“Enrique Bunbury me gusta, me recuerda mucho a mí mismo”

Raphael. Cantante

La excelencia de este andaluz se pone de relieve una vez más con la publicación de ‘Raphael: 50 años después’. Este trabajo es también un homenaje a los artistas que han hecho historia en la música española

Aurora Muñoz

02 de diciembre 2008 - 10:20

Él es aquel que se subió a los escenarios hace cincuenta años para dejar atrás a Rafael Martos y dar rienda suelta a un personaje que acabaría convirtiéndose en mito. En este medio siglo bajo los focos, el artista jiennense ha estado nominado a los Premios Grammy en tres ocasiones, ha recibido 326 discos de oro, 49 de platino y uno de Uranio, ha grabado LPs en japonés y ahora celebra sus bodas de oro en el mundo de la música con la humildad del primer día. Raphael es marido, padre, y pronto será abuelo, pero la historia lo recordará siempre como el Ave Fénix que renace después de cada concierto.

-Tengo entre las manos su nueva grabación, un álbum que contiene veinte duetos con los intérpretes más destacados de los últimos cuarenta años. Ha querido cantar sus canciones, en vez de poner las voces de estos colaboradores al servicio del ‘raphaelismo’, ¿a qué se debe esa decisión?

-Si hay algo que me mantiene en pie es la ilusión por hacer cosas nuevas y he querido dedicarle estos 50 años de trayectoria a mis compañeros de profesión. Ellos han dejado una huella en la historia de la música y, aunque lo fácil hubiera sido remasterizar 50 canciones para celebrar estas bodas de oro, no era eso lo que el público se merecía. Tenía que ser así.

-Entre esa veintena de canciones destacan dos temas inéditos: uno firmado por Joaquín Sabina y otro por Manuel Martos, su propio hijo. ¿Qué tienen estas dos plumas para haberse convertido en sus escogidas?

-Desde el primer momento en el que pensé en Sabina para formar parte de este proyecto, tuve claro que tenía que hacer algo nuevo. Él es un gran poeta así que, ¿quién mejor para reflejar esos “cincuenta años después” en un tema musical?. El resultado está a la vista, no me ha decepcionado. Ha producido un hallazgo. Y bueno, el trabajo de mi hijo ha sido plasmar sus recuerdos de niño en una canción donde narra cómo veía a su padre disfrazado de cura y portando un arma para la película El Ángel. Yo creo que ese punto de vista es un regalo para mis fans.

-Se emociona usted hablando de Manuel... ¿Le ha pasado algo parecido al unir su voz a la de las desaparecidas Rocío Jurado y Rocío Dúrcal en este CD?

-Por supuesto que sí. Como todo el mundo sabe, estas dos damas han sido amigas íntimas mías desde tiempos inmemoriales y se merecían formar parte de este álbum. Doy gracias a la técnica que me ha permitido llevar a cabo ese sueño y volver a reunirnos otra vez.

-Sin embargo, hay una colaboración que nadie se hubiese podido imaginar hasta que grabaron Maldito Duende. ¿Qué representa la figura de Enrique Bunbury para usted?

-Bunbury tiene un valor incalculable como músico. Me recuerda mucho a mí mismo a la hora de interpretar su personaje.

-Puede que gente como él o Alaska lo hayan devuelto a usted al mp3 de mucha gente joven, ¿no está de acuerdo?

-Eso es algo que les tengo que agradecer, pero también es cierto que a mis conciertos va gente de todas las edades. Los veinteañeros de hoy en día han crecido escuchando en casa los discos de Raphael que compraron sus madres cuando todavía eran jovencitas.

-Uno de los que han crecido a ese son es el propio Alejandro Sanz. ¿Qué opinión le merece este artista español ?

-Lo admiro muchísimo. Creo que es lo mejor que ha dado este país en bastantes años. Como anécdota, te puedo contar que cuando me puse en contacto con él para grabar este disco, me preguntó porque había escogido La fuerza del corazón para hacer un dúo y yo le contesté, sin ninguna duda, que esa es la mejor canción que ha hecho nunca.

-¿Y Julio Iglesias? ¿No ha ‘parido’ ningún tema digno de esta lista?

-Quiero convertir este trabajo en un disco doble par a el próximo año y Julio estará ahí. Esta vez no ha podido ser porque tenía problemas con su discográfica, pero cuento con él.

-Julio es otro infatigable. Él mismo nos contó este verano que no tiene pensada una pronta retirada de los escenarios. ¿Qué me dice usted? ¿Raphael morirá con las botas puestas ?

-No, porque no puedo hacer lo que hago y tener el arranque que tengo indefinidamente. Van a pasar muchos años para que yo me apeé de los escenarios, pero puedo asegurar que lo haré en cuando pierda la ilusión.

-Pues sus ganas han sobrevivido a un trasplante de hígado... ¿Qué debería aprender de usted la industria para ganar a la batalla a la piratería?

-Nada puede acabar con la música. Hay cosas que perviven durante cualquier crisis y las canciones son una de ellas. Las discográficas tendrán que hacer sus arreglos, pero la música es el alimento del alma. No, definitivamente este mercado no está cerrado.

-Precisamente por eso le espera una gira de dos años. Eso son muchos conciertos pero, ¿recuerda cuál fue el primero que dio?

-Fue en 1960, dos años antes de ganar el Festival de Benidorm. Cobraba cuatro duros, pero a mi nunca me ha movido el dinero. Fue privilegio cantar como “telonero” de Juanito Valderrama.

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