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Redescubriendo Málaga tras el coronavirus
Apenas siete kilómetros y menos de diez minutos en coche separan a Marbella y Ojén. Así de fácil es llegar a esta localidad cuya ubicación supone un enorme privilegio para sus vecinos.
Ruta: lineal.
Distancia: 17 kilómetros.
Dificultad: media.
Inicio: Marbella.
Meta: Ojén.
Tiempo: 6 horas aprox.
Pero el asunto no es llegar pronto y fácilmente a la localidad ojeneta, sino recorrer una senda que nos permitirá disfrutar de unos paisajes naturales de excepción: los de Sierra Blanca y Nagüeles. Entre subidas y bajadas, y más subidas y bajadas, recorreremos un amplio territorio de la provincia de Málaga.
La etapa 31 de la Gran Senda de Málaga enlaza a Marbella con Ojén a lo largo de 17 kilómetros, lo que nos llevará a estar caminando unas seis horas. Un tiempo que nos conducirá al otoño que se avecina y en el que, recemos, ojalá no tengamos que volver a estar encerrados de nuevo. Algo así no hay país que lo resista.
Por eso, vamos a comenzar, antes de que decidan confinarnos de nuevo. Debemos saber que los desniveles son importantes en esta senda, sobre todo en los ascensos, pero suelen realizarse en cortos tramos y la parte principal del recorrido utiliza siempre veredas tradicionales.
La ruta arranca en pleno casco urbano de Marbella, de la desembocadura del arroyo Guadalpín, ascendiendo hacia la calle Ramón Gómez de la Serna, por la avenida Ricardo Soriano, la avenida José Mora y Aragón, la avenida Butchinger y siguiendo por la calle Albinoni, que lleva a la cantera de Nagüeles, espacio reconvertido en auditorio para el Festival Starlite.
Desde aquí, por la zona del Romeral, se entra de lleno en Sierra Blanca y Nagüeles, dándonos la bienvenida a la naturaleza después de un buen trecho un pinar de pinos carrascos con algunos algarrobos y acebuches entremedias.
Por el camino del Romeral aparece el tajo de la Concha. La pista tiene numerosos ramales pero se sigue el central, que comienza a subir por la cañada de las Encinas hasta un cruce entre blancas calizas. La que sube se dirige a las minas de Buenavista pero nosotros seguiremos la que desciende y cruza el arroyo de las Piedras para más adelante ascender al puerto de los Pilones.
Un nuevo descenso y la posterior subida llevan al puerto de los Mochileros. Tras esto, una tercera bajada lleva, hacia el sur, a la urbanización Cascada de Camoján, mientras que nuestra senda sube por la cañada de la Janta.
De hecho, aquí tenemos la primera subida de importancia hasta el puerto de Camoján, desde el que se ven la cañada de los Monjes y la Cruz de Juanar, la bahía de Marbella y, en los días despejados, el Estrecho de Gibraltar e incluso los montes de Marruecos.
Desde este punto, hay que realizar un descenso en dirección norte hasta llegar al fondo del valle donde encontramos un denso pinar rodeando la ermita de los Monjes.
Nosotros ya dimos cuenta de una ruta breve para visitar esta ermita de los Monjes, una senda muy tranquila y sencilla, especialmente pensada para que las familias pasen un día en el campo y los niños desfoguen toda su energía.
De este edificio del siglo XVI queda muy poco y desde él hay veredas que ascienden a la montaña o bajan a Marbella. No obstante, la etapa que nosotros seguimos cruza el arroyo que tributa al Guadalpín entre antiguas terrazas de cultivo y asciende al puerto de las Golondrinas hasta el cruce de caminos del puerto de las Pitas.
Es entonces cuando tuerce hacia levante y emprendemos la bajada hacia el arroyo de la Laja y la subsiguiente subida al puerto del Pino, una atalaya auténticamente privilegiada.
Y otra vez, un fuerte descenso nos dirige a Puerto Rico Alto. La vegetación se torna frondosa, apareciendo incluso madroños y alcornoques y llega al arroyo de Puerto Rico.
Entre jaguarzos se emprende un suave tramo en busca de la hoya de los Cabañiles y el puerto de los Acebuches.
Más adelante, encima del corte de las minas del Peñoncillo, la senda está ya en el término municipal de Ojén que refulge entre las negras sierras.
La vegetación se torna espectacular en las lomas que rodean el arroyo del Tajo Negro desde donde, a través de una serie de curvas pronunciadas, llegamos a la zona occidental de Ojén donde culmina la etapa 31 de la Gran Senda de Málaga.
Alcanzamos así una localidad, entre la montaña y el mar, que está cerca de todo pero lejos de masificaciones. En Ojén los turistas de naturaleza hallan hermosos paisajes, además de un sinfín de propuestas deportivas en las que aprovechar lo que el entorno ofrece: senderos, rutas en bicicleta u ornitológicas y faunísticas...
Un pueblo blanco escondido que nos dará la bienvenida tras recorrer esta ruta de la Gran Senda de Málaga.
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