Ruta a la presa de Montejaque: visita a un hermoso pasado fallido
Redescubriendo Málaga
Enclavado en la etapa 24 de la Gran Senda de Málaga encontramos este rincón en la entrada de la cueva del Hundidero
Como si nos adentráramos en los restos de una ciudad secreta soviética
Si algo a estas alturas deberíamos tener claro es que la provincia de Málaga encierra un secreto, una sorpresa o una huella en cada uno de sus rincones. Fruto de un pasado extenso hasta decir basta, el territorio malagueño está marcado de hitos que bien merece la pena conocer.
Uno de estos puntos es la presa fallida de Montejaque, una infraestructura hidráulica enclavada en la etapa 24 de la Gran Senda de Málaga (de Ronda a la Benaoján), que bajo su sombra es fácil imaginar que nos encontramos ante una construcción de la Segunda Edad de la Tierra Media o, mejor aún, ante los restos de una ciudad científica secreta de la extinta URSS. Contemplarla es como mirar un punto jonbar hecho cemento en el continuo espacio tiempo. O algo por el estilo.
Que no se use esta edificación y su entorno para hacer una mala película de ciencia ficción es el verdadero misterio; sólo hay que ver las imágenes para comprender que es el lugar perfecto para ello.
La bóveda de la presa de Montejaque, o embalse de Hundidero, tiene una altura de 74 metros y se levantó en 1924 en un tiempo récord: en tan sólo nueves meses. Un parto que dio origen a una infraestructura que, en su tiempo, era la presa de cualquier tipología más alta de Andalucía, y el embalse bóveda más alto de España.
De hecho, levantada en una imponente garganta en la que se clava el río Gaduares, afluente del Guadiaro, esta construcción está enclavada por encima de la sima del sistema Hundidero-Gato, la cueva con mayor longitud de Andalucía y se debe considerar como la primera presa moderna construida en la nación (al sustituir la mampostería por hormigón) y, a la vez, y no por ello menos sorprendente, un gran fracaso histórico.
Situada a unos tres kilómetros de Montejaque y diseñada por el ingeniero Gruner para la Compañía Sevillana de Electricidad, tuvo una vida efímera debido a algo imprevisible: la permeabilidad del embalse se mostró incapaz de acumular volúmenes de agua significativos. El escaso desarrollo de los niveles impermeables del subsuelo donde se levanta hacen que el agua infiltre hasta los niveles kársticos del terreno haciendo imposible la acumulación de agua de manera permanente.
De este modo, en la actualidad la presa está abandonada y sin uso, lo que hace que disfrutemos de una obra de ingeniería tan hermosa e impresionante como inútil. Vamos, al igual que muchas personas.
Como hemos mencionado, el entorno de este fallido embalse bien merece un paseo. En el accidentado paisaje que lo rodea se da, por ejemplo, una gran riqueza de aves. Desde las impresionantes paredes verticales cortadas a cuchillo de la garganta veremos especies como el águila perdicera, el vencejo real, el roquero solitario o las chovas piquirrojas, entre otras.
El entorno es verdaderamente sobrecogedor: tanta magnitud rocosa nos recordará, al menos a aquellos más proclives a la humildad, lo pequeños que somos ante unas moles de piedra tan enormes. Y es que la cueva del Hundidero, con sus más de cincuenta metros de altura, es sencillamente espectacular.
Monumento natural de Andalucía está, como hemos dicho, en la garganta por la que discurre el río Gaduares o Campobuche y es la entrada del sistema Hundidero-Gato, un complejo único de galerías excavas en la roca por el río que atraviesa toda la sierra para reaparecer por la cueva del Gato, en Benaoján, separada cuatro kilómetros de esta entrada.
Un lugar, en definitiva, cargado de historia donde el orgullo del ser humano recibió un severo correctivo por parte de la Naturaleza. ¡Para que aprenda!
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