'Sexo fácil, películas tristes', a medio camino entre la realidad y la ficción
El argentino Alejo Flah presenta su primer largometraje, rodado en Madrid y Buenos Aires, junto a los productores de '8 apellidos vascos'.
Un puente entre el abismo de la oscura realidad y la idílica ficción utilizando los resortes establecidos de la comedia romántica. Con esta premisa nació Sexo fácil, películas tristes, el primer largometraje del argentino Alejo Flah -guionista de la miniserie Vientos de agua y coguionista de Séptimo- que ayer se presentó dentro de la Sección Oficial del Festival de Málaga de Cine Español.
"Todos tuvimos esta sensación en el cine de que nuestra vida no es como en determinadas películas o nuestras historias de amor no son como en las comedias románticas. De ahí sale esa idea, de esos momentos inevitables que si se buscan en la vida no suceden", explicó el director en la presentación de la película junto a los productores José Nolla y David Naranjo y Gonzalo Salazar-Simpson -de 8 apellidos vascos- y parte del reparto.
En su ópera prima, Pablo -interpretado por Ernesto Alterio- ha de escribir una comedia romántica en plena crisis sentimental. Para escapar de su vida cotidiana y como método de revancha para compensar e idealizar lo que no ocurre en su realidad, comienza a crear la historia de Marina -encarnada por Marta Etura- y Víctor -Quim Gutiérrez-, una pareja "que lo tiene todo para vivir una hermosa historia de amor". "No quiero que mis películas se parezcan a la vida en este momento", llega a decir el protagonista, una premisa inspirada en Billy Wilder, según indicó el director, quien en una entrevista aseguró que cuando estaba deprimido escribía comedias y cuando estaba feliz relatos más trágicos, "como si intentara compensar su estado de ánimo en la ficción", incidió Flah.
Sexo fácil, películas tristes, se concibió no como una comedia romántica tradicional sino "evitando el cinismo y la solemnidad". "Preferí apostar por lo emocional más que por lo intelectual. A esta altura el espectador ya conoce los elementos de la comedia romántica: qué pasos se van a dar y cómo. Yo quise jugar con eso porque en la realidad, por suerte, uno nunca sabe qué puede pasar en la vida y qué es lo siguiente que se va a encontrar. La película termina y la vida sigue con más oportunidades", reiteró el director argentino.
Este medio camino entre lo eterno de la ficción y lo perecedero de la vida fue lo que cautivó a Ernesto Alterio, quien definió a su personaje como "incómodo y paradójico": "Los vericuetos entre la realidad y la ficción, donde yo llego a ser más verdadero que en la vida, me interesaron: la película que así para siempre y en la vida estamos abocados al deterioro, el tiempo pasa".
El director fusiona ambas historias, desarrolladas en realidades y espacios diferentes -Buenos Aires y Madrid-, sin temor de la posible confusión del espectador. "No hay que tener miedos sino apostar por lo que uno siente o cree y ver qué pasa luego", argumentó Flah a quien la actriz Marta Utera no ve como "un director novel". "Tenía muy claro los personajes y las escenas. Te marcaba un rumbo muy claro pero nos daba libertad a los actores", indicó la intérprete que por primera vez ha podido unir dos de sus pasiones: cine y danza.
Su sintonía y química con Quim Gutiérrez fluye a lo largo de la película gracias, según los actores, "al entendimiento de la forma de trabajar entre ambos". "Tenemos principios profesionales muy parecidos y cuando estás perdido en una escena basta con mirarla a los ojos y reaccionar a los estímulos que te ofrece", indicó Gutiérrez.
El reparto lo completan Bárbara Santa-Cruz y Carlos Areces, que son el "contrapunto" de la pareja protagonizada por Gutiérrez y Etura. Junto a ellos, también han participado intérpretes argentinos como Julieta Cardinali, Luis Luque, María Alché y Mónica Antonopulos. "Al contar dos tramas, son actores que tenían la dificultad de que darle fuerza a sus personajes en poco tiempo y han logrado imprimirlos en dos o tres secuencias", resaltó Flah de ellos.
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