En torno al pequeño formato
Cortometrajistas debatieron ayer sobre las oportunidades y dificultades vinculadas a sus obras.
Además de los largometrajes y documentales, el cortometraje tiene su sitio garantizado en el Festival de Málaga desde los propios orígenes del mismo, con programas en los que se dan cita tanto la creación local como la nacional, en géneros tan dispares como el documental y el cine de animación además de los consabidos registros de ficción. Este empeño trasciende en las estrías del festival el mero empeño expositivo: si el certamen tiene como primer objetivo calibrar el talento presente y futuro del cine español, es en el cortometraje donde éste se cuece, se entrena y donde a menudo regala verdaderas obras maestras que, sin embargo, dados los escasos canales de divulgación (concentrados prácticamente en festivales como el de Málaga), pasan a menudo desapercibidos. De todo esto se habló ayer en una mesa redonda celebrada en el Museo Carmen Thyssen, con una nómina de realizadores curtidos en el pequeño formato en la que figuraban Santiago Saminiego, Pedro Pío, Mikel Gurrea, Rafa Alberola, Laura Job, Kike Barbera, Nuria Casadevall, Víctor Moreno, Jaime Valdezuela, Georg Cantos, Aina Clotet y Carlota Pereda. Todos ellos tomaron el pulso al corto, evaluando oportunidades y debilidades. Conviene no perderlos de vista.
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