Diosas de la América precolombina en la costa Oeste de Málaga
Benalmádena tiene la mayor colección de obras de este tipo después del Museo de América de Madrid y se puede ver gratis
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Hace más de dos milenios, el Golfo de México estaba habitado por los olmecas. Entre sus enterramientos, se incluían estatuas antropomorfas que representaban figuras de mujeres de distintas formas y actitudes. Se les conoce como "mujeres bonitas" y son una de las expresiones artísticas de esta época histórica más conocidas. Pero no son únicas de ese lugar, en la costa pacífica mexicana también se han encontrado figuras de mujeres de una factura similar, aunque algo más grande y, probablemente, con otros usos. Ejemplos de estas particulares deidades se encuentran junto con otras divinidades precolombinas americanas como Xipe Totec (deidad azteca relacionada con la primavera y las cosechas) en una colección de arte precolombino sólo superada por el Museo de América de Madrid. El Museo de Arte Precolombino Felipe Orlando de Benalmádena es una rica, inesperada y gratuita sorpresa en la costa Oeste de la provincia de MálagaMálaga.
Tapices, utensilios, adornos, estatuas y hasta medio millar de piezas que provienen de diversas culturas precolombinas repartida por lo que hoy son los países de México, Perú, Nicaragua, Colombia o Ecuador entre otros conforman una particular colección que está pensada y distribuida para que también los más pequeños satisfagan su curiosidad en torno al arte precolombino. Aunque el siglo XX ha expandido el arte y las formas de las culturas precolombinas siguen siendo espectaculares y sorprendentes para los occidentales. Tal vez no provoquen el efecto que causaron en el mismísimo Alberto Durero quien reflejó en sus escritos la impresión que le causó parte de los tesoros recogidos para el monarca Carlos I: "Nunca he visto en todos mis días nada que regocijara tanto a mi corazón como estas cosas". El artista pudo contemplar preciosas piezas de oro y plata, armas, armaduras y otros adornos de los pueblos americanos, pero también utensilios de la vida diaria de ellos. Todo le influiría bastante en su obra y en Europa hubo artistas y mecenas de en España e Italia que se interesaron por este tipo de arte y lo replicaron o coleccionaron.
En estos tiempos no sólo puede contemplarse las diferencias conceptuales de este tipo de arte con el contemporáneo de su misma época, también pueden encontrarse similitudes, lazos comunes o, simplemente, admirar los detalles en la ornamentación de utensilios diarios, estatuas y otro tipo de objetos. Representativo y uno de los más fotografiados es el Perro de la cultura colima. El museo es toda una sorpresa para muchos de los visitantes de la Costa del Sol, ya que está instalado en Benalmádena por una de esas casualidades bastante habituales en este punto de Andalucía.
Felipe Orlando, viajero ilustrado del siglo XX
Su historia es casi tan especial como la del hombre que da nombre a la instalación, que abrió en 1970. Gran parte de las piezas expuestas pertenecieron a la familia de Felipe Orlando y a ellas se añadieron donaciones de sus allegados y otras adquisiciones que Orlando pudo hacer. Hasta su fallecimiento en 2001, fue el encargado de dirigir el museo (sin retribución económica), algo que le permitía no separarse de las piezas, poner el bagaje de su vida al servicio de la institución y profundizar en los estudios y contextos sobre las piezas halladas y las culturas que las generaron, algo que hizo periódicamente.
Felipe Orlando, cubano nacido en 1910, es una de esas personalidades difíciles de etiquetar. Pródigo escritor (Premio Nacional de Novela Nezahualcóyot de México, 1973), entre sus estudios académicos está la antropología, pero también destacó como pintor, musicólogo y diplomático. Trabajó en el MOMA de Nueva York, en bastantes universidades de países americanos, se relacionó con Joan Miró, Max Aub, Gabriel García Márquez (quien lo visitó con frecuencia en la década de los 80 cuando Felipe Orlando vivía en Málaga) y otros personajes importantes de la cultura hispanoamericana y vivió cuatro décadas en la provincia de Málaga, a veces en el paseo de Sancha de la capital aunque la mayoría del tiempo lo pasaba en Benalmádena. El personaje, su capacidad intelectual e influencia le mantuvo ligado durante toda su vida a la vida académica y cultural malagueña y ahora el museo que lleva su nombre es uno de los lugares sorprendentes de la Costa del Sol en los que poder entender parte de la enorme cultura americana, pero también el pasado de Benalmádena.
Piezas locales y un entorno rodeado de opciones de ocio
Y es que la colección de arte precolombino no es lo único que se puede ver en el museo. También cuenta con piezas prehistóricas y romanas halladas en Benalmádena. Se pueden ver restos de la ciudad romana denominada Benalroma. Así es posible hacer un recorrido de cinco milenios por la historia benalmadense. Además, el museo está ubicado en una parte de la localidad especial: Benalmádena pueblo. Es la parte más alejada de la línea costera del municipio pero desde la que se puede completar una buena jornada con muchas opciones de ocio. La primera y más obvia es disfrutar del típico trazado andaluz de esta parte de Benalmádena que cuenta además, con el símbolo del municipio: la Niña de Benalmádena.
Pero en el entorno de un kilómetro también tiene el mariposario de la localidad, la estupa budista de la Iluminación, los jardines del muro, una pequeña galería de arte urbano bajo los puentes de la autovía o el popular e inesperado monumento a Colón que es el castillo de Colomares. Todos son lugares en los que disfrutar de buenas vistas, tranquilidad y opciones sorprendentes de ocio que, en su mayoría, llegan procedentes de lugares tan lejanos como exóticos. Así que el peculiar y sorprendente museo de arte precolombino Felipe Orlando puede ser una pequeña excusa para disfrutar del arte antiguo americano y de otras opciones diferentes de ocio que ofrece Benalmádena más allá de su oferta en torno al sol y la playa.
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