El Acebuchal, escondido en la sierra.
El Acebuchal, escondido en la sierra. / El Acebuchal

El Acebuchal es una pequeña aldea que estuvo durante casi medio siglo abandonada dentro del parque natural de las Sierras Tejeda, Almijara y AlhamaSierrasTejeda, Almijara y Alhama. Fueron exactamente 49 los años que tuvieron que pasar hasta que las familias que un día vivieron allí decidieron volver, recuperar su historia y alma, y dotar de toda la personalidad y carácter que recuerdan a El Acebuchal, ahora un demandado enclave rural para el descanso, la tranquilidad y naturaleza que se encuentra dentro de los límites de Cómpeta pero que se accede con mayor facilidad desde Frigiliana, a unos ocho kilómetros.

Así es El Acebuchal, un pedazo de la historia traído al presente y reconvertido en turismo rural. En el 49, tras la Guerra Civil, los últimos habitantes de esta aldea la abandonaron tras la orden previa de Franco por la colaboración de estos con los maquis. Alrededor de 200 habitantes llegó a tener este rincón de Málaga que basaban su economía en la agricultura y la ganadería, así como profesiones como calereros, tomilleros, carboneros, esparteros, peones de caminos, arrieros...

El entorno de El Acebuchal.
El entorno de El Acebuchal. / El Acebuchal

Actualmente El Acebuchal consta de 33 viviendas, algo que no sería posible si en 1998 Virtudes Sánchez y Antonio García no se hubieran empeñado en levantar las ruinas que quedaban del pueblo para recuperar lo que un día fue el hogar de sus padres. La reconstrucción de la aldea, sin luz ni agua –algo que eleva su valor–, tardó años pero dejó una imagen que engatusa y enamora a cualquiera que se plantee su paso por esta zona tan próxima a Cómpeta pero que se aconseja su paso a través de Frigiliana por un pequeño sendero al que se debe estar muy atento para encontrar el desvío que lleva hasta la aldea.

Tras su restauración, El Acebuchal se ha convertido en un destino perfecto para muchos visitantes que buscan disfrutar de unas vacaciones de tranquilidad, ya sea para un pequeño periodo de tiempo o una larga temporada. Una de las características del lugar es que no posee red móvil –sí wifi–, permitiendo una desconexión completa de la rutina diaria. Además, el lugar posee su propio bar restaurante, El Acebuchal, donde se recuperan algunos de los platos típicos de la época, hace más de 70 años. La carne de caza y corral era muy habitual, piezas de jabalí, perdiz y gamo o pollo, conejo y liebre eran habituales. Cuentan con su propio pan casero hecho cada día y destacan sus postres y tartas.

Tres casas rurales para el descanso

Casa Tejeda.
Casa Tejeda. / El Acebuchal

Entre la oferta de casas rurales que hay en el pueblo destacan tres que tienen un gran encanto estético y atemporal. Son Casa Almijara, Casa Alhama y Casa Tejeda. La primera y la tercera de estas, Almijara y Tejeda, están pensadas para cuatro personas, con dos dormitorios, tres camas y dos baños. Cuenta con piscina privada, barbacoa y la diferencia es que la Almijara cuenta con dos terrazas. Luego está Alhama, algo más pequeña pensado también para cuatro huéspedes, con dos dormitorios, 1,5 baños, piscina y chimenea para los días de frío.

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