Ruta de Genalguacil a Casares: celebrando el fin del estado de alarma
Redescubriendo la provincia
Puede que estemos viviendo el principio del fin de la pandemia
No perdamos la esperanza
Pero seamos todavía prudentes
Bueno, pues ya está aquí: lo que muchos no querían (al parecer) que llegara y los que muchos más llevan deseando desde hace meses: el fin del estado de alarma. Una alegría porque este final supone que la situación pandémica evoluciona en mejoría y puede que volvamos a la normalidad que conocíamos de antes de que llegara la Covid. La vieja y entrañable normalidad que no sabíamos que la amábamos hasta que la perdimos.
Pero como no queremos celebrar una macrofiesta para mostrar felicidad, sino que queremos seguir manteniendo una vida sana y tranquila, con paseos largos y rutas senderistas hermosas, recorreremos la senda que conecta Genalguacil y Casares, que es precisamente la etapa 28 de la Gran Senda de Málaga: 20 kilómetros de recorrido en el que la naturaleza nos golpea con su belleza.
El sendero comienza en Genalguacil y los primeros metros transcurren en el paraje del Cerecillo, tirando hacia el sureste desde el mirador de los Poyetes o de la Lomilla. Entre bancales, olivos y chumberas se ven encinas y alcornoques que anticipan el arroyo de la Pasada.
El tramo asciende pasando por la casa del Helechal con vistas hacia Genalguacil entre castaños, alcornoques y almendros hasta la carretera que va hacia el puerto de Peñas Blancas. En el puerto de la Loma, el sendero sigue subiendo y deja a la derecha las ruinas de un lagar con el curioso nombre de Nuestra Señora de Vallyvana.
El primer alto del camino es la loma de las Posteruelas. El descenso da paso a un par de miradores sobre los pueblos del bajo Genal. El amplio paisaje que se observa es el de sierra Bermeja y la loma de Benestepar.
El descenso por la cuesta de la Bañuela entre añosos alcornoques, es muy encajada entre pizarras y con vistas sobre la cuenca del río Almárchal y el rancho en la vega de Don Juan.
Entonces la vereda se pone más agreste al girar hacia el oeste: el antiguo camino pasa por las cabrerizas de la Mandanga o las Madres y lleva a la confluencia del Almárchal con la garganta de la Cueva del Vaque, donde está el charco de la Vega.
Tras cruzar el río la vereda sube por el paraje de las Rozas y desemboca en un carril que rodea una casa con huertos entre un frondoso alcornocal. Se cruza sin problemas el arroyo de la Zarza con sus roquedos tapizados de helechos y un poco después el bosque cobija a ambos lados del carril un castañar en el que sorprende el tamaño de los árboles, con vistas al blanco caserío de Genalguacil al llegar al hito del puerto del Lentisco.
Se pasan tres arroyuelos hasta llegar a la Alharía: la fuente del Gas, el arroyo de los Adrianes y el de los Caldereros. Se llega así al puerto de Barrionuevo, tras el que se localizan las principales construcciones de la Alharía o Ajería y de ese modo llegamos a la linde del monte del Duque, una finca cinegética que ocupa la cuenca del arroyo de los Zaharames y la garganta de las Alberquillas, entre el Genal y sierra Bermeja.
Continuamos y el trazado alcanza los Zaharames, que están a muy poca altitud, 130 metros sobre el nivel del mar, y marcan el ecuador del recorrido, subiendo hasta el puerto de las Viñas.
Los siguientes hitos son la huerta de Crespillo, la Ensillada del Amolador y los Coloradillos desde donde las dehesas de alcornoques se van sucediendo hasta llegar al puerto Paloma, un excelente mirador natural de sierra Crestellina y la garganta de la Alberquilla. Luego viene una zona más llana, el Cuartel, con naves para la tradicional saca de las corchas, una ermita y un pequeño helipuerto.
La majada de Madrid, cercada por cipreses y enormes alcornoques y quejigos, se encuentra cerca de la casa que se conoce como el Raspadero, donde se recortaban las panas de corcho para apilarlas y sacarlas del monte.
Sierra Crestellina está cada vez más cerca cuando se accede al puerto de los Guardas, desde donde se ve por primera vez el mar.
Más adelante, en el puerto de las Viñas es donde comienza el Paraje Natural: el camino empieza ahora a descender dejando a la derecha el arroyo del Albarrán.
Se suceden a izquierda y derecha las casas de campo mientras el arroyo se va encajando entre pinos, alcornoques, encinas, algarrobos y acebuches. Al fin se ve Casares delante, construida entre cortados y afilados picos y con el mar de fondo.
Lo que resta es llegar hasta la carretera de circunvalación de Casares, cruzarla y callejear buscando la plaza de España, donde nos tropezaremos con los cuatro caños de la fuente de Carlos III.
Si alguien se ha perdido con esta ruta, recordad que los muchachos deWikiloc han trazado toda la provincia, incluida esta etapa 28 de la Gran Senda de Málaga.
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