Carmen Machi: "Los actores no nos jubilamos. Siempre hay personajes de 80, 90 y 120 años"
'La voluntaria' opta a hacerse con la Biznaga de Oro de la vigésimo quinta edición del Festival
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MÁLAGA/La voluntaria aterriza en el Festival de Cine de Málaga con Carmen Machi como protagonista. La actriz encarna el personaje de Marisa, una doctora recién jubilada que decide viajar a un campo de refugiados esperando prestar su ayuda. Al llegar allí se da cuenta de que las cosas no son como se las había imaginado. Sin embargo, su tesón y solidaridad le llevan a cruzar límites y fronteras. Unos valores que Machi admira y reconoce que le gustaría tenerlos.
-¿Había estado alguna vez en un campo de refugiados?
-No, nunca.
-¿Cómo se prepara uno para ello?
-Realmente yo iba a rodar una película y dar vida a un personaje que, como yo, iba de nuevas. No iba a hacer de refugiada ni de cooperante con experiencia, así que yo como actriz hice lo mismo que el personaje. Después, cuando ruedas la película, estás inmerso en la burbuja de la historia y vives en una realidad paralela. Lo que sí capté fue la tristeza. Hay una tristeza enorme que, por fortuna, la rompen la cantidad de niños que hay. Ellos son la luz y la alegría. Esas sensaciones las llevaba yo por dentro como ser humano. Como actriz, el camino por el que va el personaje lo va marcando la propia película.
-¿Qué hay de usted en el personaje de Marisa?
-Yo normalmente me distancio mucho de los personajes y así los veo con más claridad. Además, la situación que vive Marisa no es la mía. Es algo más mayor que yo y está jubilada, que yo de mi profesión no lo voy a hacer. Me he dado cuenta viendo la película que todo lo que hace tiene que ver con su jubilación. Pero creo que es una mujer muy viva, que quiere seguir estando muy viva, y quiere hacer algo que le reconforte, que le de sentido, porque es doctora y se ha dedicado toda la vida a ayudar a los demás. Sinceramente, creo que pocas cosas tienen que ver conmigo, me gustaría ser tan bondadosa como ella. Admiro muchas cosas del personaje. Me gustaría tenerlas a mí, pero creo que no las tengo tanto.
-Pero, Marisa tiene muchas carencias y no necesariamente están derivadas de la jubilación, ¿no?
-No sabemos muy bien que es eso de la jubilación. De repente, la inactividad. El sentido que ha tenido tu vida desde que fuiste a la facultad a estudiar Medicina hasta los 65 años, que has estado ejerciendo de ello, desaparece. Entregas toda tu vida a la profesión, tu energía, muchas horas. tu mente y tu cuerpo siempre han estado ahí y, de repente, desapareces. Porque, además, la sanidad pública es así, te sustituyen por gente más joven y se acabó. Es una cosa extraña por la que hay que pasar, que yo no sé bien cómo es y Marisa yo creo que trata de seguir estando en la vida, de que no la desplazan.
-¿Usted ha pensado en el día en el que se jubile? ¿Qué va hacer?
-Los actores no nos jubilamos, cariño. Siempre hay personajes de 80, de 90 y de 120.
-Pero, a lo mejor llega el día en el que necesita descansar.
-Uno puede decidir no trabajar más, pero eso no es jubilarse. Esa palabra explica que ya no puedes ejercer de manera oficial. Una cosa es que te tomes un descanso y otra que te jubiles, y esa palabra no entra en nuestro vocabulario.
-¿Uno nace sabiendo que va a dedicarse al mundo de la interpretación?
-En mi caso sí. No sé si nací sabiéndolo, pero me di cuenta muy pronto de que era lo que quería hacer. No sabía que era una profesión, pensaba que era algo que formaba parte de tu vida, un hobby o algo similar, pero siempre lo he tenido claro.
-¿Cómo se dio cuenta?
-Es muy raro de contar. Te das cuenta de que tienes la capacidad de mentir bien y de que crean una historia que te acabas de inventar. Eres consciente de que tienes una capacidad de engaño muy grande y que eso justo es lo que hace un actor. Eres capaz de llorar sin estar sintiendo pena, y eres capaz de reírte sin ningunas ganas y resulta que eso es una profesión. Desde que me di cuenta de que podía hacer eso, tuve claro que iba a dedicarme a ello.
-En su caso, nació con esa cualidad, ¿se morirá también con ella?
-Supongo que sí.
-Ha hecho mucha comedia, ¿qué género le resulta más complicado?
-Yo he hecho en realidad más drama que comedia, en general. Aparte de que es todo lo mismo, la vida misma es así: drama y comedia, se requiere el mismo esfuerzo. Sí es cierto que la comedia es más cansada, eso te lo garantizo, pero es lo mismo. La comedia es más difícil porque requiere de más técnica, pero en realidad no hay diferencia.
'La voluntaria' a través de los ojos de su directora, Nely Reguera
La directora de La voluntaria, Nely Reguera, cuenta que la película parte de un viaje que hizo en 2016, junto a sus amigas, a un campo de refugiados en el norte de Grecia "ante la impotencia de lo que estaba ocurriendo". Algunos países de Oriente Medio estaban en guerra, miles de personas abandonaban cada día su país huyendo de las bombas y Europa cerraba sus fronteras. "Teníamos la sensación de que no nos estábamos comportando como tocaba y decidimos ir para intentar hacer algo", revela la también actriz y guionista catalana. "Me apetecía unir dos ideas: qué pasa si un personaje que tiene ganas de ayudar, de sentirse útil de nuevo, de cuidar y de querer va a un lugar que está lleno de gente que necesita eso precisamente, que la cuiden y la escuchen", añade.
Marisa, el personaje que encarna Carmen Machi, representa a esa mujer jubilada dispuesta a ayudar a niños refugiados. Sin embargo, se topa con unas serie de reglas que le impiden para dar rienda suelta a su solidaridad, ya que la ONG estable unas normas que los voluntarios han de cumplir. Una situación similar a la que vivió en primera persona la directora de la cinta. Aunque reconoce que la primera vez que estuvo (en 2016) todo era mucho más "caótico" y la gente que llegaba para colaborar "aprendía sobre la marcha", cuando volvió, tres años más tarde, el panorama era distinto. "Ya habían entendido la complejidad de los campos y cuando llegabas sí te explicaban las normas que debías cumplir como voluntaria. Algunas las entendías perfectamente y, otras, te parecían absurdas. Además, llegabas incluso a pensar que con tanta norma se había perdido el propósito inicial", manifiesta.
La voluntaria trata muy de cerca los estragos que dejan las guerras. Muchas veces, olvidados. "Los refugiados que están en los campos de Grecia están bastante abandonados. Hace un año, este país estaba haciendo devoluciones ilegales y la Unión Europea las estaba apoyando", critica. Hace un mes, Rusia entró en conflicto bélico con Ucrania tras invadir el país y Europa desencadenó toda una ola de solidaridad. Una doble vara de medir que la directora confiesa no entender. "Celebro la acogida de ucranianos, pero me enfada que esto no lo hayamos hecho antes y con más gente. ¿Por qué a ellos los tratamos de esta manera y a otros no?", lamenta.
La película también hace una crítica del trato que recibe la sanidad pública por parte de las administraciones. "Creo que es un problema que se ha evidenciado con la pandemia. Son personas que se dedican a cuidar al resto de la población y los políticos no cuidan de ellos", denuncia. A su juicio, "no se invierte lo necesario ni se prestan los medios suficientes". Por ello, confirma que tenía voluntad de criticar la situación en el filme y, por otra parte, pedir "que no se abandone, se cuide y se avance".
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