Hacen un ritual similar al del grupo anterior.

“Tenemos muchas ganas de disfrutar la vida”, afirma Maite García, de 68 años. Sentada en un banco de la transitada calle Larios, viste un traje de gitana de lunares. A su lado, Juan José Ferrer (78) confiesa que hoy ha dejado el traje de corto en casa por qué hace mucho calor.

“Cada año, la Feria de Málaga va un poquito mejor; está muy bonita y animada”, asegura Antonio Gómez, de 80 años, que pasea de la mano con su mujer. Ellos prefieren darse un “paseíto” por el centro y bailar mucho.

Los mayores guardan de la Feria de unos años atrás bonitos recuerdos, cuando ésta se hacía en el Parque y por la calle Larios pasaban aún los caballistas. Emilia Martín y Fernando Plaza, 70 años, vivían en Salamanca cuando vinieron por primera vez en 1982 a esta fiesta. Recuerdan: “Cuando llegamos, nos encontramos con un sabor andaluz que te calaba”. Desde hace años, ambos viven en la ciudad y se consideran malagueños.

De esos tiempos echan de menos lo tradicional, los trajes y los bailes regionales que para ellos se han ido abandonando con los años. “No se deberían perder jamás nuestras tradiciones y hay que luchar por ellas, tenemos que recuperarlas”, añade Fernando.

La gran mayoría protesta por lo mismo. “A partir de las 17:00, el centro ya es un total desmadre”, se queja Juan José, a lo que su mujer asiente convencida. Piden que se vigile más los “desfases” y “las faltas de respeto”.

Al Ayuntamiento de Málaga, José Torrubia, de 70 años, le pide: “Los mayores queremos que nos den casetas con mucha libertad para que podamos bailar y con sombrita y muchas invitaciones”.