Ruta de Gaucín a Benarrabá: continuación de la senda demediada

Senderismo

Lo prometido es deuda: esta semana terminamos el camino

La vegetación en esta ruta nos resguardará del calor.
La vegetación en esta ruta nos resguardará del calor. / Malaga.es
Francisco M. Romero

04 de febrero 2020 - 08:30

Ficha

Ruta: lineal.

Distancia: 11 kilómetros.

Dificultad: fácil.

Inicio: Gaucín.

Meta: Benarrabá.

Tiempo: 4-5 horas.

Como decíamos ayer (en realidad, la semana pasada), la ruta que nos lleva desde El Colmenar (¡el de Cortes de la Frontera, ojo!) a Benarrabá pasa por Gaucín, una senda que ya describimos y que ahora retomamos desde donde la dejamos: el mirador de Gaucín.

Cerca de once kilómetros separan Gaucín de Benarrabá, lo que nos llevará completar la ruta entre cuatro y cinco horas, dependiendo de nuestro ritmo.

Desde el mirador de Gaucín seguimos y avanzamos por el camino de la Umbría, entre encinas, olivos y algunas viñas, disfrutando de la vista del monte Hacho.

Tras comenzar una subida tendremos una espectacular visión del macizo de Líbar y del Valle del Guadiaro. La zona por donde avanzamos se conoce como la Lobería. Tras vadear un arroyo, llegamos a una cuesta y seguimos rodeando el cerro de la Lobería hasta acceder al monte Quejigo de Gaucín, donde crecen vigorosos quejigos, alcornoques, pinos resineros y radiatas, además de un denso matorral de zarzas, erguenes, jaras, helechos y retamas.

A partir de ahora, tras cumplir con otra pendiente, llegamos al paraje del Asalto o Salto del Cura. El nombre de Asalto del Cura parece hacer referencia a un alto algo brusco que le dieron unos bandoleros a un párroco, pero al parecer hay varias versiones del suceso, dependiendo de la ideología política del que lo relate. A no mucha distancia se sitúa el mirador del Asalto del Cura.

La senda condunce hacia el arroyo de las Veguetas.
La senda condunce hacia el arroyo de las Veguetas. / malaga.es

Desde este punto, debemos cruzar la carretera y, avanzando en leve subida, casi en paralelo a la carretera, subimos a una loma donde aparece el carril de acceso a los montes de Benarrabá.

Ya estamos en la vertiente del Genal, más concretamente en la linde de los municipios de Benarrabá y Gaucín, y desde aquí podemos ver Alpandeire, Faraján, Jubrique y Genalguacil. Más próximo y en la misma orientación se eleva el monte Porón, a cuyos pies yace Benarrabá, la cual todavía no se puede alcanzar a ver.

En los montes de Benarrabá hay una gran cantidad de alcornoques y chaparros, por lo que el corcho es su principal aprovechamiento. Durante el otoño, principalmente, es un paraje de una belleza sobrecogedora: está incluido en la masa forestal que tiene como sobrenombre Bosque de Cobre.

Al fondo se vislumbra el Paraje Natural Sierra Crestellina.
Al fondo se vislumbra el Paraje Natural Sierra Crestellina. / malaga.es

Seguimos avanzando y avistamos a lo lejos las dos cimas del Paraje Natural Sierra Crestellina y, virando al oeste, aparece el Paraje Natural Los Reales de Sierra Bermeja.

Ya llevamos transitados algo más de un kilómetro desde que entramos en el termino municipal de Benarrabá, poco antes de pasar junto a la cancela de la finca La Corchuela. El carril desciende y se ramifica para llegar a los parajes de Los Lobos, Los Pepes y Prado de la Escribana, todos a orillas del río Genal.

Nosotros avanzamos en dirección al arroyo de las Veguetas, resguardado por una gran maraña vegetal. Desde la otra orilla del arroyo sube el sendero por una fuerte pendiente hasta que se topa con un carril de perfil más suave. El bosque de quercíneas va dejando paso a terrenos de labor y cultivos de cítricos, higueras, olivos y almendros.

Benarrabá se abre al monte como un acogedor hito en el camino.
Benarrabá se abre al monte como un acogedor hito en el camino. / malaga.es (Felipe Crespo)

Tras ascender a la finca de la Gaspara, enlazamos mientras ascendemos con la entrada de Benarrabá, remontando para acabar la ruta en un pueblo sencillo donde descubriremos unas calles acogedoras llenas de paz y belleza. Y, por supuesto, un suculento menú de los que se pegan al riñón para toda la vida.

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