Maribel Verdú: "Mujeres de mi edad que seamos protagonistas de películas hay tres"
Festival de Málaga
La actriz Maribel Verdú protagoniza 'El doble más quince', largometraje del bilbaíno Mikel Rueda que se presentó en la Sección Oficial y que gira en torno a la necesidad de conectar con el otro
Málaga/Después de pasar por el Festival de Málaga con la película A escondidas, el cineasta bilbaíno Mikel Ruedaregresa a la Sección Oficial a Concurso con la cinta El doble más quince, una road movie “andando” en la que dos personajes aparentemente distintos y de edades muy distantes conectan en un momento esencial de sus vidas. Maribel Verdú es una médico, madre de dos hijos y con su presente y futuro aparentemente resuelto. Sin embargo, está repleta de dudas. Germán Alcarazu interpreta a un chico adolescente que se encuentra igual de perdido que ella. Ambos serán un espejo para el otro en el que ver reflejadas sus propias inseguridades y miedos. En un solo día vivirán una historia que quedará siempre en su recuerdo.
–En El doble más quince dos personajes muy distantes, en cuanto a edad, conectan. ¿Qué les une?
–Pues les une lo que al final nos une a las personas, los miedos, las incertidumbres, reflexionar acerca de todo, de la vida, de la muerte, del dolor, del placer... Ese no saber en qué consiste la vida y qué te va a deparar en la adolescencia, esas reflexiones que durante un tiempo se relajan, cuando llegas a la edad adulta se vuelven a plantear. Por eso se entienden tan bien, porque él se plantea cosas que ella ya se planteó en su momento y a las que regresa ahora. No hay diferencia entre uno tan joven y una tan adulta.
–¿Cómo se le ha dado credibilidad a esa relación?
–Al margen de que pueda gustar más o menos, lo que es incuestionable es que en la vida existen cosas mucho más fuertes que ésta. La ficción es un pequeño ejemplo de las cientos de cosas que suceden en la realidad. Pero el punto de vista del típico machirulo no acepta esta película, porque solo acepta ese mundo de hombre mayor que se lía con una Lolita y lo otro, al contrario, no lo ve lógico ni normal.
–El cliché siempre ha estado en el otro sentido, el hombre mayor que busca a la chica a la que dobla o triplica la edad...
–Efectivamente. Aunque lo contrario también ha existido toda la vida y el cine nos lo planteó en Verano del 42 y otras películas. Pero es verdad que no es tan típico, aunque existir, existe.
–¿Qué es lo que más le ha gustado de rodar con Mikel Rueda?
–Todo, ha sido una de las experiencias más bonitas de mi carrera, más enriquecedoras, más positivas... Espero rodar toda mi vida con él, se ha convertido en alguien muy importante para mí, lo considero ya de mi núcleo duro.
–¿Qué le hace ser tan especial?
–Cuando nos conocimos con el corto Caminan conectamos, pero no por la cosa del trabajo, sino a nivel personal. Es una persona que me interesa muchísimo, en la que confío plenamente, al que le podría contar cualquier cosa, es una cuestión de piel, conectamos desde el primer momento.
–¿Cómo ha sido rodar con Germán Alcarazu, un actor con mucha menos experiencia?
–Germán tiene una sensibilidad y una madurez muy distinta a la de otros chicos de su edad. Ya en el corto de hace tres años era un crío increíble y ha crecido de una manera nada habitual, sorprendente. Hemos creado un equipo de tres que nos adoramos. Ha sido como trabajar con un igual, es un crack a nivel técnico, actoral, de decir las cosas desde la verdad. Le admiro y le quiero muchísimo.
–Dice que se lanza a la piscina con los trabajos que le apasionan, ¿qué le atrajo de éste?
–Pues que era muy valiente y arriesgado, de esos papeles de tirarse a la piscina, de los que sientes miedo pero que te dices a ti misma, venga, vamos allá. Esto me pasó con Y tu mamá también. Yo no es que sea valiente en mi vida, en general, porque a veces soy una cobardica, pero con el cine me arriesgo a cosas que en mi vida no haría. Me meto a saco. En este caso, Mikel escribió el papel para mí, pero en Y tu mamá también hubo dos actrices antes que dijeron que no. Y yo dije ¿por qué no? Yo sí quería hacerlo.
–Su personaje dice que siente que su momento ya ha pasado y ahora es el momento de otros, ¿ha sentido algo parecido en su trayectoria profesional?
–No, no, ni de broma. Mi vida no ha pasado, mi vida sigue además llena de ilusión y de entusiasmo. No comulgo con esa expresión de “estar ya de vuelta”. Es tan complicada la ida que estar de vuelta me parece aún peor. Espero seguir en la ida todo el rato, cuando me muera será mi vuelta.
–Empezó su carrera a los 13 años, ¿cómo se hace para permanecer y estar ahí constantemente?
–Pues no lo sé realmente. Lo que estoy es absolutamente agradecida a todas esas personas que han hecho que yo no desaparezca, que han seguido ofreciéndome trabajos interesantes, que he tenido el buen criterio de escoger y no decir que no. También supongo que hay un boca a boca de seriedad, de responsabilidad, de no llegar tarde, que te sabes el texto, que creas buen ambiente y que mal del todo no lo hago... Imagino que habrá un cómputo de todo eso. Que la gente siga confiando en mí mola mucho.
–¿Ha realizado proyectos de los que se ha arrepentido?
–Sí, a veces me he arrepentido por algunos de los trabajos, pero realmente de todos he sacado la parte buena y ha sido siempre conocer a gente increíble. Eso es lo que me he llevado a nivel personal y es lo que me ha compensado cuando el trabajo ha sido complicado.
–Decía Aitana Sánchez-Gijón que en pocos años pasó de ser la protagonista a la madre de la protagonista....
–Todavía no me ha pasado pero me tocará, lo tengo clarísimo y habrá que adaptarse, no cabe duda. De momento sigo teniendo historias con jovencitos, fíjate. O personajes maravillosos como el de la inspectora que he hecho con Gerardo Herrero, que es un papelón, o el que empiezo ahora a rodar para una serie de televisión que es una policía, un papel de mujer fuerte, independiente y maravillosa.
–Pero en el cine hay que seguir hablando de género. ¿La carrera se le hace más difícil a una mujer cuando va cumpliendo años?
–Sí, absolutamente, y te lo dice alguien que no puede hablar porque no soy ejemplo de ello. Pero no soy idiota y veo las cosas y es así. Mujeres con mi edad que seamos protagonistas de películas hay tres. Y menos mal que está ahí siempre el teatro y está la televisión. La televisión nos ha abierto un mundo increíble, ahí sí que hay papeles para todas las edades y estupendos.
–¿Hay alguna historia que querría y aún le quede por hacer?
–No, no, es que no la hay. Yo nunca he sido ambiciosa, al menos no recuerdo mi ambición en los últimos veinte años. Entonces no tengo nada en la cabeza que luego me pueda frustrar y diga, que mal que no lo he conseguido. Cada cosa que me ofrezcan, me guste y me ilusione ese es mi proyecto, mi anhelo, mi ilusión. De esa manera no seré una mujer amargada, ni frustrada, porque eso que tengo en la cabeza nunca ha llegado... Y lo digo de verdad.
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