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La receta es simple, una mezcla que suma agua, harina y sal, para luego llevarla a freír en aceite de oliva o girasol hasta alcanzar una textura crocante que tan locos nos vuelven a los españoles. Sí, hablamos de los churros, los tejeringos como decimos en Málaga, posiblemente uno de los grandes manjares simples de nuestra cocina, uno de los reyes en las meriendas, especialmente cuando el frío aprieta, por eso de que es costumbre mojarlos en chocolate –otros se conforman con el café–. Hablamos esta vez de ellos porque han elegido una churrería de Málaga, concretamente de Marbella, como una de las mejores de España, la única en toda Andalucía.
La Churrería Ramón, en la céntrica Plaza de los Naranjos de Marbella, ha sido incluida en el mapa de las 10 mejores churrerías de España de The Gourmet Journal, compartiendo prestigio con iconos como la Chocolatería San Ginés o La Antigua Churrería, ambas de Madrid. "Un clásico de la Costa del Sol desde 1941. Regentado por Pepe Navas, hijo de Ramón. Aquí los tejeringos, churros en Andalucía, son de masa hueco, similar a los buñuelos y de grosor aproximado de un dedo. Ya en la mesa se cortan y si lo desea, se espolvorean con azúcar. Imprescindible visita", destacan desde The Gourmet Journal.
Y es que ChurreríaRamón es posiblemente la churrería más famosa de Marbella, también alabada por la Guía Repsol, que afirman que "desde el año 1941, cuando Ramón Navas fundó el negocio, aquí se han servido churros bien hechos, siguiendo una receta familiar con algún que otro ingrediente secreto, pero ha ido su hijo Pepe quien ha multiplicado su fama", un lugar ideal en el que disfrutar también de buenos zumos y donde no hay que dudar de acompañar al chocolate en su terraza: "Dice Dani García que en Marbella se encuentra la alta cocina de los churros; este local es uno de sus máximos ejemplos".
El secreto de los churros de ChurreríaRamón, para que sean tan ligeros y a la vez crujientes, radica en una receta que ha pasado a través de siete décadas intacta, con el uso de una buena harina de trigo selecta, agua a una temperatura concreta, masa homogénea y un aceite de alta calidad que se cambia todos los días para ejecutar, con mucha técnica, una fritura que no deja dudas de las alabanzas que despierta.
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