Un fin de fiesta al desnudo
Los actores Fernando Tejero y Blanca Portillo presentaron ayer una gala de clausura con fingidas peleas entre ambos y menos efectividad de la prevista
Rara vez los festivales suelen sorprender gratamente en sus ceremonias de inauguración y clausura. Los guiones suelen estar forzados, la complicidad entre los presentadores también, y conformen pasan los minutos aumentan los bostezos. La de ayer en el Cervantes –dirigida por Juan Carlos Rubio–, aunque no rompió moldes sí deparó algún momento agradecido.
La balanza formada por Fernando Tejero y Blanca Portillo se inclinó desde el inicio a favor de la segunda, convincente en su papel de pareja arrogante y despechada. El eterno portero de serie no parecía encajar bien su parte de la historia, puede que sobrepasado por la solvencia de su compañera de juego escénico. Aún así, para la historia del certamen quedan escenas como la pelea entre ambos, con arranque de vestuario incluido.
Portillo se quedó literalmente en bragas, para divertimento del aforo, yel fingido asombro de Tejero. Entre algunas risas y previsibles diálogos, la noche de entrega de premios transcurrió con correctas presentaciones, actrices muy monas con sus vestidos de firmas –véase Mónica Cruz, Manuela Velasco ó Paula Echevarría– y un Julio Medem más nervioso de lo que manda el protocolo. Suyas fueron las palabras de presentación de Habitación en Roma, con la que cerraría ocho días de cine. Y una sugerente invitación: "os propongo vuestra propia historia de deseo y amor".
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