Gálvez Ginachero, hacia la santidad

El obispo Jesús Catalá clausura la fase diocesana de beatificación del que fuese doctor y alcalde de la ciudad

La basílica de la Victoria fue el lugar escogido para la ceremonia de culminación del proceso

Momento de la ceremonia realizada en el interior del Santuario de la Victoria.
Momento de la ceremonia realizada en el interior del Santuario de la Victoria. / J. L. P.
José Luis Pérez

17 de junio 2017 - 02:15

Málaga/El mismo templo que desde el año 1993 alberga los restos del doctor José Gálvez Ginachero se convirtió ayer en el escenario del fin de la fase diocesana de su causa de beatificación. A los pies de Santa María de la Victoria, el obispo Jesús Catalá daba inicio al traslado del expediente hasta el Vaticano, donde el médico podrá alcanzar los altares.

En medio de un templo con alta concurrencia de público se desarrolló el acto según mandan los cánones del Derecho Canónico. Tras la apertura del mismo con el canto del Veni Creator Spiritu se procedió a la firma de todos los documentos que se enviarán a la Congregación para la Causa de los Santos. La familia Gálvez y la curia malagueña tuvieron un amplio protagonismo en la celebración a la que asistió también el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

Constituido el tribunal con la presencia del Promotor de Justicia, Francisco Rubio Sopesén; el Juez Delegado, Federico Cortés, y el propio Obispo se dio paso a la lectura del informe del Postulador, cargo que ostenta el Secretario-Canciller de la Diócesis, Francisco García Villalobos.

El ponente fue el responsable de dar lectura a un amplio informe sobre la figura de Gálvez Ginachero, cuya causa de beatificación se abrió en el año 2002 con el entonces obispo de Málaga Antonio Dorado y con el sacerdote Francisco García Mota como promotor de la causa. El doctor se encuentra enterrado bajo la capilla de la Inmaculada Concepción en la nave del Evangelio del templo victoriano.

El acto llegó a su momento culmen con el lacrado de las 18 cajas, dispuestas en tres colores, que contienen toda la documentación oral y escrita sobre la figura de Gálvez Ginachero, incluyendo sus propias anotaciones. El mismo prelado malagueño fue el responsable de sellar con su anillo dos cajas de manera simbólica. Una de las tres tiradas permanecerá en los archivos diocesanos, mientras que las otras dos serán destinadas al proceso en el Vaticano.

Gálvez Ginachero cuenta, desde la apertura del proceso de canonización, con el título de siervo de Dios, con la particularidad de comenzar como laico. El siguiente paso, apoyado por la Congregación para la Causa de los Santos, le elevará a la categoría de Venerable para toda la Iglesia Católica.

Para poder alcanzar los altares como beato se deberá reconocer un milagro a través de su intercesión. Esta parte del proceso deberá ser estudiada de manera conjunta entre la Iglesia Romana y la Diocesana. A partir de entonces, su llegada a la santidad dependerá de un segundo milagro que deberá producirse en fechas posteriores a esta etapa.

Una vida entregada a los más necesitados

"Verdaderamente fue un médico de cuerpos y de almas". Con esta frase, el postulador de la causa de Gálvez Ginachero, Francisco García Villalobos, culminó su intervención acerca de la figura del afamado doctor. Nacido a finales del siglo XIX, fue una de las personas más destacadas de su momento "permaneciendo en la ciudad en vez de ir a hacer carrera a Madrid. Dentro de su labor sanitaria fue responsable del cuidado de los pobres y leprosos en el Hospital Civil, además de mantener a los niños huérfanos en San Julián, promover el Asilo de los Ángeles y atender hasta el punto de perder sus ganancias a los más necesitados. Colaborador de las escuelas del Ave María y de las obras de los Salesianos en el colegio San Bartolomé, fue un hombre de iglesia que asistía diariamente a misa y fue un estudioso de la propia religión católica. Llegó a ser alcalde de Málaga entre 1923 y 1926, nombrando a Teresa Aspiazu como primera concejala mujer del consistorio malagueño. En palabras de García Villalobos, "tenía un profundo amor al prójimo y creó un sistema de promoción social que superaba la asistencia económica". El doctor falleció en el año 1952 y fue velado en el oratorio del Hospital Civil.

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