Danza Invisible: la magia y la música
Festival de Málaga
José Antonio Hergueta presenta en el Festival de Málaga su documental sobre la banda malagueña, sus orígenes, su evolución, su éxito y sus conflictos
Málaga/Seguramente, sin las influencias extranjeras que recibió en la isla de modernidad que era Torremolinos, el sonido de Danza Invisible habría sido distinto, y quizás también habría sido menor el impacto que causó esta banda de la periferia que era Málaga cuando deslumbró con su directo en la Movida madrileña. A este lado de la carretera. La magia de Danza Invisible y Torremolinos, un documental dirigido por José Antonio Hergueta presentado este lunes en el Festival de Málaga, recorre los más de cuarenta años de carrera de esta banda. "Curiosamente, ninguno nace en Torremolinos, pero se crían allí, y en ese flujo de indie y underground conectan con el sonido de Torremolinos, que aunque ya no era el de los 60 y los 70 y estaba en decadencia, tenía discotecas como Tiffany's, que programaba a ciertas horas discos alternativos y conciertos de grupos que emergían", afirmó Hergueta.
Sus influencias británicas "entraron por Torremolinos", porque allí había "tiendas con discos y revistas que no se encontraban en el resto de España", y además a Chris Navas, uno de los miembros de la banda, "su hermano desde Inglaterra le mandaba casetes con las últimas novedades". "Se impusieron desde el primer día sonar como un reloj, como los grupos ingleses, y encajar los temas a la perfección, y cuando tocan el suelo de la mítica sala Rock-Ola dejan a la gente boquiabierta por cómo suenan, y demuestran que van en serio y que lo suyo no es solo una pose". Triunfan pese a una "cierta dejadez" y que "no han cultivado una imagen definida ni han querido ser celebrities, han priorizado ser ellos mismos, ser normales, y quizás eso es una de las razones que explican que pervivan cuarenta años después", apunta Hergueta.
El documental no solo habla de éxitos, sino también de un primer disco que no funciona como esperaban o de la salida traumática del grupo de quien había sido el fundador de Danza Invisible, Ricardo Texidó. "Soy un contador de cuentos, un narrador. No hay un relato que no tenga un drama, un conflicto, y aquí lo hay", señala Hergueta sobre esa ruptura con Texidó "de la que ha pasado mucho tiempo", y de la que considera que "cuenta mucho de la naturaleza humana".
Para el director, el proceso en el que se formó el grupo "es fascinante, cómo Javier (Ojeda) es el invitado último, un chaval por el que no dan un duro y luego es el estilo y, hoy por hoy, un icono". En pleno éxito, llega Sabor de amor, una canción que ni siquiera iban a incluir en el disco que preparaban porque no apasionaba a ningún miembro de la banda, pero que les hizo llegar al gran público. "Ahora, con la perspectiva de cuarenta años, vemos al grupo como algo pop en el sentido de popular. Fue una canción que sucedió de forma rara, se incluyó a última hora y les catapultó. Tuvieron una relación de amor-odio con la canción y problemas al atribuirse la autoría", explica Hergueta. Considera "una paradoja" que hayan estado "prisioneros de una canción" pese a tener "un repertorio que es extraordinario", aunque este tema "les permitió dejar de ser 'indies' para ser lo que se llama ahora mainstream, tener la popularidad".
Y es que Danza Invisible creó otras canciones, como Sin aliento, que fueron "himnos en Colombia o en México", y todavía hoy es un grupo que "tiene empatía y es querido". Todo ello pese a proceder de una periferia desde la que "era mucho más difícil llegar, sin duda, y te miraban peor", señala Hergueta. "Hemos buscado una historia que interesara incluso a quien no sepa nada de Danza Invisible. Quien sea muy fan echará en falta cosas, porque en ochenta minutos no puede estar todo, pero está contada esa evolución y ese pulso", añade el director del documental, que cuenta con la participación de TVE y Canal Sur.
No hay comentarios