"'A cambio de nada' es una respuesta del tiempo para entender mi pasado"
Daniel Guzmán. Director y actor
El madrileño presenta su primer largometraje, en el que ha empeñado diez años de su vida y en el que relata la historia de una adolescencia conflictiva con alto componente autobiográfico
Decía el cineasta italiano Federico Fellini que cuando uno habla de sí mismo y de lo que conoce, lo que diga estaría al alcance de todo el mundo y podrían identificarse con él. Este es el sentido y la necesidad que llevó al actor y director Daniel Guzmán a plasmar en su ópera prima retales de su vida. Junto a los productores y el reparto - en el que destaca la abuela del director, Antonia Guzmán, que también debuta en la gran pantalla- el madrileño presentó ayer en el Festival de Málaga A cambio de nada, película a la que definió como "sencilla y ambiciosa" y a la que ha dedicado dos lustros de su vida.
-¿Cómo ha sido el cambio de actor a tomar las riendas de su propio largometraje?
-Gratificante en algunos momentos y duro en otros porque ha costado mucho. En el proceso he disfrutado el ver cómo está conectando con el público ya que se ve que hay implicación con la película y eso me hace mucha ilusión. La escritura, el rodaje y darle forma en el montaje ha sido increíble. Este es un oficio maravilloso. Además, compartir historias a nivel profesional y personal o emocional es muy bonito y artesano.
-Han sido 10 años de su vida dedicados a este proyecto.
-Sí, lo dejé todo para conseguir contar esta historia. Cuando tomas esa decisión llega un momento en el que ya no puedes echar marcha atrás porque ya tienes invertida media vida. Todo lo que he vivido ha sido tan doloroso como especial porque se quedan muchas cosas en el camino al aislarte: dejé de trabajar como actor, dejas de ver a tus amigos, te pierdes cosas de tu familia... Todo para escribir, tener la financiación y poder producir y dirigir esta película.
-En la memoria de intenciones de la película escribió que "para saber quiénes somos debemos enfrentarnos a nuestro pasado". ¿Se ha encontrado con sí mismo con este proyecto?
-Esta película se basa en mis propias experiencias, especialmente en la adolescencia, esa etapa que marca nuestra vida y personalidad. Creo que es una manera de aceptar y de rendir cuentas a una parte de tu vida. Para contar una historia como ésta tienes que conocerla y eso te permite hacer las paces con cosas de tu pasado y ordenar otras que no pudiste ordenar porque no eras consciente. La película es una de las respuestas que ha dado el tiempo para entender mi pasado y esa relación tan cercana que tuve con la calle.
-¿Teme que el público se quede sólo con ese aspecto autobiográfico y no ahonde en el resto de la historia?
-No. Creo que ha sido un material para darle estructura a la historia y con ella emocionar y divertir. Es una premisa de la que parte y la que sustenta la película pero no es lo esencial. Lo único que vale de lo autobiográfico es que conozco bien de lo que hablo y hay más grado de implicación como autor.
-Debuta como director además del brazo de su abuela. ¿Qué ha supuesto trabajar con ella?
-Ella es clave tanto en mi vida como en la película. Ha sido cumplir el sueño por el que llevo peleando durante 10 años de vida: hacer una película en la que participara mi abuela y poder compartirla con ella como lo he hecho en Málaga. Ha sido emocionante lo que he vivido con mi abuela en la rueda de prensa, lo considero como uno de los momentos más importantes de mi vida sin lugar a dudas.
-Su caso recuerda también al de Paco León, que presentó en el Festival de Málaga la película junto a su madre y además fue galardonado con varias Biznagas. ¿Espera usted algo similar?
-No, porque ya no depende de mí. Lo de los premios no lo he pensado ni lo quiero pensar. Lo que espero es disfrutar del día porque es un reconocimiento a la propia película, es el apoyo que necesita para tener visibilidad. El Festival de Málaga. Cine Español es la mayor ventana para conectar con el público. Lo que necesito ahora es disfrutar de mi familia, de mis amigos y, sobre todo, que la película sea ya del público. A partir de esta noche yo me despido de la película para que comience su viaje. Voy a seguir conectado a ella pero lo que quiero es compartirla, que tenga vida por sí misma y encuentre el lugar que le corresponde.
-En el reparto destaca el encontrar caras ya consagradas como la de Luis Tósar y otras nuevas como la de los protagonistas, Miguel Herrán y Antonio Bachiller. ¿Fue así a conciencia?
-Era buscar la autenticidad y la credibilidad que yo quería para esta película porque he bebido del cine neorrealista y de una manera de hacer cine que quería conjugar con el comercial para todos los públicos. Es un diseño y una elección de tono que quería que entre los actores no profesionales y los profesionales, alimentándose entre ellos, nos lo dieran para conseguir conectar con el espectador.
-En el argumento se ve la convivencia de personajes de distintas generaciones con sus propias contradicciones y miserias, ¿cuál es su intención con esto?
-Según las circunstancias de cada uno y los condicionantes con los que nos toca vivir se intenta salir adelante con sentido del humor, intentando disfrutar de la vida y ser feliz. Eso es lo que me parece mágico de las personas. Hay también otra metáfora de ese deseo de huida para llegar a otro lugar que no es el que te está tocando vivir.
-Tanto los actores como los productores han destacado el talento y la verdad de su proyecto.
- Me enorgullece y me da confianza y respaldo que lo diga Pablo Nogueroles, el máximo exponente de Warner en España, y el resto de productores así como todo el mundo que ha participado. Aunque voy a seguir con los pies en la tierra y queriendo contar historias.
-El proceso de financiación fue también duro...
-Ha sido durísimo. Es una película que se ha levantado a pulmón con financiación privada y que se ha caído dos veces. Se ha hecho a priori sin ningún tipo de ayuda, sólo con una agrupación de intereses económicos y el capital de los coproductores. Eso es muy difícil con un presupuesto cercano a los tres millones y en el contexto económico de crisis en el que vivíamos y vivimos. Por eso he tardado tanto, me pilló en el peor momento.
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