Música del agua, luz de las velas y paisajes de ensueño para enamorarse del pueblo más 'rebelde' de Málaga
Istán, protagonista de la rebelión morisca de 1569, engalana sus calles de manera especial este fin de semana para unas jornadas inolvidables
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Está en el entorno del pantano de La Concepción, a 20 kilómetros mal contados de Marbella, enclavado en la Sierra de las Nieves y rodeado por montañas, miradores, nacimientos de agua y un entorno natural envidiable. Istán es uno de esos pueblos que conocer independientemente de la época del año y el día de la semana. Sus calles de trazado musulmán, su entorno natural con la Sierra de las Nieves como protagonista y sus miradores sobre la costa malagueña y africana son algunos de los puntos más llamativos de una localidad que este último fin de semana de agosto ha preparado una peculiar celebración en la que se pretende que las sensaciones y el bienestar seduzcan aún más a sus visitantes: La Velá.
Se trata de una actividad relativamente joven y que surgió de manera casi espontánea: en 2019 el pueblo quedó iluminado por velas y a partir de ahí se ha programado anualmente (con el parón de la pandemia de por medio) un evento en el que se trata de potenciar las bondades del pueblo: sus paisajes, el sonido de las fuentes que salpican la localidad o el trazado de casas blancas que protagoniza su casco urbano. Para ello, se instala candelería en lugares estratégicos y especiales de la localidad, se interviene la iluminación habitual para darle un tono más cálido y relajado y se programan actividades aprovechando las horas más idílicas en lo referente a luz ambiental en esta época del año. Los conciertos al atardecer desde uno de los miradores más espectaculares del pueblo son el pistoletazo de salida de esta Velá que pretende sembrar de sensaciones diferentes el último fin de semana de agosto. La programación de esta edición cuenta con conciertos de música seleccionada para un ambiente tan cuidado, pasacalles en las vías seleccionadas para tener unos mejores paisajes, además de la decoración y gastronomía de esta parte de la provincia en la que la Sierra de las Nieves mantiene siempre un ambiente algo menos caluroso que en otros puntos de la provincia. La Velá tiene en el viernes y el sábado sus días importantes, pero el encanto de Istán se mantiene durante prácticamente todo el año.
Rebelión morisca, calles preciosas y el agua como protagonista
Otro de los puntos que hacen conocido a este pueblo más allá de su patrimonio histórico y natural es el episodio de la rebelión morisca de 1569, cuando Istán fue uno de las localidades más insurgentes en una época en la que era uno de los pueblos más ricos e importantes de la comarca. Siguiendo las directrices de lo que acabó siendo la rebelión de las Alpujarras, los sucesos acaecidos en la localidad han tenido su eco hasta nuestros días y en más e una ocasión se ha recreado en el pueblo la rebelión morisca. El pasaje de la historia andaluza acabó con una sangrienta intervención de los ejércitos de Felipe II en las localidades que apoyaron la rebelión que fueron bastantes en lo que hoy son las provincias de Granada y Málaga ya que la población morisca en esa época en el Reino de Granada era bastante alta. Istán, a pesar e estar lejos del foco de la rebelión que fueron las Alpujarras fue una de las localidades más activas en el episodio. Las consecuencias hicieron que la zona se despoblara durante años, algo que también pasó en muchos otros pueblos del Sur de la península ibérica.
Pero, al margen de este pasaje histórico las calles y entornos de Istán tienen marcada ascendencia andalusí. Esto se entiende y siente perfectamente cuando se camina por sus calles para encontrar la fuente del Chorro con sus siete caños enclavada en un punto preciosos de la localidad que tiene una buena relación con las fuentes y el agua. Además, otro punto en el que el agua seduce a los visitantes está en las proximidades del casco urbano y es el nacimiento del río Molinos, un punto en el que el agua brota y al que se puede acceder fácilmente. La Velá engalana a Istán desde el atardecer, pero es sólo una excusa para visitarlo ya que tiene muchas posibilidades para el ocio en torno a la naturaleza en cualquier época del año: rutas, senderos y, sobre todo, paisajes y miradores de gran valor.
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