Clarence, el auténtico club de jazz de película está en Torremolinos
Se ha asentado como uno de los referentes de esta música después de su reapertura en el municipio turístico
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Ya no hay humo de tabaco en los garitos con música en directo, no hace falta para darle el toque despreocupado y distinguido que el jazz ha transmitido durante décadas en la pequeña pantalla y el cine. El ambiente surge durante las noches de música y se va instalando poco a poco en el local. Los hay que no consiguen desprender el aroma a música aún teniendo todos los accesorios y elementos troncales que un lugar con estilo y buena música necesita. No es el caso del Clarence Jazz Club. Un club con una historia peculiar que ahora siembra del mejor jazz las noches de los fines de semana de Torremolinos. Al Clarence llegan artistas de todo el mundo, todas las mezclas y ritmos, clásicos y de vanguardia, para sibaritas o neófitos. Uno de esos lugares sacados de alguna buena película a los que ir una noche cualquiera más allá del verano y toparse con una bonita experiencia.
En la primavera de 2019, el Clarence Jazz Club encendía su neón en la calle Danza Invisible, La Nogalera, a dos pasos de las escaleras que bajan al Bajondillo y el camposanto torremolinense, y a tres de la parada del Cercanías, el bus y el taxi. Una apuesta diferente en esta zona que, pandemia mediante, empieza a florecer. Antes, funcionaba en la calle Cañón, en el entorno de la Catedral de Málaga. Pero, como explica en su web, no pudo llegar a un acuerdo para la renovación de su alquiler después de casi un lustro de vida. Antes de que llegase el verano, Miguel Zenón y Diego Amador sonaban en el renacido Clarence. El 22 de junio, era la voz de Madeline Bell la que llenaba la sala que tiene medio millar de localidades, una cifra inédita para este tipo de clubes. Una imagen cuidada, con guiños y detalles, y una actividad que se extiende más allá de la temporada alta con una dosis de conciertos anuales que ronda las 200 noches de música en directo en el corazón de la Costa del Sol.
Un impresionante piano de cola, inspiración neoyorquina y su Jazz Band
El club se dispone en dos plantas con sus respectivos escenarios en función de la capacidad de cada estancia (200 y 500 espectadores). En la principal, la baja, se encuentra una de las joyas del local que es su exclusivo piano de cola, japonés (Shigeru Kawai SK7). El instrumento tiene un lugar especial en el escenario y protagoniza muchas noches. El club cuenta con su propia banda que acompaña a solistas o sirve como chispa para las jamsessions. El local tiene una decoración inspirada en los clubes neoyorquinos, apta para los viajes musicales que se proponen en cada noche de concierto y la carta de bebidas no decepciona. El programa de actuaciones para lo que queda de julio tendrá a una banda de blues (El Oso de Benalúa), el quinteto de los saxos tenores Tazelaar & Torres, con Jacob Artved a la guitarra, el contrabajo de Felix Moseholm y la batería de Rajiv Jayaweera; y los tríos del guitarrista Manolo Pereira junto a David Gonzalez Moreira en el bajo y José Gómez Romero a la batería; y el pianista Michael Kanan junto al contrabajo de Horacio Fumero y la batería de Guillem Arnedo.
Cualquiera puede acudir a los conciertos y sesiones del club, pero si resulta que el Clarence acaba seduciéndole, el carnet de socio cuesta 50 euros al año y cuenta con rebajas en las consumiciones, el precio de las entradas, acceso gratis a las jamsessions y otras ventajas; además también hay posibilidad de comprar abonos para todos los conciertos que se programen en un año, para lo que se destina un porcentaje de las localidades de cada sector. El Clarence es uno de esos lugares destinados a los amantes de la música, pero que cualquiera puede disfrutar más de lo que espera cualquier noche sin tener ni idea previa de los logros y propuestas de cada artista. Música en directo, todos los detalles para disfrutarla de la mejor manera y todo fluye.
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