El Pimpi Florida es uno de los restaurantes destacados por la Guía Repsol.
La barra del Pimpi Florida. / Javier Albiñana

Alrededor de una barra es donde posiblemente, entre amigos y familiares, algunos de nosotros hemos pasado nuestras mejores tardes y noches, donde más anécdotas hemos acumulado, donde entre vinos, cerveza y tapas hemos llegado no sólo el estómago, sino también el alma y el corazón. Málaga cuenta con algunas de esas barras, de bares y tabernas tan mágicos y especiales, en las que se come, bebe y está como en ningún sitio, que no podíamos dejar pasarlos por alto.

Pimpi Florida

Si no has estado en el Pimpi Florida, dejado un foto de carné en alguno de sus cuadros junto a cientos de rostros desconocidos (o no tanto) y has sido alzado hasta el cielo y llevado como cualquier procesión de Semana Santa de una punta a otra de su barra, no sé qué has estado haciendo todo este tiempo en Málaga.

El Pimpi Florida es uno de esos rincones a los que cualquier malagueño de bien lleva a sus amigos de otras ciudades, donde pasarlo bien es intrínseco mientras se disfrutan de unos buenos gambones o navajas, mientras se moja el pan en las gambas al pil-pil y donde hasta la lechuga tiene un sabor especial. La música no falta en su interior, así como un día sin estar atiborrado de gente. Si quieres pillar sitio, yo que tú haría cola desde las 20:30, su hora de apertura.

La Tranca

El misticismo, auro y tipismo que puede arrojar el Pimpi Florida es similar en La Tranca, otra de esas barras que invitan a quedarse, a no irse. Mientras suenan grandes clásicos de la música española y escuchas como entona el camarero algunos versos, te puedes ir pidiendo algunas de sus empanadas –que lleva los nombres de las grandes de España, de la Jurado a a Pantoja pasando por Lola o Marujita– o tostas, de esas que no fallan, entre caña y caña o alguno de los vinos dulces de Málaga que tienen, siempre tan acertados como reconfortantes. Los pimientos de padrón, las albóndigas o los ibéricos, no fallan tampoco.

Colmado 93

También en calle Carretería, a pocos metros de La Tranca, podemos encontrar Colmado 93, otra pequeña taberna, con una barra pequeña pero de las que atrapa –sobre todo ahora que está la calle en obras–. Siempre suelen estar hasta arriba, de ahí que sea normal ver a gente disfrutan del lugar desde fuera. Chacinas, quesos, salazones y ahumados, y en el orden que quieras, porque en esto no lo altera el producto, el producto habla por sí solo. Buen variedad de tapas y unas pulguitas que quitan el sentido.

Antigua Casa de Guardia

Pocos sitios con más historia y más clásicos que la Antigua Casa de Guardia, otra de esas barras que no pueden fallar en Málaga, un símbolo de la ciudad y que abre también a un buen número de turistas por ser vinacoteca, con el pajarete como gran referente entre sus comandas. Eso sí, cabe recordar que de lunes a jueves cierran a las 22:00, viernes y sábados a las 22:45 y domingos al mediodía (15:00).

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