Ruta de los Tajos y la Cruz de Sierra de Camarolos: cumbres borrascosas versión Villanueva del Rosario
Senderismo
Una última senda para salir del 2019 por la puerta verde
Que el fin de año nos pille caminando
Y que 2020 nos depare el doble de paisajes que echarnos a las retinas
Los senderos que recorren el interior de la provincia de Málaga parece que no tienen fin. Podemos pasar la vida entera dando vueltas por el territorio malagueño y siempre habrá algo nuevo por descubrir (algo que para muchas personas parece que se traduce en nuevos sitios donde dejar basura. ¡Seamos más cívicos, hombre ya! ¡Pensad en la mirada inquisitiva de Greta Thunberg!). Uno de estos caminos por descubrir es la ruta de los Tajos y la Cruz de Sierra de Camarolos que parte de Villanueva del Rosario.
Ficha
Ruta: circular.
Distancia: 11,5 kilómetros aprox.
Dificultad: media/difícil.
Inicio y meta: Villanueva del Rosario.
Tiempo: 5-6 horas.
Cota mínima: 690 metros de altitud.
Cota máxima: 1.440 metros de altitud.
La Sierra de Camarolos se erige como frontera natural entre las comarcas de Nororma y la Axarquía y se extiende por Antequera, Alfarnate, Alfarnatejo, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco, siendo su cota máxima la del Pico Chamizo, situado a 1.546 metros de altitud.
En esta zona predomina la caliza, por lo que la Sierra de Camarolos alberga una orografía muy escarpada llena de numerosos tajos que se pueden disfrutar a lo largo de una ruta de una belleza salvaje, repleta de cumbres borrascosas dignas de cualquier apasionada y arrolladora historia de amor romántico y bandoleril.
Tajos y barrancos entre los que se abren senderos repletos de una vegetación compuesta por pinos, encinas, quejigos y numerosas especies de matorral, donde la variedad de colores, panorámicos paisajes y formas de relieve imposibles nos provocará un ataque del mal de Stendhal si no vamos con cuidado y lo más bonito que hemos visto en meses es el fondo de pantalla de nuestras tabletas.
La ruta de los Tajos y la Cruz de Sierra de Camarolos es una senda circular y arranca desde Villanueva del Rosario, concretamente en la Fuente Vieja, en el Camino de Hondonero. Es relativamente corta, un poco más de once kilómetros, pero tiene una dificutad media tirando a alta porque asciende hasta coronar el Cerro de la Cruz de Camarolos que se encuentra a 1.440 metros de altitud. A cambio, en pago por el esfuerzo disfrutaremos de la visión de los pinares del cerro Cazorla y las inmediaciones del Tajo de la Madera, de bosques mixtos de encinas y arces y, con suerte, de las cabras montesas que habitan estas escarpadas laderas.
De hecho, la Sierra de Camarolos es un auténtico paraíso para esta especie, de modo que su abundancia es, sencillamente, impresionante. Los rebaños salvajes de hembras y crías pequeñas se pueden ver con facilidad desde diversos puntos del recorrido, mientras que los machos cabríos, más esquivos y escasos, son más difíciles de vislumbrar.
Pero comencemos de una vez que la ruta no se va a andar sola. Como decíamos, el inicio se sitúa en la Fuente Vieja. Desde este punto enfilamos el camino y llegamos a la ermita de la Virgen del Rosario. La Virgen del Rosario, como bien nos indica el topónimo, es la patrona de la localidad. Esta iglesia destaca por su blancura en un entorno en el que el verde es la norma. Desde este punto, seguiremos recto el camino, descendiendo hacia el nacimiento del río Cerezo, también conocido como El Chorro, donde el agua surge de la montaña tapizando de musgo sus laderas siempre húmedas.
Desde esta primera bajada ya toca subir, así que nos encaminamos hacia el Tajo de los Portillos, que es la primera elevación que nos echa a la cara la Sierra de Camarolos, y que supone la pared de piedra que limita el arroyo de los Portillos. Un muro de roca teñido de negro debido a la acusada humedad que concentra.
Siguiendo el carril de Hondonero deberíamos llegar a la Fuente de la Zarza, cerca del cual se encuentra un gran pinar. Esta fuente se encuentra muy próxima al nuevo corte en la roca de la sierra que vislumbraremos: el Tajo de la Madera, que se encuentran en el margen del camino de ascensión hasta Hondonero.
Así, dejando atrás este carril, caminando y ascendiendo, y cerca de los tres kilómetros desde el punto de inicio, llegamos a dicho Tajo de la Madera que es un de los accidentes geográficos más singulares y representativos de la zona.
Y es que, gracias a la peculiar forma que adopta, superando la verticalidad en algunos de sus tramos, es un reclamo no sólo para los senderistas de motaña, sino también para los aficionados a la escalda, ya que en este tajo se encuentran algunas de las vías de escalada más dificultosas y atractivas de esta sierra.
Tras dejar el Tajo de la Madera atrás, continuamos el ascenso y alcanzaos el conocido como Tajo del Saltillo del Conejo, el cual actúa como límite de un prado situado en un altiplano. En la base de este precipicio se encuentra un antiguo refugio para los pastores que tenían el ganado pastando en la zona.
El ascenso ya es acuciado y exigente desde este punto. Iremos subiendo poco a poco hasta llegar al Cerro de la Cruz, punto álgido de la ruta y en la que podremos realizar una parada para contemplar las vistas. Como decimos, el terreno es escarpado y está lleno de piedras, por lo que la precaución será la norma y dejaremos lo de hacer el tonto para cuando regresemos a Villanueva del Rosario para tomar un merecido y contundente almuerzo.
Una vez que hemos alcanzado el Cerro de la Cruz, comienza de nuevo el descenso y el camino de regreso. De este modo, bajamos hacia el Hoyo Díaz, que es una resultona dolina, o torca, de grandes dimensiones. El Hoyo Díaz, que se encuentra a unos nueve kilómetros del inicio de la ruta, es una depresión rodeada de cerros en su alrededor de forma que toda el agua que precipita en ella es filtrada hacia el interior del acuífero de la propia sierra.
Un filtro natural que dejamos atrás y desde el cual descendemos hacia el próximo tajo de la senda: el Tajo de la Avioneta. El nombre de este barranco le viene porque en él se estrelló una avioneta hace muchas décadas; el ingenio humano no conoce límites.
Cerca de este tajo, y entre los grandes cortes y barrancos que jalonan esta sierra por su vertiente norte, encontramos una de las vías de escalada más dificultosas del mundo, bautizada como Chilam Balam y sólo apta para esas personas que tienen genes de cabra montés en su ADN.
Desde este punto ya no hay pérdida: después de bajar hasta la base de la Sierra de Camarolos, nos adentramos en los olivos tomando un camino agrícola que cruza el río Cerezo por un pequeño puente.
Si seguimos este sendero, regresaremos hasta Villanueva del Rosario con la sensación de haber gastado el día de modo muy provechoso, en lugar de, por ejemplo, estar en casa tranquilos, acoplados plácidamente en el sofá, mirando el techo y pensando en qué punto de nuestras vidas nos equivocamos irremediablemente.
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