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En la provincia de Málaga se pueden encontrar muchas cascadas y saltos de agua, pero posiblemente este que encontramos en la pequeña aldea Jorox es especialmente singular y altamente recomendable para visitar para rebajar un poco las temperaturas con su increíble piscina natural, el conocido como Charco de la Caldera. La aldea de Jorox, que forma parte de Alozaina, posee una historia peculiar que aún se percibe en sus calles, donde el agua corre por acequias y se escucha incluso durante los días más calurosos del verano. Debido a su localización en medio de sierras de roca caliza y fuentes de agua, los antiguos canales de origen musulmán continúan operando en esta área.
Cerca del pueblo, se encuentra esta hermosa cascada de agua azulada, refrescante y de gran belleza de algo más de 20 metros que viene a dar al Charco de la Caldera. Aunque pequeña, esta cascada ofrece un merecido descanso tras completar el corto pero exigente sendero que conduce hasta ella. Jorox es una aldea diminuta donde se aconseja no entrar en coche, dejando el vehículo en las afueras para evitar inconvenientes. Vale la pena hacer una parada en la venta del pueblo y explorar los alrededores de la Sierra de las Nieves, que brinda numerosas oportunidades para enriquecer la visita, destacando el barranquismo como uno de los principales atractivos de la zona.
Sin lugar a dudas, Jorox es uno de esos lugares idílicos dispersos por la provincia de Málaga. Las casitas del diseminado se extienden sobre un travertino, dominado por bancales a distintas alturas, donde crecen diversos árboles frutales. El nacimiento del río Jorox se encuentra justo debajo del puente de la carretera. Al brotar, una parte del caudal se desvía a través de una toma que lo distribuye por un laberinto de acequias destinadas al riego. Antiguamente, esta agua se utilizaba para los molinos de harina y aceite. En la meseta que domina este valle cerrado, se pueden observar algunas cuevas habitadas por las primeras sociedades humanas.
Cabe destacar que el acceso a la charca se realiza a través de unas piedras sueltas y poco consistentes. Debido a su ubicación y orientación, el sol apenas se deja ver. La piscina natural del Charco de la Caldera, amplia y cristalina, tiene profundidad en todas partes salvo en la orilla. Detrás de la cascada, se encuentra una pequeña cavidad donde es posible sentarse y observar la caída del agua. Llama la atención un algarrobo arraigado en la roca, extendido con un tronco curiosamente entrelazado. El constante paso del agua en el salto ha esculpido una hermosa toba colgante. También destacar que el espacio disponible para sentarse o extender la toalla es muy reducido.
Desde Alozaina debemos seguir la A-366 (Ronda-Málaga) en dirección a Yunquera. Después de recorrer unos cinco kilómetros giramos a la izquierda hacia la pedanía de Jorox. Aparcamos en el ensanche junto a la ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz. Caminamos unos metros calle abajo y pasamos a la izquierda por un puentecito que nos asoma al barranco de Jorox. Acaba este precioso camino junto a una curva del ramal de acceso al poblado. De allí se toma un sendero que baja por el pinar hasta el cauce del río Jorox. La cascada y la poza se hallan ocultas por la maraña vegetal. Tras sortear unos pedruscos, vislumbramos la preciosa poza y la cascada de 22 metros de altura.
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