“Si no se garantiza liquidez a las empresas, la crisis puede ser grave”
GómezNavarro apuesta por una rebaja en las cotizaciones empresariales y critica la excesiva burocracia y la politización de la Justicia como frenos a la competitividad.
Sevilla/Si la liquidez no regresa a los mercados, los efectos de la desaceleración económica pueden cuestionar la supervivencia de buena parte de las empresas españolas, sobre todo pymes. Javier Gómez Navarro, presidente del Consejo General de Cámaras de Comercio, advirtió ayer en Sevilla, durante su intervención en el Foro Joly, centrada en Las Administraciones Públicas y la competitividad de las empresas, que las serias dificultades que encuentra desde hace meses el tejido productivo para acceder a las vías de financiación pueden derivar en “una crisis grave”.
El que fuera ministro de Comercio y Turismo entre 1993 y 1996, durante el último mandato de Felipe González, recordó que la banca española, que financió sin mayores sobresaltos durante los últimos años las grandes operaciones de compañías nacionales en el exterior –la compra de BAA por Ferrovial, la adquisición de la operadora O2 por Telefónica, la integración de Scottish Power en Iberdrola o el salto del Santander al Reino Unido sumando a su red el Abbey, por ejemplo–, se ha topado ahora con un escenario en el que “las facilidades” se han tornado “endeudamiento”. Tanto, que la necesidad de devolver los 100.000 millones de euros suscritos en préstamos, en un escenario de escasez, ha obligado a bancos y cajas a cerrar el grifo de la financiación a las empresas. “No es un problema de salud del sistema financiero, sino de liquidez”, insistió Gómez Navarro.
Subrayada su condición de “socialista” –también se definió como “liberal y católico”–, elmáximo dirigente de las Cámaras de Comercio apeló al Gobierno, del que no cuestiona su capacidad para solucionar la crisis, y al conjunto
de las Administraciones Públicas para que articulen las medidas necesarias que devuelvan la liquidez al mercado y éstas se traduzcan en una revitalización del ritmo inversor. Aunque se declaró “optimista” sobre el regreso a la senda alcista, Gómez Navarro descartó poner fecha al punto de inflexión. “Es imposible determinar cuánto durará esta crisis”, subrayó tras recordar que del agujero derivado de las hipotecas subprime tan sólo han aflorado hasta ahora unos 300.000 millones, cuando los expertos la cuantifican en una horquilla que oscila entre los 600.000 y los 800.000 millones.
Tras el diagnóstico, las recetas. Gómez Navarro apuesta por retomar uno de los grandes debates de las últimas décadas, el de la financiación de las prestaciones sociales, “abierto en los años 90, cerrado y reabierto de nuevo”. Su experiencia le dicta que “nadie pone en cuestión el sistema”, pero aboga por un replanteamiento adaptado a los nuevos tiempos, sobre todo tras volver la vista a modelos cercanos como el danés, que ha logrado amortiguar el gasto de la Seguridad Social sólo con los ingresos procedentes del IVA. El momento actual, a su juicio, requeriría una reducción en el Impuesto de Sociedades –“la única reducción ya la aplicó un Gobierno socialista”, recordó– y un recorte “importante” en las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social. “Ese debate hay que abrirlo”, insistió.
Eso sí, la cuadratura del círculo obliga a determinar cómo mantener el nivel de prestaciones sociales si se relajan los ingresos. La recomendación del ex ministro apunta que una reducción en los gravámenes que soportan las empresas reduciría sus costes, por lo que podrían ofrecer sus servicios al consumidor a precios más bajos de los actuales.
Más barreras que deberían caer. En contra de la competitividad también juega “la excesiva burocracia” en la creación de empresas, que intentó combatirse con el formato de ventanilla única. “Era una buena idea, pero al final cada día faltaba un representante de cada Administración”, ironizó Gómez Navarro, que recordó que España es uno de los países en los que más costes soporta el nacimiento de una nueva empresa. La solución pasaría por un impulso decidido a la Administración electrónica. “Si podemos tramitar el borrador del IRPF de forma electrónica, no entiendo porqué no puede aplicarse a otros procesos”, se preguntó en voz alta.
Tampoco favorecen el dinamismo económico, según expuso en su intervención, una Justicia “lenta” y “marcada por el sesgo político”, ni esa obsesión legislativa “que mide la productividad por el número de normas aprobadas”, una circunstancia que “no ocurre en países como Holanda o el Reino Unido”. “El problema es que la Administración no calcula a priori los efectos de crear nuevas leyes sobre la economía real”, denunció.
Entre tantos obstáculos, también aparecen ventajas. Por ejemplo la política presupuestaria, que a juicio de Gómez Navarro ha aportado a las arcas públicas el superávit con el que financiar buena parte de la política social. O las infraestructuras, con una eficaz red de puertos y aeropuertos que sólo suspendería en las obras de carga del transporte ferroviario. Esa aportación a la competitividad nacional amortiguaría otros lastres, como la escasa imagen en el exterior de España como potencia industrial o el puesto rezagado que ocupa el país en la investigación de alta tecnología, un capítulo en el que Gómez Navarro destacó los avances de Andalucía gracias los programas impulsados por la Consejería de Innovación.
En el coloquio posterior a su intervención, Gómez Navarro negó que la labor diaria que desempeñan las Cámaras de Comercio quede fagocitada por la patronal CEOE, ya que la institución que preside “está orientada a empresas más pequeñas”.
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